Comencé a hiperventilar, pero nadie parecía notarlo, mis manos sudaban y mi corazón martilleaba con fuerza contra mi pecho.
De repente noté el antifaz que habíamos dejado a un lado de la repisa. Pues la idea inicial consistía en que las chicas no podían mirar a quien besaban pero finalmente nos convencieron para dejarlas ver.
Lo tomé con rapidez y me lo puse sobre los ojos. Por lo menos ahora tenía en control de algo.
Ya no había colores ni caras borrosas y eso permitió que me concentrara en mi respiración acelerada. Habría y cerraba las manos para regular la circulación e inhalaba lentamente para poder calmarme.
Afortunadamente logré tranquilizarme un poco y tras varios minutos de repetir el proceso logré escuchar las voces a mi alrededor con claridad, hasta que poco a poco todos los gritos y todo el ruido cesó lentamente.
Bueno, pies gracias. Al menos debo parecer lo suficientemente aterrada para que se preocupen por mí.
-Hola- dijo una voz varonil de repente muy cerca de mi rostro.
Por poco me voy de culo.
-Cielo santo ¿me quieres matar de un susto?- recriminé posando mis manos sobre mi pecho intentando apaciguar los renovados latidos desbocados de mi corazón.
-Lo lamento- dijo esta vez con algo de humor en su tono- deberías quitarte eso de los ojos.
Negué rápidamente con la cabeza- No lo creo amigo. Los ataques d pánico no son muy llevaderos que digamos.
-Entiendo- silencio- parecer realmente aterrada.
Me sentí estúpida al intentar revolear los ojos con el antifaz puesto. Resoplé.
-No me digas.
Nuevamente escuché la sonrisilla burlona. Y no sé por qué se me hizo familiar.
-Y yo intentando ser cortés- comentó burlón.
- Tienes razón, lo siento- me disculpé tras recapacitar ante su respuesta.
- No quieres estar aquí ¿verdad?
Inhalé con ahínco e intenté dejar mis respuestas bordes a un lado.
-¿cómo lo zupo?- exclamé con teatralidad.
Bien, la seriedad no era lo mío.
>> Lo siento- repetí entre un repentino ataque de risa- ya, bien. Seriedad. Entonces… lo cierto es que quiero estar en cualquier lugar, menos aquí- suspiré esta vez poniéndole realmente seriedad al asunto.
-Pero se supone que esto es en favor de una buena causa ¿no? El líder debe participar.
-No intentes voltear mis teorías en mi contra- refunfuñé como niña pequeña- Además, he estado trabajando tantas veces de empleada que no puedes culparme por abusar al menos una vez de mi poderío- me crucé de brazos fingiendo ofensa.
Afortunadamente fui compensada con una carcajada fuerte y varonil.
Decidí que me gustaba.
-Te ves muy linda cuando te enojas- bueno, afortunadamente tenía los ojos vendados, eso ayudaba un poco con la vergüenza- y cuando te sonrojas.
-¡Maldición!- dejé escapar.
Eso solo acrecentó el tono de su risotada. Y me hizo reír a mi también.
-¿Te sientes mejor?- agregó cuando se hubo calmado.
Me encogí de hombros.
-Entonces… no quieres estar aquí porque… ¿no has dado tu primer beso?
Fue mi turno de reir con ganas.
-Oh Dios. No. No es eso. Es solo que la idea de repartir besos a diestra y siniestra como que no me cuadra.
-Dicen que los besos son como los vasos de agua. No se los debes negar a nadie.
-Pues entonces yo soy un vaso de agua extra refinado y costoso- repliqué con burla- bueno- aclaré mi garganta- no exactamente así, es solo que…- resoplé- si Alfa escucha esto seguramente me hará bullying el resto de su vida. Pero, a ver, la cuestión es que soy un poco romántica en cuanto a ese tema.
-Tienes los ojos cerrados. Puedes imaginar que es quien tu quieras.
-¿Te refieres a imaginar a mi platónico?- aventuré divertida.
-Exacto.
-Neh. En ese aspecto también soy realista.
-Yo soy real- comentó de repente tomando una de mis manos y posándola sobre su mejilla.
Al principio me tensé, luego con libertad y confianza abrí la palma y pude tocar con lentitud su mejilla, pómulo y quijada.
Ni un rastro de barba, ni mostacho, ni imperfecciones. Solo piel suave.
-Pero sigues siendo un desconocido- sonreí mientras delineaba sus labios con uno de mis dedos.
-Entiendo- no tardó mucho en alejarse de mi toque y yo dejé caer mi mano a un costado.
Noté entonces el ruido de un papelito, como un envoltorio y luego un olor dulzón.
-¿Estás comiendo bombón bum?- pregunté curiosa cuando escuché el choque de sus dientes contra algo duro.
-Sí ¿quieres?
-Vaya. Al parecer eso de incrementar la habilidad de tus sentidos a falt…
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Editado: 01.08.2018