En un arroyo

Un pequeño arroyo era el lugar de encuentro de nuestras almas.

Una noche en mis sueños vi a alguien frente a mí, su cabello ondeaba con el pasar de la brisa, las hojas caían y nuestras miradas se quedaron prendadas, sólo salió un hola de nuestras bocas y desperté sin dejar de pensar en ella.

Las noches siguientes nos seguimos encontrando, hablábamos de nuestros pasatiempos y nos contábamos lo que hacíamos en el día.

Me terminé enamorando y propuse encontrarnos en algún lugar, ella accedió.

Había un pequeño parque, cuando llegué estaba ahí, me acerqué y pronuncié su nombre, pero no me miró, tomé su mano y ella me buscaba con la mirada, parecía no poder verme.

Tenía miedo, ¿qué estaba sucediendo?, sentí una presión en mi pecho y todo se puso negro, cuando abrí mis ojos me encontraba en un hospital.

No podía dejar de pensar en ella y cuando me disponía a salir, una enfermera me detuvo y llamó al doctor.

- Joven, no se puede levantar, ha estado en coma durante un mes, vamos a llamar a sus familiares.

Mi mente no se podía apartar de ella, cuando me dieron de alta fui al parque, no podía olvidar cómo me buscaba con la mirada.

Recordaba todo lo que me había contado, sabía que iba al parque al amanecer y sacaba a pasear a su mascota.

Al día siguiente, al amanecer fui al parque, las hojas caían y mis ojos se toparon con ese cabello que parecía danzar con el viento, me acerqué y pronuncié su nombre, ella me miró y sus ojos se llenaron de lágrimas.

-Pensé que no te volvería a ver.

Me acerqué, la tomé de la mano y nos fundimos en un beso que parecía hacernos olvidar nuestros miedos.