Y tú de verdad crees que la Virgen concibió a su hijo por obra y gracia del Espíritu Santo? la increpó con cariño. Sí claro, le respondió ella, de la misma forma que tú crees en dioses azules, que no son hombre ni mujer, que tienen múltiples brazos y hasta trompa de elefante. Las dos rompieron a carcajadas. Es así de bello e inexplicable.
A Dávika, caminando hacia la luz con su sari amarillo...