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Javier había sido muy allegado a mi desde ya hace mucho, pues también compartía mi misma pasión por la letras y la poesía; es así que en el ocaso de un dia muy sombrío cubiertos tan solo por el frívolo manto nocturno, me relato su historia.

La tarde se teñía de un anaranjado muy opaco, ya casi el sol se había ocultado detrás de las colinas que dibujan el horizonte, unas cuantas estrellas se incrustaban en el firmamento anhelando que el astro rey desfallecerá para poder adornar el oscuro y efímero manto celestino, la brisa que corría por todas partes era helado, las pocas hojas que quedaban en los árboles vacilaban al vaivén de un susurro estrepitoso; unas cuantas nubecillas adornaban aquel ocaso como si se tratara de un lienzo pintado por un niño.. Las luces de la cuidad poco a poco empezaron a iluminar las lúgubres calles de la misma, y aquel eco ruidoso de los autos; muchos regresando a casa y otros continuando con su labor normal, empezaron a tomarse el apacible sonido de soledad que durante algunas horas se escuchaban.

Distraído por la brisa de los conflictos que rodeaba el entorno de una sociedad que cambiaba continuamente, decidí tomar un pequeño descansando; cuando de repente en la lejanía se disipaba una silueta casi extinta cuan si fuera una sombra en medio de oscuras grietas y con la cabeza entre sus hombros se asimilaba a un fantasma errante en busca de su pendiente, realmente me sorprendí cuando ya se encontraba mas cerca; pues un rostro familiar reconocía en aquel ser; se trataba de un gran amigo, al principio pensé en dejarlo pasar; imaginaba que no le gustaría ser molestado,pues su semblante lúgubre daba a pensar eso,  pero en cuanto estuvo frente a mi alzo su cabeza y aquel rostro de tristeza lo oculto, después simplemente me saludó como si nada le ocurrierá. Siempre fue así no importaba la magnitud de su tristeza, siempre mostraba una sonrisa ante todos, aparentando felicidad espontanea a todo momento; se sentó junto a mi y empezamos a conversar de muchas cosas, ya que hace mucho que no nos veíamos; pero hubo unos breves instantes en que su mirada se perdía en un pasado que no fue y un futuro que pudo ser, y decidí preguntarle en forma burlona.