Otro día exhaustivo organizando en su trabajo, Uno tuvo que ponerse su típico uniforme gris, amarrarse el pelo e irse a trabajar. Su trabajo consiste en supervisar y organizar los personajes clichés de novelas juveniles, suena un poco extraño si se dice así, pero parecía no haber otra explicación que pueda sonar adecuada.
Un enorme grupo de personas formaron dos filas: una de hombres y otra de mujeres. Uno miró la lista y en voz alta, empezó su llamado:
―Las protagonistas para distopía adolescente pasen por la primera puerta. Requisitos: que sean fuertes e independientes ―. Se movió un enorme grupo de chicas de mirada ruda pero de un físico de infarto― ¡Ustedes tres! ―llamó la atención a tres chicos que se estaban moviendo en esa fila, se acercaron ante el llamado de Uno― ¿Se puede saber por qué se están formando ahí?
―Queremos ser protagonistas de distopías adolescentes ―dijo uno, los otros asintieron.
―No pueden hacerse ahí.
―¿Por qué no? ―reclamó otro― El letrero de esa puerta dice Protagonistas para distopía adolescente.
―Ustedes son hombres.
―¿Y?
―Según los reportes: hoy en día es más efectivo que el protagonista de una distopía adolescente sea mujer, las mujeres fuertes están de moda para ese género. Tú serías bueno como interés amoroso principal para una protagonista fuerte ―señaló al más atractivo de los tres― Tú como su hermano ―señaló al segundo bonito― Y tú serías el amigo o el friki con lentes.
―Pero…
―Sin peros, quiero que se me organicen como les indiqué ―. Los tres chicos tuvieron que acatar la orden sin chistar―. Bien. Los intereses amorosos de la protagonista pasen por la segunda puerta. Requisitos: que sean atractivos y misteriosos.
Un montón de hombres guapos empezaron a avanzar, pero Uno tuvo que sacar a cinco de ellos y hacer que se formaran y empezó a decir:
―Tú eres muy bajito, los hombres altos son más deseables; tú eres muy delgado, casi escuálido, tienes que tener un cuerpo de dios griego; tú muy narizón; tú eres muy gordo, los intereses amorosos deben ser agradables para los ojos de los lectores; y tú eres muy viejo.
―Pero tengo veinticinco.
―Para las novelas adolescentes normales eres viejo, será mejor que te hagas en la sección del hermano mayor de la protagonista o del profesor sexy que se mete con la protagonista para la sección Romances de fantasía sexual.
―¿No es ilegal?
―En la mente perversa de niñas de trece: todo es posible y legal ―. Los cinco se esparcieron por el lugar para hacerse en sus secciones “indicadas”― Los villanos baratos de las distopías pasen por la tercera puerta. Requisitos: que finjan profundidad y desarrollo ―Esa sección y movimiento fue efectivo― Los aspirantes para triángulo amoroso pasen por la cuarta puerta. Requisitos: que sean menos interesantes que el interés amoroso de la protagonista, se incluyen nerds aburridos ―Otro movimiento efectivo― Los amigos gays de la protagonista pasen a la quinta puerta. Requisitos: ser un poco amanerados, ser consejero amoroso exclusivamente de la protagonista y hablar de culos y penes. Sin excepciones.
―Oye, ¿eso no es un poco discriminante? Los gays somos personas, no el accesorio de la protagonista heterosexual ―protestó uno.
―Lo siento, amigo, son las reglas de la empresa, me dicen que son más efectivos ese estereotipo, es mucho más aceptado. Si quieres ser diferente, vete a la sección de Historias LGBT, tal vez tendrás éxito ahí ―Otra puerta fue llenada y la gran parte se retiró a buscar suerte en la sección LGBT― Bien, las protagonistas nerds únicas y diferentes que al quitarse los lentes y soltarse el pelo son Bárbara Palvin pasen por la sexta puerta. Requisitos: que no sean femeninas, que sean introvertidas, que les guste leer y ligeramente misóginas. ¡Tú! ―llamó a una de las chicas― Ven, acércate ―. La chica caminó de forma insegura hacia su dirección.
―¿Sí, señor… señora?
Era normal que los Organizadores no tuviera un género definido, así que portaban características biológicas de ambos sexos.
―¿Estás usando brillo labial? Si quieres ir a esa puerta te lo tienes que quitar.
―Pero me siento bien con brillo labial.
―¿Te sientes bien? La protagonista debe ser insegura con su apariencia y sentirse fea.
―Pero usar lentes no me hace fea.
―Para los estándares clichés, sí ―. La chica de mala gana se quitó el brillo con su manga y pasó por la puerta― Los bad boys con pasado trágico pasen por la séptima puerta, por favor. Requisitos: que sean misteriosos y mujeriegos ―Un montón de chicos con chaqueta de cuero y guapos empezaron a pasar, pero frenó uno― ¿Tú a dónde vas?
―A la sección de bad boys.
―Tienes la musculatura ideal, alto y tu mirada impone respeto, lo único que te jode es tu color de piel, lo más oscuro que puede llegar la piel de un bad boy es bronceado, tú ya pasaste esa línea.
―¿Acaso un negro no puede ser bad boy? ―se quejó.
―Mira, amigo, no es culpa mía, yo no puse esas reglas, me obligan a cumplirlas, si fuera por mí ya tú hubieras pasado esa puerta. Además, el público al que nos presentamos es un público superficial y un poco racista: no quieren un bad boy aborigen, hindú, árabe ni negro, prefieren los blancos bronceados.
―Entonces ¿qué hago?
―Fórmate de nuevo, voy a nombrar para los amigos del bad boy.
―Pero tendré un interés amoroso, ¿verdad?
―Depende de la autora que te escoja ―. El chico se volvió a formar― Los amigos del bad boy pasen por la octava puerta. Requisitos: que sean guapos, pero no tanto a comparación del bad boy y que sean chistosos ―. Empezó a avanzar esa fila― Bien, bien, las chicas malas con la protagonista, populares y copias baratas de Regina George que pasen por la novena puerta. Requisitos: que sean femeninas, sexualmente activas y que siempre sea un grupo de tres, sin excepciones.