El amor puede acabar con todo.
Lo observo desde lejos, sentada sobre el pasto y con un libro en mi regazo. Él está allí, parado con un cigarrillo en su mano y la mirada perdida. Me recreo en su imagen, ya que no se percata de mi insistente admiración. No es el chico más guapo del mundo, comentarían mis amigas, pero para mí es ideal. Su aspecto desaliñado y sus ojos como el cielo me llamaron la primera vez que lo ví. Su mirada gritaba misterio, y yo soy una masoquista que siempre busca inútilmente resolverlos.
Pero no es su rostro atractivo ni su cabello claro lo que me retuvieron, fue su manera de hablar y transmitir lo que me atrapó involuntariamente. Y cada vez que sus palabras salen y me mira con fijeza, mi corazón tiembla y él se enlaza aún más en mi alma. Tiene algo que me llama, aunque intente negarme a ello. Lo imagino en mi futuro, a mi lado, algo que nunca había ocurrido antes. Él es el primero que me hace querer algo más, que me invita a no sólo soñar, con él quiere hacer mis sueños realidad.
Una sacudida invade mi alma cuando deja de mirar hacia la nada y se enfoca en mí, así que con nervios reacciono y bajo la mirada hacia mi libro. ¿Tengo algo mal? ¿Está observando a la chica a mi lado?
Me hace sentir tanto que me incomoda. No me gusta perder el control y que mi voz tiemble cuando le hablo. Odio como mis mejillas se sonrojan incontrolamente cuando estoy cerca de él y mis ojos se niegan a apartarse de su imagen cuando estamos en el mismo lugar. No me gusta que él sea la primera persona que busco cuando voy a algún lugar, y aún cuando sé que no estará, sentirme desilusionada al no verlo. Me da miedo el poder que tiene sobre mí, aún más cuando no sé hasta cuando lo veré. Quiero que estas sensaciones desaparezcan, pero me da pánico saber que un día cualquiera será el último en que lo tenga cerca.
¿Ésto es amor?
Porque no me gusta. No cuando sueño con él y deseo que me abrace con fuerza. No cuando me hace creer en cosas que jamás pasarán.
¿Amar se siente así?
Te hace feliz para luego golpearte. Cuando siento que la conexión es recíproca, cuando mi mente se llena de fantasías y mi corazón late esperanzado, la realidad me golpea. Él no me ve realmente, no soy especial ante sus ojos. Mi sonrisa no le causa lo que la suya me provoca a mí. Cuando lo ví sonreír por primera vez, me pareció el hombre más hermoso del mundo, estuve perdida para siempre. Y cuando hablamos, él no lo hace de una manera especial, yo no le afecto como su voz y palabras me impactan a mí. Él jamás va a sentir todo lo que siento por él, no por alguien como yo.
Mantengo con pura fuerza de voluntad mi mirada sobre el libro mientras parpadeo con rapidez para evitar que las traicioneras lágrimas caigan por mis ojos. Los momentos en que creo que este sentimiento puede ir por las dos partes, sólo son fantasías que están en mi cabeza. Él no siente nada especial por mí, y eso duele.
¿Puede este sentimiento romperme?
Pienso en todo este remolino de emociones que constantemente me golpean con fuerza, y en lo que mis pensamientos negativos llegan a hacerme. Antes de él, ya estaba rota. Sólo me contentaba con soñar desde lejos, pero ahora quiero más. Y eso me da miedo.
Y la inseguridad se siente amenazada por la esperanza. Me conformaba con las historias de amor de mis libros y las que imaginaba en mi cabeza porque eso era lo más seguro. Pero ahora necesito más, quiero ser la protagonista de la historia. Y si conservo mis sentimientos negativos hacia mí eso jamás sucederá.
Me arriesgo y levanto la mirada de nuevo cuando me aseguro de que las lágrimas no caerán. Él sigue allí, pero ya no me mira. Ahora conversa con una chica, y se me hace imposible no sentir una puntada en mi interior. Me gustaría ser así, menos insegura y más valiente. Si fuera otra persona, dejaría de ocultarme y le demostraría que realmente algo especial podría surgir entre nosotros. Me levantaría y le hablaría con tranquilidad, sin miedo a equivocarme y hacer algo que me delate. Le mostraría al mundo que soy digna de amar y que no temo a buscar lo que quiero.
Pero no, me quedo aquí sentada viendo como el mundo sigue y mis oportunidades pasan. Siempre que junto valor para actuar como mi corazón dicta, una vocecita me grita que es peligroso arriesgarse de esa manera.
¿Y qué tal que él me rechace? ¿Y si piensa que lo acoso? ¿Se burlara con sus amigos? ¿Me mirará de forma extraña?
Y la inseguridad gana. Me quedo en mi lugar y mi corazón pierde una parte. Todo se repetirá, el círculo continuará, él seguirá con su vida sin percatarse de mis sentimientos y yo con el tiempo dejaré de pensar en él. Pero mi alma nunca lo olvidará, eso lo sé con certeza, lo cuál me aterra. No será sólo un chico imposible con él que soñaba desde lejos, siempre será el primero que me hizo querer más.
¿El amor puede acabar con todo?
Cuando deja de hablar con ella y sorpresivamente me mira otra vez, intento no bajar la mirada y me pierdo en el hilo invisible que me conecta a él. Mi corazón late incontrolablemente, y ya no lo soporto más, bajo la mirada nuevamente. Si dejo de temer, quizás mis sueños se hagan realidad. Si aprendo a quererme, quizás él algún día pueda corresponderme.
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Editado: 30.04.2018