Un día especial para Juan, ya que se trata de su boda, una boda que nunca deseó hacer, pero su prometida no se iba a conformar con un matrimonio civil, ella y su familia estaban esperando matrimonio por iglesia; «yo ni siquiera soy católico» se dijo mirando al cura que los iba a casar. El padre de la novia paga, era lo que decían las películas de mierda, en cambio, corrió con la mala suerte de que su suegro es un ser que si le pones a escoger entre cosas de primera o de segunda mano, siempre se irá por una de quinta.
Su amigo Carlos, quien es el padrino de la boda, se le acercó al altar.
―Oye, chamo, no sé si es mi idea o tienes ganas de irte para tu casa ―comentó Carlos.
―Nunca quise una boda por iglesia ―confesó en voz baja para que el cura no le escuchara.
―Obviamente, esto de comprar el vestido como una necesidad es un fin comercial, Adán no pasó por una iglesia para casarse con Eva y Eva no se casó ni vestida como para que vengan con un vestido.
―Ni siquiera mi novia es virgen como para casarse con un vestido blanco, yo debería estar de blanco en esta mierda.
―Por lo menos se te quitará lo virgen en tu luna de miel, marico ―comentó agarrando un trozo de carne en la mesa de comida.
―Ella me dijo que hará muchas cosas conmigo, en vez de emocionarme, me da miedo por la expresión que hizo.
―Te jodiste, chamo, te jodiste ―Palmeó su hombro― Bueno ¿y cuando va aparecer tu jeva?, los invitados hacen como si no existieras.
―Yo no soy el que usa el vestido, así que es normal que no me presten atención.
―Pero tu familia también te está ignorando.
―Mi familia es musulmana, güevón, es normal que se sientan incómodos en un “templo” de otra religión. Yo también me siento incómodo.
―Mira, marico, ¿te vas a hacer un harén?
―¿Qué? ―se exaltó― ¿Estás loco? No todos lo musulmanes tenemos un harén o nos casamos más de una vez, ¡eso es discriminante!
―Pero tienes tres madres.
―Mi mamá quería mandar sobre otras personas, así que le permitió a mi padre casarse dos veces más como máximo.
―Ah, eso explica mucho. Por cierto, ¿por qué coño sigues siendo virgen? Es decir, tu novia no lo es...
―Como soy musulmán, tengo la obligación de conservarme para el matrimonio… bueno, eso es lo que siempre me dijo mi padre.
―Menos mal que soy católico.
―Te emborrachas cada vez que puedes y sales a putear, marico.
―¿Y cómo explicas de que ame la semana santa?
―Porque no tienes que trabajar.
―Chamo, me estás haciendo quedar mal delante del cura ―le señaló, Juan se dio cuenta que el cura mira a Carlos con desaprobación.
Los invitados hicieron escándalo, eso le indicó a Juan que su futura esposa llegó, sin embargo, hubo algo extraño, su esposa Camila llegó con su vestido, pero está despeinada, no trae ningún calzado puesto y su rimel está corrido, tampoco trae el collar y los aretes que tanto le han gustado. Fue entregada al altar por el hombre que vende CD’s en la esquina en vez de su padre.
―Amor… ¿Por qué llegaste así? ―Escuchó la carcajada para nada disimulada de Carlos.
―A Paola y a mí nos asaltaron ―dijo entre sollozos― Se llevaron mi celular; por lo menos el malandro era chévere y me dejó el chip.
―¿Tu papá no te iba a recoger?
―Me llamó a decirme que empezó su partido de béisbol, así que nos tocó pedir un taxi. Y el vendedor de CD’s es mi pana así que…
―Entiendo… entiendo.
El padre de Juan se colocó a su lado y le susurró:
―Hijo, no quiero ser irrespetuoso, pero ¿llegar con los ojos chorreando negro es alguna tradición venezolana que no conozco? ―. Juan le miró con una ceja alzada― Tu sabes que tu madre no pertenece a la religión de tu mujer.
―Buenas tardes, suegro ―saludó Camila hipando.
―Buenas tardes, nuera. Está… bonita hoy.
―Gracias.
―No mienta, señor Rashid ―interrumpió Carlos con una botella de cerveza que iba a la mitad― Esta mujer no está en condiciones de casarse hoy ―Apoyó el brazo en el hombro de Juan y dio otro trago― Es como si un aguacero se hubiese cruzado en su camino.
―¡Carlos! ―Juan se dio cuenta de que su padre estaba asintiendo a lo que decía su amigo― ¡Papá!
―¿Qué?
―Carlos tiene razón, amor, ¡estoy horrible!
―No, cariño, es que…
―Y eso que el novio está hecho todo un muñeco ―dijo Carlos dando otro trago a su cerveza ― Hasta yo me casaría con él, un par de tragos más y soy capaz de reemplazarte en la luna de miel, chama.
―¡Carlos! ―reprendieron los tres al unísono.
―Lalo para las mamasitas.
―¿Cuánto bebiste? ―interrogó Juan.
―Solo fueron tres tragos, y todavía no estoy rascao’ ―Iba a dar otro sorbo, pero el padre de Juan le arrebató la botella― ¡Hey!
La boda de Juan no mejoró, ya que una de sus madres se le rompió la fuente en medio de la boda, Carlos recibió varias bofetadas por acosar a las primas de Camila estando ebrio. Cuando finalizó la boda, pensó que la pesadilla acabó.
―Amor ―llamó su esposa con cierta timidez― ¿Puedo confesarte algo?
―Puedes hacerlo, no necesitas mi permiso.
―No soy católica, soy evangélica.
―¡Coño de la madre!
GLOSARIO.
Chamo: chico u hombre. Chama: chica o mujer.
Marico: se suele usar como un llamado entre amigos.
Jeva: una forma de decir novia, pero informal.
Güevón: Al igual que marico, suele ser un llamado entre amigos.
Malandro: delincuente, ladrón.
Pana: amigo o amiga.