Alan, toca su cabeza molesto por el constante toque de su puerta que lo perturbaba. Irritado ya, se pone una toalla para tapar su desnudez. Al abrir la puerta aun soñoliento con poca paciencia, dice.
- ¡¿Qué está pasando?!- Mira a su amigo, Bryan.
Al ver aquel chico. Pelí castaño, con su típico corte de una pequeña coleta, Ojos oscuros, Alto, de tes clara. Riendo irónicamente
-¡BROTHER!- Alan se queja al escucharlo
-¡Por el amor a Dios!... Cállate... me haz dado migraña- se da la vuelta, caminando a la cocina. Su amigo lo sigue, cerrando la puerta detrás de él.
-¡Lo siento, Bro!... vine a buscarte para la salida- dice, viendo como Alan toma una pastilla.
Alan responde de manera irritada al escuchar el porque estaba ahí.- Está bien, espera...- Pero era lógico ya se lo imaginaba. Solamente de imaginarse cuanto le insistirá su amigo, no quiso desistir, se ahorraría otro dolor de cabeza y mal gasto de energía tratando de negarse a la ocasión, sabiendo como es su amigo.
En cambio Bryan estaba sorprendido por su respuesta, no esperaba que fuera tan fácil conociendo al contrario, creyó que se iría de ese lugar solo. No quería que cambiará de opinión, así que sólo asintiendo a su respuesta en afirmación. Camina a la sala, para recostarse en el mueble, viendo como Alan se dirigía a su habitación, se distraerá a el mismo viendo la gran televisión que se encontraba en aquél espacioso lugar, casi que parecía flotar a lo alto de esa pared. Antes escribió rápidamente un texto a sus amigos "Misión cumplida" sonrió orgulloso por su éxito.
Poco tiempo después...
Ya estaban reunidos todos en el lugar citado. Pasaron a sus adentros observando la variedad de juegos y luces que opacan la oscuridad de la noche.
Alan estaba dispuesto a divertirse. Posteriormente de haberse preguntado varias veces.
¿Cuandó fue la ultima vez que me divertí?
Algo confuso con si mismo, avanzó con sus amigos que tenían los tiques a la mano para ingresar a los primeros juegos.
Por un momento se le olvidó todo, sintiéndose en paz, disfrutando del momento con sus amigos entre risas.
Ya se estaba haciendo muy tarde... Iban en dirección a la mega montaña rusa. Alan dirige por inercia su mirada a lo lejos, a uno de los juegos, donde había que tirar unos pinos con el lanzamiento certero de una pelota de goma, ganando algún premio. Observando algunas parejas en ese lugar... iba a desviar su vista, pero algo llamo su atención, una cabellera larga rubia. Lo que llevo su mente a divagar en aquel sueño que había tenido horas antes. Soltó un pequeño suspiro pensando en lo absurdo que seria, que estuviera viendo en ese lugar, una chica que solo ha visto en sueños.
Ya estaba cruzando muy cerca de ese lugar, pasando por alto sus pensamientos, siguió caminando llevando su vista al suelo. Escucha a una voz femenina reír, quedando el inmóvil, su grupo de amigos no se dio cuenta de ello. Dirige su vista hacia aquel sonido peculiar, ya la había escuchado antes... Era la misma chica que antes había visto.... no entendiendo el por qué reconocía su risa de algún lado, pero ¿¡en dónde!?. Tratando de recordar, sintio una punzada de dolor en su cabeza. Por un breve momento pudo ver el rostro de una joven. Pero el dolor lo desconcertó haciendo que olvidará su rostro. Mientras tocaba su cabeza, vio como su amigo Bryan corría hacia él, diciendo algo que no entendía, no había sentido su cuerpo caer, cuando su amigo como pudo lo tomo antes del fuerte impacto. Lo último que vio por ese momento fue el juego de pinos dónde ya no se encontraba nadie, cerrando sus ojos.
...
"¿Donde estoy?...
Veía sus manos que parecían tan pequeñas como si fuera solo un niño. Pero se distrae por completo al escuchar la voz de su madre, llamar a su nombre.
-¡Alan, hijo!- pasa su madre a la habitación. Cargandolo en sus brazos- ¿Cómo está mi bebé?- la mira extrañado, que estaba pasando.- vamos Alan, no te enfades con mami, sabes muy bien, que es necesario que te levantes temprano para que estudies y seas un gran hombre algún día.- ella empieza a llenarlo de besos haciéndolo reír por las cosquillas que provocaban ellos...
Al abrir lo ojos, mira con rareza el lugar, parecía estar en su antiguo jardín de niños. Tomado de la mano de su madre. Quien lo veía sonriendo con mucho cariño en su mirar.
Realmente una mujer muy hermosa a sus 27 años, tenia su cabellera rojiza en un moño alto, a lo cual sus rulos que eran como resortes parecían perfectos. Un vestido floreado, de color azul que lucía muy bien en su figura con su tono de piel; claro como el suyo. Y sus ojos, tan hermosos de un color castaño. Sus manos tan suaves. Su madre, a sus ojos era la mujer mas hermosa del mundo. Que irradiaba una luz desbordante de amor.
-Alan... amor es hora- empiezan a caminar, entrando en aquel lugar.
Su madre hablaba con una mujer morena, parecía muy agradable. Recorría todo el gran salón con mi vista. Viendo muchos niños y niñas jugar entretenidos. El quería jugar también. Observa como su madre firma algo para después hablar con el.
-Mamá, viene en un rato, tu te quedarás aquí con ella- dice viendo a la mujer morena- ella cuidará de ti.- el asiente- mamá vendrá por ti pronto, te quiero mucho tesoro.- le dio un abrazo y sé fue dedicandole una sonrisa, a pesar de ello no sabia porque tenia unas pequeñas ganas de llorar.
-Alan- escucha la dulce voz, de la delgada mujer morena- no te sientas triste, mi nombre es Rous ¿Quieres jugar?- dice extendiendo su mano, la cual el tomo con timidez.- vamos te mostrare el lugar.