Relatos de Muerte con Sabor a Vida

Un mundo cuadrado (Segunda parte)

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— Tu padre dice que vivimos en un mundo cuadrado, lo toman por loco. Pero yo también puedo sentirlo Kenia, estamos encerrados en jaulas cuadradas como canarios. Quiero conocer el mundo, un mundo esférico y bello, no el mundo cuadrado que contemplo todos los días. Cuídate mucho pequeña, algún día también veras ese mundo. Un mundo feliz.

— No mama, detente. No vayas — se arrastró sujetando los pies de su madre envuelta en un mar de lágrimas— ¡morirás!

Despertó con la voz seca y los ojos llorosos. La pesadilla era más frecuente con el transcurrir de los meses, cogió el celular donde marcaba las cuatro y treinta de la madrugada. Bebió un poco de agua sentándose ante una pequeña mesa donde reposaban gordos libros de ciencia.

“la magia no existe, la ciencia es la realidad absoluta y ella me sacara de este pozo de pobreza” se dijo mentalmente abriendo el libro de cálculo avanzado.

Rayos dorados de luz se filtraron por la ventana, era mucho menos brillante a la luz que se proyectaba sobre el extraño personaje el día anterior. Una ráfaga de recuerdos perforo su inconciencia, casi podía alcanzar al ladrón de su comida chocando con el pecho de un hombre vestido elegantemente. Este se agacho para acariciar al perro y levantarla.

— Houdini te he dicho muchas veces que no molestes a bellas señoritas. Te estuve buscando por todas partes, es hora del show — levanto los brazos mientras el escenario se abría con una deslumbrante luz— casi lo olvido— dijo acercando su rostro a Kenia— señorita me gustan muchas sus mangas con lunares. Tu ¿crees en la magia?

Sin esperar respuesta tomo el almuerzo duplicándolo de un soplo llenándolos también con manjares digno de reyes. Luego desapareció en un parpadeo reapareciendo junto a un chico. El hombre saludo respetuosamente a un vagabundo regresando al atrio donde se presentó.

— El mago Zaza Ludovic les presentara el show de magia más impresionante en el circo sorpresa, pero primero chicos de mente cuadrada tienen que hacer algo muy importante. Cierren los ojos apoyen las manos en el corazón y crean en la magia, esta es real.

Abrieron los ojos con temor a lo desconocido, observando como del sombrero del mago salía Houdini con otro perro idéntico. El mago levantaba la capa desapareciendo y reapareciendo en diferentes lugares, dejando anonadados a los presentes. Termino la presentación levitando sobre el escenario esfumándose ante una luz intensa.

El vagabundo aplaudió y silbó quedándose sin aliento, lentamente abandono el lugar.

— si piensan buscarlo les resultara imposible ubicarlo, ya lo intenté muchas veces. Aparece siempre a estas horas y luego desaparece, ese tipo de verdad es mágico— dijo cuando pasaba entre ambos chicos. Estos lo siguieron.

Tímidamente Alexander se presentó comentando ser compañeros en la preparatoria. Este pidió un Uber para volver a clase, apenas se hablaron en el camino tratando de asimilar lo ocurrido.   

Kenia despejo los recuerdos lanzando agua fría en su terso rostro, preparo el modesto almuerzo guardándolo en la maleta junto a una sudadera que usaría para el trabajo de la noche. Antes de salir arrojo al cesto de basura recibos de agua y luz vencidas.

“Un buen trabajo evitara que siga viviendo de esta forma, mantendré la beca también en la universidad. Mi padre era un idiota al decir que el dinero no compra la felicidad, los ricos no lloran de hambre ni de frio”

Fue la primera en llegar a la preparatoria, siendo Alexander el segundo. De reojo lo observo minuciosamente, por la ropa y accesorios lo catalogo como un chico rico. Suspiro centrándose en el libro de química orgánica.

Las notas mensuales se publicaron a la hora del almuerzo quedando ella primera en todas las materias, todavía podía conservar la beca.

— ¿Cuál es tu secreto para ser tan aplicada? Me ganaste en todas las asignaturas

Alexander la interrumpió en medio del almuerzo, sentándose resignado junto a Kenia.

— un segundo puesto no está mal Alexander

— Siempre fui el primero desde el colegio. Mis padres estarán decepcionados pagaron profesores particulares desde el kínder invirtiendo miles en mi educación.

Kenia extendió el brazo queriendo darle unas palmadas en la espalda, pero se detuvo en medio camino, dudo, levantándose como un resorte.

— ven conmigo

Corrieron por las calles como dos pequeños niños arrastrados por el viento. Llegaron a la enorme carpa del circo sorpresa.

— De niña este era mi lugar favorito. Mi madre solía traerme aquí, incluso regresaba cuando quebró por la mal administración del dueño que escapo de la ciudad por turbios negocios. Lugares alejados y calmados como este son buenos cementerios para nuestras decepciones.

— pero hay un mago viviendo aquí ¿lo conoces?

— Escuche algunos rumores, acerca de un hombre enmascarado de elegante vestimenta que espanta a ladrones y drogadictos de este sitio. También dicen que está loco y cree fervientemente en la magia. La policía trato de arrestarlo varias veces fracasando en cada intento. Pero sin esos rumores este lugar sería un basurero mas de esta ciudad. Ayer fue la primera vez que lo vi en todos estos años.

— debo aceptar que la vista es hermosa.

Contemplaron en silencio la lejanía sin percatarse de la enorme sombra meciéndose tras ellos.

— también me gusta la vista, si solo esas caprichosas nubes dejaran de apresar al sol todo sería perfecto. Pero con un poco de magia eso se puede arreglar.

El mago paso entre ellos soplando con todas sus fuerzas levantando sus manos al firmamento. El cielo se abrió como un telón de fina seda blanca.

— los trucos que realiza son increíbles ganaría millones dando espectáculos— dijo Alexander 

Zaza Ludovic los miro duramente, de apoco una lagrima resbalo por su mejilla.

— No son trucos chicos de mente cuadrada. ¡es magia verdadera! La magia si existe— grito a los cuatro vientos — solo basta con creer en ella.



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En el texto hay: desamor, amor, esperanza y conflictos

Editado: 11.12.2021

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