Relatos

ocho

Canción: exile - Taylor Swift (feat. Bon Iver)

Nunca pensé que una canción podría encapsular tanto dolor y desilusión, pero ahí estaba una y otra vez escuchando la misma canción, resonando en mi habitación como un eco de mis propios pensamientos.

Todo comenzó en el verano, cuando te conocí. Fue un encuentro casual, en una cafetería a las afueras de la ciudad. Tus ojos azules brillaban con una mezcla de misterio y melancolía, y desde ese momento, supe que mi vida cambiaría para siempre.

Al principio, todo era perfecto. Pasábamos horas hablando de todo y de nada, riéndonos de chistes tontos y soñando con un futuro juntos. Pero a medida que pasaba el tiempo, las grietas empezaron a aparecer. Las discusiones pequeñas se convirtieron en grandes desacuerdos, y las promesas de amor eterno se desvanecieron como niebla en la mañana.

No sabía lo que había cambiado, si era algo que había hecho yo o era otra cosa, pero no podía evitar sentir la angustia que sentía, y ver que esta frase era correcta "I think I've seen this film before, and I didn't like the ending" me hizo pensar que se acercaba nuestro fin, el fin de esta relación a la cual me estaba aferrando con todas mis fuerzas, pero ya no había forma de salvarla.

Cierro los ojos y logro ver destellos de momentos felices, las sonrisas compartidas, miradas profundas, promesas susurradas en la oscuridad de la noche. Me encantaba la forma en que solías sonreír cuando estábamos juntos. Había una chispa en tus ojos que iluminaba mi mundo. Éramos jóvenes y nos sentíamos invencibles, como si el amor fuera suficiente para superar cualquier obstáculo. Pero el amor no siempre es suficiente. Los desacuerdos y las palabras que quedaron sin decir, hicieron que nos perdiéramos en un laberinto de malentendidos y expectativas no cumplidas, hasta que no quedó más que el silencio entre nosotros.

Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses, mientras nuestra conexión se desvanecía lentamente y comenzamos a caminar sobre un delgado hilo que se rompería en cualquier momento, nuestro tiempo estaba llegando a su fin, la cuenta atrás se estaba terminando.

Extraño cómo solíamos ser, cómo nos perdimos en lo que creíamos era amor, como nuestros momentos más íntimos terminaron siendo efímeros y olvidables. Pero ahora, aquí estoy, en el exilio de nuestros recuerdos compartidos.

Me encontraba llorando, casi todos los días por la perdida, sintiendome desolada y vacía, ya que mi amor no fue suficiente para nuestra relación.

Todo estaba delante de ti, te di tantas señales de que todo se estaba derrumbando, que ya no daba más, con toda esta carga que estaba significando ahora nuestra relación, pero no lo quisiste ver. Decidiste ignorar mis sentimientos y emociones, concertándote sólo en los tuyos, culpándome y haciéndome responsable de nuestros errores.

El dolor fue tanto, que realmente llegue a pensar que todo era mi responsabilidad, que era la culpable de nuestros inminente fin, la soledad en la que estaba me estaba llevando a un lugar desconocido, donde solo reinaba la tristeza y desamor.

Recuerdo la noche en que todo se vino abajo. Estábamos en la puerta de mi casa, no pensé que llegaríamos a este punto de que fuera todo tan frío e impersonal. No encontraba las palabras para expresarte como me estaba sintiendo, tú creías que todo estaba había vuelto a estar bien entre nosotros, cuando la realidad era que nos estábamos dañando hasta el punto de no retorno.

Sabía que no podíamos seguir así, pero mi corazón se estaba desgarrando de tanto dolor que sentía, que cada vez que intentaba hablar me quedaba en silencio, sin poder expresar en lo que nos habíamos convertido. Algo pasó por tus ojos, una comprensión silenciosa, donde tu expresión se llenó de incredulidad y reproches.

Estabas enojado, no podías creer que quisiera que todo acabara, decías que no había mostrado, ni dicho que algo anduviera mal en nuestra relación, como tiraríamos todo el tiempo que llevamos a la basura de la nada. Tus palabras no hacían más que romper lo que quedaba de corazón, el cual se estaba desangrando ante tu mirada llena de disgusto.

No podía más con todas las emociones que estaba sintiendo y termine explotando. Llorando te grite cuantas veces te había dicho que actitudes tuyas no me hacían bien, que necesitaba que me dedicaras más tiempo, cariño y comprensión, pero no lo hacías y estaba claro que nunca lo harías, por que no era ni sería prioridad en tu vida.

Tú mirada perpleja no podré olvidarla, ya que en ese momento me quedo clare que nunca me escuchaste, nunca tomaste en cuenta nada de lo que dije, todo se lo termino llevando el viento y en mi quedo una amargura. Me pediste perdón, que cambiarías, me darías todo lo que estaba pidiendo, pero era tarde, nuestro tiempo había terminado, el cero estaba en el marcador y tenia que dejarte ir.

Con esa comprensión de dije que no podíamos seguir haciéndonos daño, ambos teníamos que sanar el dolor y sufrimiento que nos causamos.

No lograbas entender que ocurrió, pero ya no había marcha atrás esta era nuestra nueva realidad, un exilio para cada uno, del que saldríamos estando por separados.

Con los día la nostalgia se incrementó, trayéndome más y más recuerdo de nosotros, donde no podía parar de llorar ante la sensación de ahogo que estos me provocaban. Sabía que todo mejoraría, que tenía que darme tiempo para volver a ser yo, volver a brillar y sonreír como antes.




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