Relatos breves para noches de Insomnio

Típico Cliché

 

 

Mi situación económica nunca había sido demasiado favorable. De hecho, ahora que lo menciono; no tengo ni puta idea de cómo hago para conseguir lo que quiero justo al ras del tiempo.

La cuestión es que una de esas veces en las que mi situación flaqueaba, mis amigos idearon una manera de recaudar los fondos suficientes no solo para saldar mi deuda, sino la de varios estudiantes en iguales o peores condiciones.

Entonces, la idea era… miniferia.

No teníamos un lugar establecido así que pidiendo permiso a las autoridades pudimos establecernos en toda una cuadra central de la ciudad.

Nada de tráfico, nada de competencia, simplemente estudiantes de arte haciendo lo que mejor sabíamos hacer.

Fue así como ese día temprano, cada grupo de compañeros allegados se hizo de un puesto.

Había carreras de encostalados, tiro al blanco, ping pong, boxeo, puestos de dulces, pintura en vivo, karaoke, mini cine y un montón de atracciones que aunque sencillas atraían fácilmente a las personas.

El único problema, era que nosotros no encontrábamos algo que pudiésemos hacer que ya no lo tuviese algún otro grupo.

-Te dije que debíamos haber anotado- me quejé con Alfa.

-Pensé que siendo tú la única agresiva, todos darían por hecho que escogeríamos el boxeo- argumentó él bastante ofendido.

-Pues ¡sorpresa! Nos lo han quitado- me crucé de brazos y le di la espalda.

Así éramos él y yo. Siempre peleando, siempre discutiendo. Lo odiaba porque era exactamente igual a mí y bueno, ese mismo motivo hacía que al mismo tiempo me cayera bien.

-Muy bien, par de tórtolos, dejen de pelear y piensen en algo. Después de todo ustedes son el par de mentes brillantes del grupo.

Solo para aclarar, nuestro grupo lo conforman cuatro personas.

Alfa, que es el Alfa. Obviamente

La Beta, o sea, su servidora aquí relatando.

Y los Omegas, Leila, quien llegó ante ustedes con el último comentario y Duván.

 

Laila era la alegría del grupo, pero rara vez tomaba la iniciativa, ella era más de ayudar en lo que sea que propusiéramos. Duván podría fácilmente ser un alfa pero prefería andar taciturno y solitario.

Según Alfa y Leila, el último tenía un flechazo por mí, pero… no era mi tipo.

-Vale. No entremos en pánico- acaté a decir respirando profundamente.

-Bueno. Pensemos en algo rápido si no, terminaré posando desnudo a ver cuánto dan por mi maravillosa figura- soltó sin más nuestro líder. Leila y yo por poco convulsionamos ante el ataque de risa que nos dio.

>>Oh, vamos que no estoy tan mal- recriminó él, visiblemente ofendido. Y tenía razón, era guapo, una cara bonita, una altura considerable, pero era tan dado a la gula que no podía ocultar una “sensual pancita de liquid paper”.

También nos parecíamos en eso, pero por lo menos yo si era adicta al deporte, así que supongo que nuestra diferencia reconociblemente marcada era el físico. De repente, mientras cavilaba sobre las probabilidades de sacar provecho ante el exhibicionismo del idiota, las vi.

Cuatro chicas hermosas del más alto estrato maquilaban su piel y pintaban sus labios frente a los mini espejos que llevaban consigo a todas horas.

-Oye Leila- llamé a la omega quien aún no superaba el ataque de risa.

 

-Mande- respondió esta inhalando profundamente para calmar sus carcajadas.

-¿Recuerdas la peli que vimos el fin de semana en tu casa?

Ella pareció reflexionar, miró en dirección a las chicas estratósfera y sonrió maliciosamente.

A ver les explico.

Nuestro grupo de cuatro era el más unido de la academia. Cero envidias, cero competencias destructivas. Nos gustaba colaborarnos y ayudarnos mutuamente.

Era tal nuestro grado de amistad, que semanalmente nos quedábamos en la casa de cualquiera de nosotros para pasar un rato agradable.

El fin de semana anterior, había viajado al pueblo donde vivía mi amiga únicamente para acompañarla pues sus padres habían decidido irse de viaje y a ella le daba miedo quedarse sola.

Vale la pena mencionar que, aparte de hacer trabajos, también tuvimos una mini pijada en la cual resulté viendo una peli romanticona por recomendación de ella.

Y yo por supuesto había aceptado nada más por el hecho de que el chico que aparecía en la peli estaba demasiado bueno.

Papacito.

Al final de la noche terminé viéndome la peli yo sola, pues mi amiga roncaba profundamente a mi lado.

Al día siguiente terminaría contándome que ella ya se la había visto.

Estúpida esa.

Sin embargo, tengo que admitir que la peli estuvo buena y por un par de horas dejé que mi lado arcoíris tomara el control. Obviando que únicamente lo hacía porque Leila se encontraba dormida, de lo contrario hubiese perdido mi status.




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