Relatos de un secuestro

Capítulo 27

.¸¸.•'¯'» AXEL.¸¸.•'¯'»

Estaciono cerca de la comisaría esperando a que el detective aparezca. Ya llevo demasiados mese intentando acercarme para saber algo de mi mujer, de mi Amelia pero parece que desapareció del país y eso me enoja hasta el punto de querer golpear, desgraciadamente Andrew es el que se queda cerca.

—Ahora dime, ¿qué pretendes hacer aquí? —Dice Andrew mientras escribe mensajes en su celular.

Miro a los peatones caminar sin preocupaciones, con una sonrisa pintada en sus rostros, algo que siempre quise ver en el rostro de Amelia y que le arrebaté con la intención de hacerla mía y protegerla. Todos estos meses de angustias no me dejaban dormir, siempre las mismas pesadillas en las que Amelia termina muerta como su familia.

—¿Axel?

—¿Qué?

—Te pregunté ¿qué es lo que pretendes siguiendo los pasos de ese detective? Ya tenemos investigadores sobre Amelia pero ya sabes lo que sucede, no hay rastro de ella en ninguna parte, ella no quiere ser encontrada, ¿por qué no lo entiendes? —Dice exasperado golpeando la guantera del auto. —Me duele pensar en lo peor y lo sabes, Katherine fue y es importante para mí...

—Se llama Amelia.

—Solo porque ella eligió ese nombre, sabes su nombre real.

Suspiro resignado porque tienen toda la razón. Miro por la ventana hacia la comisaría donde policías entraban y salían a cada momento. Pensar en Ame...Katherine me tiene pisando sobre carbón encendido.

—Ya sé, solo que no quiero imaginarme lo peor, ella se fue, me dejó y...solo quiero saber lo que le pasó. Nada más.

Recordar los registros que hace más de cuatro meses me enviaron es como una puñalada en el pecho. Ella tenía una fuerte infección en su torrente sanguíneo y había estado en terapia intensiva en un hospital privado que el detective había pagado. Tamborileo mis dedos en el volante cuando veo al detective O'Conner salir de la comisaría y subirse a su patrulla. Enciendo el motor del auto y manejo tras de él, sorteando algunos autos para que no sospeche nada.

—Me siento como en CSI, amigo.

—Cállate, Andrew.

—Bien.

Entramos a una zona de complejos departamentales cada uno con su zona recreativa para niños. Estaciono dos cuadras antes de donde el detective lo hace y bajo guardando un arma en la cinturilla del pantalón. Indico a Andrew que no se mueva y espere con el motor en marcha. O'Conner camina hacia una casa y me escondo detrás de una resbaladera donde unos niños están jugando. Él se queda parado con las manos en los bolsillos esperando a que le abran. Cuando la puerta se abre contengo la respiración. Amelia tiene el cabello demasiado corto, ya no tenía rastro de sus cabellos ondulados.

Me escondo y los veo hablar hasta que aparece una señora mayor detrás de Amelia y la toma cariñosa de los hombros mientras le sonríe al detective. Es como si...No, no podía haberme olvidado tan rápido. Siete meses no es mucho tiempo, sé lo que vi en sus ojos la última vez que la tuve gimiendo bajo mi cuerpo. Amelia asiente y camina junto con O'Conner hasta unos bancos al lado del parque. Amelia permanece con la mirada fija en sus pies, ignorando al hombre a su lado.

Tan cerca y a la vez tan lejos. Me siento impotente, las ganas de acercarme, tomarla en mis brazos y besarla hasta hacerla entrar en razón me carcome. Ella me ama, lo sé, estoy tan seguro de ello como lo estoy en el que la Tierra es redonda. Su cuerpo está enfundado en un vestido violeta holgado hasta las rodillas, sobre sus hombros lleva una blazer negro hasta la misma altura del vestido junto con unas bailarinas. Se ve tan hermosa.

Me acerco con cuidado para que ninguno me note pero Andrew aparece.

—¿Qué estás tratando de hacer?

—Solo quiero escuchar.

—Déjate de tonterías, encontraron a Sara.

Solo con escuchar ese nombre salgo corriendo hacia el auto. Esa mujer fue la culpable de todo, la haré pagar. Por Amelia y por el hijo que nunca pude conocer por su culpa. Miro de nuevo hacia Amelia justo cuando el hombretón coloca su mano en la delicada mejilla de ella. Por más que me muera de celos debo dejarla ir, es lo mejor que puedo hacerle después de todo.

Respiro cuatro veces seguidas y entro en el auto. No arranco, los veo desde la distancia, midiendo las reacciones de ambos, en especial las de Amelia que para mi sorpresa se alejaba de él cada que vez que él se acercaba. Sonrío porque casi puedo saber lo que piensa.

—Ya basta con esto, Axel...

—Espera... ¿Qué es eso?

Señalo en la otra esquina y salgo justo cuando una mujer con el cabello tintado de rubio sale del auto y dispara hacia donde está Amelia. Pronto todo se convierte en caos. Corro en dirección a Amelia encontrándola tirada en el suelo cubierta por el cuerpo del detective quien habla por el intercomunicador pidiendo refuerzos. Veo a la mujer justo cuando comienzan de nuevo los disparos mientras mi equipo llega y se encargan de los que vinieron con esa bruja. Sara se esconde detrás del auto mientras disparo, parece que no se irá hasta conseguir su meta, verla muerta a Amelia.

—¿Axel? —La débil voz de la mujer por la que moriría me alerta. Ella tiene una herida en el brazo, algo superficial.




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