Relatos de Muerte con Sabor a Vida

FLOR DEL TIEMPO (SEGUNDA PARTE)

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La luna apenas se inclinaba ante el sol cuando la familia atravesaba el jardín lleno de flores. El gallo aun dormitaba despertando y cacareando cuando el hijo arranco una de sus plumas, luego de algunas horas de caminata llegaron a una ladera donde comieron y descansaron.

Perseguidos por un granizo se acurrucaron en la cabaña de la abuela, esta los esperaba con un caldo de gallina humeante el cual se terminó en algunos minutos

— ¿por qué brillan tanto esas flores de tu jardín? — la pregunta de la hija causo revuelo en la abuela, dejando caer la olla del caldo.

— eres tan preguntona como tu padre. La flor comenzó a brillar hace algunos meses por la sobre explotación de la mina aquí cerca, pero no se asusten solo eviten tocarla. Sin embargo me recordó una antigua leyenda. ¿Les gustaría escucharla?

La esposa se levantó sorprendida al ver como sus hijos se arrimaban cerca de su abuela.

— ya es tarde y no dormimos lo suficiente el día de ayer, será mejor que nos acostemos…

— déjalos escuchar la historia, son jóvenes y no perecen para nada cansados. Vamos, acostémonos los dos.

Su esposa sería capaz de asesinarlo en ese momento sin embargo camino con dureza hacia los cuartos

— granizo, sin celular y flores radiactivas, lo que una mujer hace por amor— susurro lo suficientemente alto para ser escuchada.

— te dejo mamá con los niños, no se desvelen.

— Muy bien pequeños, acomódense un poco más cerca del fuego y estén atentos, porque hoy les contare la historia de la flor del tiempo

>> fue hace ya tantos años, la gente apenas nombra aquellas épocas, cuando los españoles recibieron la noticia de parte de un portugués moribundo en sus playas sobre la existencia de la eterna juventud. Los reyes al enterarse no perdieron el tiempo y enviaron embarcaciones por todo el mundo en su búsqueda. Todas las personas pensaban que buscaban oro pero era mentira, buscaban la vida eterna, incluso la iglesia se les unió.

Se escucharon rumores sobre un riachuelo mágico que rejuvenecía a las personas, así con el tiempo nació la leyenda de la fuente de la juventud. Todos partieron hacia áfrica y el oriente pero estaban muy equivocados. A miles de kilómetros en un pueblo milenario, el cual tienen el honor de pisar crecía una flor. Una flor por la que se fundó uno de los imperios más grandes de este continente. Una flor que brillaba tan fuerte como el sol.

Lamentablemente el tiempo saca a relucir cualquier secreto y los españoles arribaron en nuestras playas, nos tomaron desprevenidos (nos atacaron cuando peleábamos una guerra interna) y nos vencieron haciéndonos una de sus colonias. Fue ahí cuando los incas decidieron ocultar las flores adentrándolas en lo profundo de los cerros. Así las flores se perdieron dejando al pueblo en garras de asesinos y ladrones.

Pero la verdadera historia comienza algunos siglos después, con una joven que nació en una época donde no pertenecía. Una chica rebelde y locuaz, una criticona de todas las verdades. En comparación con las chicas de su entorno resaltaba tanto como una vaca en un gallinero. Hija de una importante familia italiana que huyo de sus fundos viñeros cuando el duque Emiliano perdió en Florencia. Tardaron largos años en acostumbrarse al campo de la sierra siendo en una finca de su propiedad donde concibieron a la rebelde Ana Calfaccio.

Su carácter empeoro con el paso de los años, otras familias errantes también se asentaron en el mismo pueblo, junto a ellos aparecieron los Vela, una familia importante de España. Tardaron cinco años en apropiarse de las tierras más fértiles y de los mejores esclavos. Estos criaban con adoración a un pequeño niño. Fernando Vela.

Los veranos se difuminaban en el tiempo mientras estas dos familias crecieron en poder. Una guerra por el control del pueblo que bautizaron como San Lázaro se aproximaba y las dos familias al temer el poder del adversario decidieron unirse. La forma más sencilla era casando a sus primogénitos.

Ana protesto al enterarse de la noticia, pese al estar rodeada de pretendientes por su peculiar belleza pasaba de ellos, sin embargo Fernando Vela no aceptaba un no por respuesta.

Fue una bella mañana cuando el padre de Ana Calfaccio, le dio el ultimátum — te casas o te desheredo y tu hermana tomara tu lugar. Tienes hasta el anochecer para darme tu respuesta.

— No necesito tanto tiempo para pensar. Hoy mismo preparo mis maletas.

Apenas tomo algunas cosas antes de que los criados la arrojaran de la casa.



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En el texto hay: desamor, amor, esperanza y conflictos

Editado: 11.12.2021

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