Reinos de Sangre

02-"La Aldea de Kandia"

Aquella noche estaba siendo muy dificíl para Ezquiel.
No solo por el hecho de sentirse culpable por haber retrasado el viaje de su compañero, sino también por la incertidumbre generada con respecto a la misteriosa figura que tanto terror le había causado, sin ninguna razón aparente. Decidió no darle más vueltas al asunto y intentar dormir un poco.

Esta vez después de mucho tiempo, soñó con algo diferente.
Se encontraba en un salón muy lujoso, las paredes estaban revestidas totalmente de un material dorado de apariencia muy fina, parecían de oro.
Tres hombres vestidos con túnica negra se inclinaban en señal de reverencia ante lo que parecía ser un rey, por su apariencia y por la protección que este estaba recibiendo, ya que varios hombres de aspecto fuerte posaban a su lado.
-con todo respeto, su majestad... Los nuestros no pueden permitir que se quede con el muchacho- Dijó uno de los hombres vestido de oscuro.
Un silencio incómodo invadió la sala del trono por unos momentos.
-No voy a dejar que se lo lleven...Es mi hijo..lleva mi sangre en sus venas, él será el Príncipe de este reino- respondió el rey con mucha convicción, rompiendo aquel silencio.
El misterioso hombre encapuchado dejó su pose de reverencia y se puso de pie. Las personas que protegían al rey también lo hicieron.
-No es la respuesta que esperaba... El niño también posee sangre de los nuestros. Y eso lo hace más valioso... De ninguna manera podemos permitir que semejante poder caiga en manos de humanos ordinarios.- Replicó el encapuchado con tono despectivo.
El rey se puso de pie también, perdiendo la calma.
-Se atreven a infiltrarse en mi reino..en mi palacio... Sin siquiera revelar su identidad ni dónde provienen... Y no solo eso...¡Sino que exigen llevarse a mi hijo!-Exclamó con furia.

Sin perder la tranquilidad, el hombre encapuchado le dió la espalda.
-Tú mismo lo estás diciendo, necio rey... siendo apenas tres personas logramos burlar la seguridad de tu preciado reino... imagínate un ejército de nosotros. La guardia real que te rodea nada podría hacer...-Respondió el misterioso sujeto.
El aparente líder de los tres sujetos hizo una señal con la mano y se dispusieron a partir de aquel lugar. 
-No escaparán tan fácilmente de este lugar...¡Guardia real de Wasser, tienen permiso para atacar!- Bramó el rey y dicho esto, sus hombres desenfundaron sus espadas, todas diferentes, pero impresionantemente lujosas e imponentes.
Con una gran agilidad los misteriosos hombres oscuros se lanzaron desde el ventanal de aquel palacio.
La guardia real con sus armas mágicas en mano, hizo lo mismo, persiguiéndolos.
-No dejaré que te aparten de mi, hijo- murmuró el rey, observándolo con una mirada llena de emociones.
Lo que no sabía, era que el niño no estaba durmiendo, había visto y escuchado toda la conversación.
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Ezquiel despertó sobresaltado.
No sabía si dicho sueño había sido un hecho real o simplemente era una escena producto de su imaginación. Pero lo que si sabía era que si aquello llegaba a formar parte de su pasado, realmente por primera vez podría haber obtenido información muy valiosa para saber más de sus orígenes.
" El reino de Wasser...uno de los tres grandes reinos...¿de verdad tengo algo que ver con ese lugar?" Pensó con más duda que certeza.
-Hasta que despertaste, bella durmiente-Dijó Derek en tono burlón, sacandolo de sus pensamientos. -Anoche fuiste un completo idiota al intentar pelear contra esos soldados-Agregó, mientras afilaba su cuchillo contra una roca.
-¡Estaba todo bajo control!, hasta que...!
-Fuiste un gran imbecíl... no hay excusas.. yo no entrené a un niño durante un año para que muera peleando contra gente tan debil...
Ezquiel agachó la cabeza, avergonzado.
-Desviar la vista de la batalla no es algo que yo te haya enseñado-Murmuró Derek suspirando.
El niño volvió a alzar la vista un poco más animado.
-¡¿Tu tambíen lo viste no?!, ¿Que era?.
El joven se mantuvo pensativo unos momentos, como midiendo sus palabras.
-No estoy seguro- Respondió finalmente. 
A Ezquiel no le convenció aquella respuesta, tenía la certeza de que su compañero sabía más de lo que quería contarle. Por su propio bienestar físico decidió conformarse y no seguir interrogándolo.
Derek se acercó al joven y lo miró fijamente.
-Hay personas muy poderosas en este mundo...mucho más de lo que te imaginas, niño...si sigues siendo imprudente no llegarás lejos. Soy tu única oportunidad de sobrevivir actualmente. Tu único trabajo es no alejarte demasiado de mí.
Al niño no le gustó demasiado que su compañero lo tratara de debíl. Derek no lo respetaba ni confiaba en él en absoluto, Pero se limitó a asentir con la cabeza levemente, de mala gana.
El joven se incorporó del suelo y comenzó a caminar, dandole la espalda al chico.
-Estamos a solo un par de kilometros de nuestro objetivo, si nos apuramos podemos llegar antes de que anochezca..-Dijó sin voltear el rostro del camino. Y ambos se pusieron en marcha nuevamente.
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Un hermoso atardecer aparecía frente a los ojos de los jovenes cuando estos llegaron a su destino. Una pequeña aldea, conformada por varios humildes hogares construidos con paja. Por un breve momento, Ezquiel pensó que se trataba del lugar de su primer sueño, pero observando bien los alrededores se dio cuenta de que aquella era diferente, por lo que se tranquilizó.
En lo que parecía ser una pequeña entrada hecha de madera, posaban dos personas con lanzas. Derek se acercó y intercambió un par de palabras con ellos, luego los dos hombres se movieron a un lado, abriendole paso.
El joven pasó y se internó dentro, pero cuando Ezquiel quizo seguirlo, una mano lo tomó por el hombro.
-Viene conmigo- Dijó Derek sin voltear la vista ni detener su caminata.
El hombre que había tomado al niño por el hombro lo soltó de mala gana. Mirandolo desconfiadamente y sin emitir palabra alguna, lo dejó pasar.



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En el texto hay: fantasia, dolor

Editado: 25.12.2018

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