Renacidos: Los ocho reinos

Capítulo 19.

Otra vez en el palacio del Reino Élfico...

Cuando la joven llegó al comedor no se esperaba la disputa que se iba a encontrar allí. Shawn y Anna estaban peleándose por un cacho de pan, pero gracias a él el espectáculo era mucho peor. Un montón de grandes pájaros plateados volaban alrededor de ella, la cual tenía el bollo en la mano. Chispas azules y blancas salían de la mano del brujo y su ceño fruncido insinuaba que no estaba muy contento. Aún después de las jaquecas que le estaba haciendo sufrir Shawn, Anna se rehusaba a darle el pan al que en esos momentos era su enemigo.

          - ¡Parad ya, parecéis niños pequeños! – gritaba Winnie.

          - Shawn, déjala en paz, te daré otro cacho de pan – intentaba calmarlos Eldar.

          - ¡No quiero otro cacho de pan, quiero ese cacho de pan! – habló por fin Shawn.

          - ¿Sabes que me encantaría probar la sangre de enana, Anna? Si sueltas la comida no te morderé – decía Logan para que pararan de pelear, pero ni si quiera así pararon.

          - Ya me he cansado de esta escenita – empezó a andar hacia ellos Eleein que llevaba un rato observando.

Ella los alcanzó, agarró a Shawn del brazo y este se sorprendió al notar el fuerte agarre de la chica.

          - Para ya.

El tono cortante de la voz de Eleein le hizo estremecerse y la mirada asesina de esta en él hacía que se le pusieran los pelos de punta. Bajó lentamente la mano y los pájaros, al igual que las chispas de sus dedos, desaparecieron. La chica se acercó a Anna y extendió la mano hacia ella para que le diera el pan. No hizo falta que dijera nada porque la enana entendió a lo que se refería con ese gesto y puso con delicadeza el bollo en la palma de la joven, el cual esta lo partió a la mitad y le dio una a cada uno.

          - Aprended a comportaros como adultos y no os volváis a pelear por estupideces – ese tono cortante aún no había desaparecido de la voz de Eleein.

Todos se quedaron sorprendidos ante el comportamiento de la muchacha, y aún más después de que justo al acabar la oración una gran sonrisa iluminó su cara.

          - Se aprenden ciertas cosas cuando trabajas toda la vida en una cervecería justo en el medio de un pueblo con un número razonable de alcohólicos – dijo ella como si eso lo hiciera todos los días –. Es mejor que comamos ya o todo esto se nos enfriará.

          - Tienes razón – sonrió Rigor y se dirigió a su asiento.

          - Todos le siguieron y comenzaron a devorar el gran festín que se encontraba sobre la mesa como si nada hubiera pasado.

          - ¿No pensáis disculparos? - Elle se diriguió de nuevo a Anna y Shawn. Ambos estaban reacios a pedir disculpas y tan solo se limitaron a mirarse entre ellos.

          - ¿Y bien, Anna? - Animó la humana

Esta le lanzó una mirada asesina al escuchar su nombre, ya que no quería disculparse, pero aún así lo hizo. Los ojos de Eleein parecía que le estaban perforando el pecho y eso la perturbaba enormemente.

          - Lo siento... - dijo tan bajo que hasta al vampiro le costó oirlo.

          - ¿Que dijiste? - insistió la humana.

          - Lo siento - Alzó la voz Anna.

          - Muy bien. Shawn, ¿tú no tienes nada que decir al respecto?

          - La verdad es que no - contestó el brujo convencido, pero pronto se arrepintió de lo que había dicho.

          - ¿Seguro? - Amenazó Eleein.

          - No, no estoy seguro... Lo siento yo también, Anna.

Acabaron de devorar todo el festín que se encontraba encima de la mesa en casi completo silencio y se levantaron. Eleein iba a salir del comedor cuando notó que una mano agarraba su muñeca. Al girarse Eldar la soltó y le dedicó una sonrisa.

          - Es mejor que empecemos cuanto antes con el entrenamiento. Sé que estás aún estás molesta, pero...

          - No te preocupes. Iré a cambiarme - contestó rápidamente.

          - Vale, te espero en el campo de entrenamiento.

Ella salió de la estancia y se dirigió hacia su habitación. Al entrar en el dormitorio vió una armadura de metal descansando sobre la cama. Era pesada y parecía desgastada, como si alguien la hubiera usado ya antes hace años. Dos golpes sonaron en la puerta y al poco la voz de la misma sirvienta que la había despertado esa misma mañana se escuchó a traves de la madera.

          - Eleein, me han enviado para ayudarla a vestirse ¿Me permite pasar?

          - Adelante - dijo la joven.

La mujer elfo entró en el cuarto y le sonrió a la muchacha. Eleein no tardó mucho en vestirse con ayuda de la sirvienta y salió de allí después de decirle gracias para ir a donde Eldar la esperaba.



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En el texto hay: fantasia, amor, aventuras

Editado: 07.01.2020

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