Reladescentes

6: Flor.

Viernes, 11:32 p.m

Estaba chateando con Flor. También mientras esperaba a que jugara, estaba jugando en la 
computadora. Amaba los videojuegos.

—Y ¿qué haremos mañana en el parque? 11:35 p.m—Pregunta flor.

—Pues, conocernos más, siempre me has parecido interesante. 11:37 p.m

—¿Yo interesante? Pero si siempre estoy callada, soy aburrida, no hago nada interesante, sólo un 
trabajo que me asignó mi mamá porque en otro lado no me gusta. 11:37 p.m

—Pues, así soy yo, tenemos cosas en común. ¿Por qué no te gustaría trabajar en otro lado? 11:40 
p.m

—Porque soy tímida, sólo que creo que no lo has notado, si no me siento en confianza o que donde 
trabaje haya gente de confianza, me cuesta trabajar, entonces mi excusa es que nunca conseguía 
trabajo o cualquier cosa para que mi mamá no se ponga intensa. 11:41 p.m

—Así son conmigo, me decían que trabajara, pero no me costó tanto conseguirlo, pero si salgo de 
aquí, no sé qué hacer o a dónde iría, esto es lo que más me gusta, este trabajo. 11:48 p.m

—Si, bueno, aquí estás, trabajando conmigo, supongo que hiciste una nueva amiga jajaja. 11:49 p.m

—Si, muy linda y que me cae muy bien, por cierto. 11:54 p.m

—¿Linda? ¿yo? ¿no te habrás confundido con otra? 11.55 p.m

—No, es contigo, eres linda y lo sabes. 11:55 p.m —Al fin se lo dije, y al fin acepté en mi mismo que 
siento una atracción hacia ella.

—Bueno... gracias, pero no mientas, eso es malo. 11:56 p.m

—No te miento, es en serio. 12:02 a.m

—Bueno, te creeré, me voy a dormir. Descansa. 12:03 a.m

—¿Por qué te vas? 12:05 a.m

—Porque tengo sueño, mira la hora que es. 12:05 a.m

—Pero quédate conmigo, hablemos, total, ya es sábado. 12:06 a.m

—Pero cómo me quedo contigo si respondes lento. 12:06 a.m

—Ay, disculpa, es que estaba ocupado revisando unas cosas —No le iba a decir que estaba jugando 
jueguitos de disparos—, apagaré la computadora si me prometes que hablaremos ¿va? 12:07 a.m

—Está bien, pero hasta la una, realmente si tengo un poco de sueño. 12:07 a.m

—Te quiero conocer más, ¿nos hacemos preguntas? 12:07 a.m

—Está bien. 12:08 a.m

Comenzamos a hacernos preguntas, a conocernos más. Antes de dormirnos, le hago una pregunta 
interesante.

—¿Qué piensas o sientes por mi? 12:51 a.m

Dura varios minutos para responder.

—¿Qué siento por ti? bueno, me gustó este día de hoy, hablamos bastante y veo que tenemos varias 
cosas en común. Eres una persona interesante, y también me pareces atractivo, quizás sienta una 
leve atracción, ojo, atracción. Espero y mañana, o bueno, más tarde, sea un día muy cool. 12:57 a.m

—Ok, no me esperaba esa. Cada vez tenemos más cosas en común, me gusta. 12:58 a.m

—¿Por qué lo dices? 12:58 a.m

—¿Qué cosa? 12:58 a.m

—Sobre las cosas en común. 12:58 a.m

—Lo dejaré a tu imaginación. 12:59 a.m —Claramente me refería a que también sentía una leve 
atracción, pero quería que ella misma lo dedujera o quedara con la intriga.

—Bueno, ya es la una de la mañana. Voy a dormir. Buenas noches, descansa. 1:00 a.m

—Qué puntual, está bien, también iré a dormir, descansa igualmente. 1:00 a.m

—Vale. 1:01 a.m

Sábado, 2:03 p.m.

Tenía dos minutos esperando en la entrada a Flor, pero no la veía.

—Hola. —Alguien me toca por la espalda.

—Hola, Flor.

—Disculpa por el retraso, mi mamá me había pedido un favor antes de salir.

—Tranquila, vamos a entrar.

Entramos al parque, dimos unas vueltas por el parque para buscar un lugar dónde sentarnos. 
Duramos horas y horas hablando, riéndonos, luego fuimos a comer dulces, a ella le encantaba el 
banana split, así que le regalé uno y yo me comí otro, estaba muy contento y ella parecía estarlo 
también.

—Vamos a cerrar en unos minutos, le pedimos a todos que por favor se retiren. —Un trabajador en 
una bicicleta estaba informando por una bocina cerca de nosotros.

—¿Qué hora es? —Consulta Flor.

—Las 4:53 p.m.

—Ellos cierran a las cinco, como es sábado cierran antes.

—Oh, claro. ¿A dónde vamos?

—Pues, no sé, dime tú.

—¿Quisieras venir a mi casa?

Duró unos segundos en responder, con una pequeña sonrisa.

—Bueno, está bien.

Nos dirigimos a mi casa. Entramos, le ofrecí agua porque la caminata era larga, tenía la costumbre 
de siempre ofrecer agua, sé lo que se siente que uno mismo tenga que pedir agua porque en algunas 
casas ajenas no te ofrecen.

—¿Quieres ver una película?

—¿Cuál tienes? —Pregunta Flor.

—Dime tú cual quieres ver.

—Oh, ¿tienes Netflix?

—Claro.

—Está bien.

Subimos las escaleras y llegamos a mi cuarto. Estaba ordenado, sabía que podía invitar a Flor, así 
que despues de varias semanas, lo limpié y ordené. Nos sentamos en mi cama, pusimos la película 
que ella quiso, nos acostamos y comenzamos a verla.

Luego, de varios minutos, sinceramente no estaba concentrado en la película, estaba pensando en 
cómo besar a flor, en qué momento agarrarla. Ella no es una chica atrevida, era un poco inocente, y 
se observaba que tal vez si la intentaba besar, me daría una cachetada o pediría ayuda porque un chico la quiere violar.

En un instante, no me di cuenta en qué momento, pero estabamos muy cerca, giraba un poco la cara y mis labios ya rozarían en su rostro. Estaba oscura la habitación, ya era casi de noche y yo tenía cortinas. Ella no me dijo para prender la luz, para mi era mejor. Me quedé viendo su cara, como un niño cuando ve juguetes, feliz. Cuando ella me mira, porque habrá percibido mi mirada, no me resistí, mis impulsos fueron más fuertes. Le robé un beso. Ella quedó paralizada, me miró unos segundos, sonrió, se 
sentó y siguió viendo la película.



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En el texto hay: adolescente, historias, psicologo

Editado: 23.04.2020

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