Relato de un valiente

10. Desahogo

Cuando la luna se colocó en su punto más alto, un chico herido se despertó. La imagen era difusa, una silueta se veía a lo lejos. Merphel intentó incorporarse, pero el dolor recorriendo su cuerpo le impidió moverse, resultando en un leve gemido y llamando la atención de la silueta.

—Cuidado —se escuchó una voz proveniente de la figura—. Sigues herido.

El chico percibió el ruido de una silla siendo arrastrada, la silueta la había acercado para sentarse. Poco a poco el entorno perdía su característica difuminación para dar paso a una escena clara, se encontraba acostado en su propia cama, rodeado de todos los objetos con los que había vivido toda su vida. Una vela prendida se hallaba en la mesa para iluminar el lugar. A su lado se encontraba Shecil, tenía unas llamativas ojeras que no hacían juego con sus grandes ojos verdes.

—¿Qué ocurrió? —preguntó el arquero.

—Caíste desde muy alto.

Acontecimientos antes del desmayo aparecieron en la mente de Merphel.

—¿En serio? Se siente más como si me hubieran atravesado los brazos —respondió el chico de forma sarcástica. La chica abrió los ojos ante el inesperado humor de Merphel.

—Bueno, sí... —respondió ella—. Pero le puse piedras a las puntas para no dañarte tanto.

—Gracias por tu consideración —dijo antes de reírse por la irónica respuesta. No tardó mucho en detenerse debido al dolor recorriendo su cuerpo, dando paso a a los quejidos—. Duele...

—¡Te dije que no te movieras! —Shecil se acercó para revisar las heridas de su abdomen expuesto, poco a poco recorrió con la mirada todos los moretones hasta que ya no pudo más y agarró con fuerza la mano de Merphel, miró los ojos del chico mientras las lágrimas salían de su cara temblorosa—. ¡Perdóname! ¡Por favor, perdóname por todo lo que te hice!

Ver de esa manera a la persona más fuerte que haya conocido le mostró a Merphel un aspecto de su vida que jamás pensó conocer, no sabía cómo actuar en esa situación.

—Shecil, no es tu culp...

—¡Sí lo es! —gritó—. ¡Todo esto pasó por mi estúpido duelo! ¡Yo te lástime! ¡Yo te humillé! —se hincó y puso su cabeza sobre la mano de Merphel, presionó con fuerza sin darse cuenta—. Yo acabé con tu vida...

Él chico recordó aquel sueño durante su desmayo, sintió como el pecho se le presionaba por una fuerza invisible, no tenía idea de como ella sufrió culpándose por todo lo que él mismo se había causado. Intentó no llorar, pero no pudo evitarlo.

Shecil al verlo, se acercó a abrazarlo. Él lo aceptó, quedando ambos en un estado de desahogo constante. Así duraron hasta que cada una de las penas fueran liberadas, entonces ella se separó lentamente.

—¿Podrías regresar a la academia? —preguntó—. Todos te extrañan.

—Sí, está bien —respondió Merphel con una sonrisa.

—Gracias —sonrió de vuelta, sus ojos se iluminaron.

—No Shecil, gracias a ti. Me pusiste los pies en la tierra.

La cara de Shecil se puso colorada, no esperaba esa respuesta. Volteó a otro lado esperando que no se diera cuenta, luego preguntó:

—¿P-por qué cambiaste?

—¿A qué te refieres?

—Sí, antes saliste corriendo, pero ahora pareciera no importarte.

—Ah, bueno... —Merphel miró al techo, no sabía si decirle lo sucedido dentro de su mente—. Digamos que tuve un sueño poco usual.

—¿Un sueño? —dijo Shecil mientras levantaba la ceja.

—No importa, por cierto, ¿cómo me encontraste?

La chica se levantó de la silla y mostró una sonrisa, con velocidad apuntó con su dedo a uno de sus ojos.

—Eso es porque tengo vista de águila —respondió sacando la lengua.

—No, lo digo en serio.

—No es broma, puedo ver muchos kilómetros con bastante claridad. Cuando te busqué en la cima de la muralla, vi humo salir de una parte del bosque, solo fue cuestión de tiempo.

—Increíble, ¿Qué hay de la cueva?

—No sabía de ella, sólo te perseguí por ella.

—¿En completa oscuridad?

—Sí, mis ojos son muy útiles.

—Yo diría inhumanos. No será fácil superarte.

—¿Superarme?

—¿Qué? ¿Creíste que iba a quedarme con los brazos cruzados? Solo espera Shecil, seré el mejor arquero del mundo.

Ella se echó a reír.

—No entiendo cómo puedes pensar en eso ahora. Adelante, te estaré esperando.

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Merphel se quedó solo en su habitación, era bastante noche y no podía dormir a causa de todos los acontecimientos que vivió recién. Miró la ventana al lado de su cama, podía ver la luna iluminarse.

—Te la debo también, Galt —se dijo—. Ayudándome incluso sin estar aquí. Espero verte pronto, primo.

Con una paz interior, el arquero cerró los ojos y esperó a ser alcanzado por el mundo onírico.



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En el texto hay: fantasia, aventura epica, accion

Editado: 24.05.2021

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