Igor manipulaba los controles del krim-22. Un satélite lanzado hace poco por la federación. En su llegada a fin de permanecer unos meses realizando operaciones, no se percató del infinito espacio que se establecía. Tenia la tierra, luna, y estrellas a su pies. Y algo más. Los astronautas hablaban del peligro del espacio, y como muchos no regresaban. A Igor no le interesó ese sinfín de leyendas. Sus dos primeros días espaciales fueron normales. Luego el tercer día se establecían ruidos y algunos sonidos anómalos. Nada especial. Verificó al salir con los recaudos la situación afuera del satélite. Unos cables cortados, solo ello. Notó una oscura presencia. En un segundo la pantalla solar de la plataforma del satélite delineo una figura. Dio la vuelta del susto. No había nada. Luego comenzó a escuchar con más profundidad esos sonidos, y del pánico ingresó al Krim-22. Se quitó el casco y fue a la plataforma principal flameando en gravedad. Todo esta orden. Un golpe en la parte trasera lo alarmó. Y luego el alarido espacial que la radio captaba. Intentó descifrarlo. Fue imposible. No debe ser más que ruidos del espacio. Éste se intensificó. Ladeó la cabeza al mirar a una de las ventanas. Se acercó por la luminiscencia. Que bello paisaje y pronto una desfigurada forma asustadiza apareció. Del asombro se lanzó hacia atrás. Aquella cosa lo miraba y con sus dientes podridos le sonreía. Era un astronauta, o lo que quedaba de él.
Igor intentó tomar calma y dar aviso a la radió de la base que nunca respondió. El viaje de Igor concluyó allí. A la federación le fascina experimentar. Igor como muchos son exámenes fallidos. El satélite pronto se desintegrará y enviarán otro con otro hombre hasta que el experimento sea un existo.
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Editado: 25.04.2024