Relatos De Terror Y Misterio

La pequeña Clarice.

Diana llora desconsolada. Fueron arrojadas luego del ultraje al sótano donde las tienen encarceladas. Ya pequeña todo concluirá, le dice una de tantas chicas que son secuestradas en el sub mundo. Cuando cometieron el salvaje acto de lastimar el coito de Clarice, no supieron que ella al morir regresaría. La puerta se abrió del sótano, y era la niña sonriente. Es hora de irnos.

 

 

El cuerpo de Clarice fue enterrado detrás del campo del caserón de la estancia. Pronto llevarían a las chicas al norte donde serían enviadas fuera del país.

 

 

Tom, uno de los empleados había notado el ruido áspero en la sala de estar. Era la pequeña que le sonreía.

 

 

- Pero, ¿tu si estabas muerta? Se asombra aquel – en seguida los ojos estallaron chorreando sangre por el suelo –

 

 

Paco llegaba, a asistir a su amigo.

 

 

- ¿Qué ocurre? ¿Qué rayos te ha ocurrido?

 

 

- No puedo ver. Me duele. ¡Es la niña! – Expresa con dolor.

 

 

- ¿Qué niña?, hombre

 

 

 

La pierna de Paco se retuerce, partiéndose en mil pedazos, luego su brazo sale desmembrado de su cuerpo.Tom comienza a sentir un fuego en su estómago, el cuerpo estaba en llamas.

 

 

No tardaron los demás intervinientes de aquella organización. El viejo Claver, comenzó a sentir que algo lo picaba en su interior, su pecho se abre saliendo un insecto que comienza a devorarlo. El infierno de del dolor era la carne pútrida que luego otras alimañas comían desde el suelo.

 

 

Quedaba el capataz colgado desde un techo. La pared se tragaba la piel desollando cada comisura. Sus nervios se estiraban como hilos atados a cada sector del living, Con silencio se iba terminando esta fiesta de horror. A nadie le encanta sentir el tormento, pero la pequeña Clarice, sí. Ella disfrutaba viendo el espectáculo de tiempo completo.

 

 

- Vamos no lloren tanto. Es solo un juego.

 

 

 

 

 

Se divierte, mientras las partes de aquellos vivos, se diseminaban por todos lados

 

 

¿Quién limpiara toda esta suciedad?

 

 

A pasos lentos se reía, disfrutando del paisaje. El capataz intentó decir algo, y su pene se cortó en un pedazo que a las manos de la niña caía. Ella lo huele, y lo arroja al suelo. Al abrir la puerta., la habitación comienza a desvanecerse llevándose las almas a un lugar mejor donde el suplicio es eterno. Al despertar todos pensaron en un sueño fatal, y reían, hasta que todo se volvió una oscura plenitud, regresando una y otra vez al sufrimiento infinito. Así se paga en el otro mundo las fechorías.

 

 

La puerta cerrada del hall, y la puerta abierta del sótano. Todas salían guiadas por Clarice que se desvanecía al primer rayo de sol en una última puerta que decía, Salida.




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