Relatos de Mrs Unright

¡Vamos a tener un bebé!

Cuenta la leyenda que hace muchos años mi querido (y fallecido) suegro se encontraba en su oficina y de repente sintió un antojo descomunal por un chocolate, Snickers para ser exactos.

Bajo, compro el chocolate en un puesto de dulces y se lo comió muy sabrosamente.

Llegando a su casa, mi suegra le dijo que tenían que hablar. "Estoy embarazada" le dijo y pues ya, de ahí nació mi cuñada la grande.

Dos años después, mi suegro estaba sentado en su oficina, y sucedió exactamente lo mismo. Antojo de Snickers, antojo cumplido y la noticia del embarazo nuevamente del cual nació mi amado Chá.

Cuatro años después, paso exactamente lo mismo, con la diferencia de que cuando bajo de su oficina, había también un puesto de frutas de esos de la calle. Así que mi suegro dijo "ni madres, ahora sí no" y entonces se comió un vasito de pepinos con limón y chile.

Al llegar a casa, mi suegra le dijo "tengo una noticia que darte".. y mi suegro solo atinó a decir "¡pero si está vez me comí los pepinos!".

Jajaja.

Esa historia me la ha contado Chá mil veces. Y me la cuenta con melancolía y alegría. Extraña tanto a su papá. 
Yo no tuve la fortuna de conocerlo, llegué a la vida de Cha exactamente un año después de que falleció.

Pero cuentan que era un tipazo. Un hombre de noble corazón, de gran sentido del humor, de humildad y de espíritu de servicio a los demás.

He visto a Chá llorar por su ausencia, y he vivido a su lado el proceso de una "nueva vida" sin él. Y digo nueva vida porque a partir de la ausencia de su padre, la vida le dió un giro de 180°. En lo emocional, en lo económico, en lo personal.

En fin... Después de haberme encontrado con una prueba de embarazo positiva, pensé que sería un lindo detalle.

Así que después del shock de saber que estaba embarazada, fui a la tienda, compré un Snickers, lo abrí con mucho mucho cuidado y dentro metí un papelito azul con una nota que decía:

"Se que tal vez este no sea el mejor momento, pero se que en mi encontrarás un motivo para luchar día a día.
Papito vas a ser un papá genial,
Te amamos mami y yo"

Afuera de la envoltura pegue la prueba de embarazo (si, ese papelito pedorro sin estructura plástica).

Llegué a casa y lo encontré acostado en la cama (estaba un poco deprimido por lo de la sociedad rota) y bueno, tenía la luz apagada.

Me temblaban las piernas, tenía mucha emoción y mucho miedo y me estaba aguantando como las machas las ganas de llorar.

"Chá, ya llegué" le dije mientras prendía la luz. Cómo es todo un grumpy solo gruñó y se tapo la cara con una almohada. "Apaga la luz, mejor ven a abrazarme".

Me quedé parada a los pies de la cama. "Te traje una sorpresa", y le extendí el chocolate. Lo tomo con sus manos, lo dejo en el buró y se volvió a tapar la cara con la almohada.

Genial. Este cabrón me está echando a perder la sorpresa.

"Chá, comete el chocolate".

"Si tantas ganas tenías de chocolate hubieras comprado uno pa ti. Pareces forest gump, me regalas chocolates pero los quieres comer tu, pero está bien, te convido". Y me extendió el chocolate de vuelta.

"Grandísimo bobo" pensé yo mientras abría el chocolate y le pegaba una mordida.

"Oye no me lo puedo comer bien, tiene algo ahí" y se lo regrese por 3 ocasión a ver si ya la captaba.

"Ya apaga la luz y abrázame Liz, podemos comer chocolate después".

"NO. Ya comete tu chocolate chá, neta" putísima madre que difícil es darle sorpresas a este gordito.

Lo abrió, saco el papel y lo dejo a un lado, le dió una mordida y se quedó ahí inerte.

"¿Qué no lo vas a leer?" Ya me estaba empezando a desesperar cañón.

Entonces tomo el papelito y lo abrió, no podía ver su cara porque seguía bajo la almohada.

1 segundo... No debo llorar... 2 segundos... Mamita chula ya tengo las lágrimas en los ojos... 3 segundos... Maldita sea quiero sollozar...

Y entonces sucedió, recuerdo a un Chá despeinadísimo, pero con la sonrisa más grande que le he visto jamás.

"¡Apestosa! ¿Siiiiii?"

Ya no pude contenerme más y comencé a llorar. Apenas alcance a decirle "siiiiii" con mi voz de gallo Claudio toda cortada.

Lo primero que dijo fue "¡Felicidades! ¿Quién es el papá?".

Rompió con toda la tensión y emoción del momento. Jajaja así es Chá, siempre tan atinado.

Me abrazo tan fuerte que se llevó mis miedos (momentáneamente), me junto mis pedazos, me alivió el corazon.

Lloramos juntos, me miraba y me miraba. Me besó.
"Te lo dije", ese olor no era normal...

Jajaja ese Chá, tan propio él.

Y así es como aquella noche los dos supimos que nuestras vidas estaban por cambiar...



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En el texto hay: relatos cortos

Editado: 15.05.2021

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