… Al quito día de arduo trabajo en la empresa a la que Claudia había entrado hace unos pocos días , necesitaba de su ayuda habían contratado a una aseadora; “Claudia fue la primera”, esta empresa estaba descuidada y al menos unas semanas era lo que requería para mucha dedicación por todo el desastre que en ella se encontraba, las oficinas, el baño de servicio y sin mas detalles era todo un caos, la empresa no tenia tan buena reputación por ella pero la entrada de la misma era espectacular y daba una buena impresión en la ciudad.
Claudia creía poder llevarse una buena impresión en su nuevo empleo pero “, si que se llevo una buena impresión” Pues decidida a trabajar se encontró con mas que eso, además de su desastre, Pablo Martínez su jefe y empresario un millonario no de tan buen humor, un hombre arrogante, vano a la codicia, caprichoso, amargado, ¿Quién querría un jefe como este?; Pero bueno apenas se estaban conociendo tal vez necesitaba de su confianza, ¡Pero no!, ya lo había intentado pero no funciono, Claudia lo intento en varias ocasiones como cuando quedaba frente a frente con él pero por lo que mas quería solo recibía y salía de esa sucia boca ordenes y nada mas.
El sexto día de trabajo ya eran las 9:45 a.m. y hace dos horas Claudia debía haber estado en el trabajo pero por obvias razones de ser madre cabeza de familia se había ocupado, Claudia desesperada sale al trabajo, pero no pasaba ningún móvil que la pudiera llevar, 9:20 a.m. por suerte como ángel caído paso un amigo y se ofreció en llevarla.
Al llegar al lugar Pablo estaba a la puerta y se veía mas furioso que siempre…
- Perdóneme, es que tuve que… -Dice Claudia sin poder terminar-.
- Yo a usted no le pedí justificaciones –interrumpió pablo-, al final de la jornada tendrá sus consecuencias.
Claudia ya muy cansada sin mas ganas que de llegar a casa después de un día tan pesado como ese, era un apartamento que compartía con Sara una compañera a la que quería y apreciaba mucho peo además tenia al ser que mas amaba en el mundo, su hijo de ya seis años la esperaba a la puerta de su casa para contarle lo tan divertido que había pasado su día y eso a ella la alegraba, aunque fuera de casa pasara muy mal día tenia una razón por la que vivía la vida y era feliz, juntos los 3 en casa formaban una hermosa familia.
El séptimo día mucho mas calmado que los otros, Claudia trabajaba mientras su jefe entra a su oficina de buen humor por lo tanto que había alcanzado por administra la empresa y mantenerla en buen estado y por esto había recibido sus grandes méritos. Claudia no solo colaboraba en los cargos de aseo también se encargaba de sus papeleos y algunas cosas mas. A veces “Anderson” un gran hombre y empresario dueño de esta empresa llegaba como supervisor de ella, él había observado ya antes la dura labor de Claudia y poco a poco a causa de ello había ascendido a otros cargos por orden del dueño de aquella empresa, Anderson solía observarla y sabia que ella merecía un poco de su ayuda para alcanzar mucho mas.
Ese mismo día pablo se topo con Claudia y quiso con su arrogancia y orgullo mostrarle lo alegre que se sentía.
- ¡Vaya, vaya!, Claudia ¿sabes? –le dijo-, No hubieras tenido tanto si no fuera por mi ayuda.
- Gracias jefe, de veraz se lo agradezco –respondió Claudia sintiéndose humillada-.
Pero Pablo prosiguió con su orgullo mientras Anderson se había dado cuenta de ello y poco a poco a Pablo nada le quedaba pues Anderson no podía permitir que por causa de esto su reputación se acabara, a pablo ya de le acababa el orgullo de su alegría.
Un día Anderson sorprendió a pablo con Claudia, como las otras ocasiones pablo le demostraba que ella no tenia nada en cambio el ganaba mucho mas de lo que ella tenia pero además de eso Anderson escucho que Claudia hablaba de su familia y que por ellos, Sara y su hijo era su riqueza.
Pero pablo por causa de su soledad insulto a Claudia y se metió con su familia,
Anderson ya pensaba que esto se podía salir de sus manos así que optó por entrar en acción, Pablo y Claudia sorprendidos por lo que no se habían dado cuenta que Anderson allí se encontraba.
- Usted, por favor se retira, -se dirigió Anderson a Claudia-, vaya a trabajar.
- Pablo, usted vaya arreglando todo y recogiendo todo lo que le pertenece, y en la tarde antes de salir me espera para entregarle su liquidación, ¡A partir de hoy ya no hará parte de esta empresa!, ¡estas despedido! –Dijo Anderson con gran carácter.
- Pero… Pero… -intento justificarse pero no pudo decir palabra alguna a Anderson-.
Se dirigió pablo a recoger todas sus cosas y en la hora de la tarde ya se encontraba todo listo con la liquidación en mano se retiraba de la puerta a la calle y solo se supo de él que en sus días después de esto no supo aprovechar su dinero y quedo en la ruina totalmente endeudado le quitaron su casa y abandono su lugar y de pablo no se supo mas que esto.
En cambio Claudia poco a poco ascendía a cargos dignos, Anderson le había ofrecido su confianza y ayuda. En fin tanto que termino siendo la dueña de aquella empresa que ahora ya tenía. No solo aprendió a confiar y recibir de ayuda también ya había comenzado a crear en varios locales pequeñas empresas.