Rendirse jamás

Capítulo 15

JANELLE

 

Te has metido entre mis venas para siempre,
poco a poco te adueñaste de mi mente…

El tono de mi teléfono sonando nuevamente interrumpió mi gran interpretación frente al espejo. Mascullé entre dientes una maldición mientras me acercaba al aparato y tomé una profunda respiración. Si veía su nombre una vez más en la pantalla, iba a arrojar el móvil contra la pared sin importarme si se destruía.

No podía ni siquiera leer los mensajes que me enviaba sin sentir cómo se revolvía mi estómago y mi corazón empezaba a latir desbocado. No me habría sorprendido que saliera por mi garganta y comenzara a correr en círculos alrededor de la habitación; adquiría vida propia cuando se trataba de él.

Dejé el cepillo que usaba de micrófono sobre la cama y tomé el celular.

Lora.

Me sentí aliviada y al mismo tiempo decepcionada por que no fuera Derek. Levanté mi móvil y contesté.

—Hey, amiga, ¿dónde has estado? ¡Tengo días marcándote y tú no contestas! —me reclamó. Hice una mueca al escuchar su tono de reproche.

—Hola, Lora, es que mi celular estaba perdido y descargado, lo acabo de encontrar ahora —mentí. Había apagado el celular un segundo después de que le conté a Derek lo que Molly me había dicho, no podía soportar saber de él en aquel momento.

Iba a ser papá.

Un sentimiento extraño se apoderó de mí, un punto intermedio entre dolor y enojo. ¿Desesperación tal vez?

—Uh-huh. ¿Sabes? Por alguna razón no termino de creerte. Eres pésima para las mentiras y tú misma lo sabes, ¿no? Pé-si-ma. —Cerré los ojos y resoplé. Ella rio—. Bueno, solo quería decirte que mañana me regreso a casa y que quiero verte, hay tantas cosas por contarte y... Ya, dime ¿qué me cuentas? Bah, olvídalo, mañana hablaremos de todo lo que nos haiga pasado...

—Haya —la interrumpí. Odiaba cuando decían haiga. A veces me daban ganas de darle con el diccionario en la cabeza a ver si así aprendía, pero no había llegado a esos extremos.

Todavía.

—Hayaaa. ¿Feliz? Bueno, como te decía, mañana tendremos todo el tiempo del mundo para ponernos al día. Tengo que aprovechar a mi hombre por última vez antes de irme. Cuídate, adioooos. —Fue lo último que dijo antes de colgar.

Mi mejor amiga estaba loca, ni siquiera sabía cómo nos llevábamos tan bien. Creo que era porque nos complementábamos la una a la otra. Probablemente me hubiera vuelto loca si no la hubiera tenido a mi lado para apoyarme durante todos estos años.

Suspiré y coloqué el teléfono de nuevo en la mesilla antes de dirigirme al baño. Ese día tenía una entrevista para un nuevo trabajo; desde que me habían despedido de la cafetería había estado corta de dinero, pero al estar en vacaciones no me había afectado tanto como había pensado en un principio.

Puse algo de música, me desvestí y entré al agua fresca.

Si ayer tuviste un día gris, tranquila,
yo haré canciones para ver
si así consigo hacerte sonreír.

Agh.

Cerré los ojos con fuerza al escuchar la canción que tanto me recordaba a él y apoyé mis manos en la pared tratando de no derramar las lágrimas que picaban detrás de mis ojos.

Me odiaba. Dios, me odiaba tanto por dejar que me afectara cuando yo había insistido una y otra vez en que solo éramos amigos.

Si te sientes sola, háblame
que te estaré escuchando
aunque no te pueda ver.

Una estúpida gota cayó por entre mis parpados y sobre mi mejilla; otra siguiéndole el paso mientras apretaba mi mandíbula por dejar que él me hiciera sentir débil.

¿Por qué, maldita sea, tenía que sentirme así?

No éramos nada más que amigos. Solo eso. Simplemente. Amigos.

«Síguete mintiendo a ti misma, probablemente algún día te lo creas

Pero la noticia se seguía sintiendo igual que el mismísimo segundo en el que Molly me la había dicho. Seguía lastimando igual.

 

 

 

—¿Molly? —pregunté insegura. Ella hizo una mueca de desprecio al ver que la conocía.

—¿Está Derek?

—N-no, está de viaje —respondí deprisa. Sus ojos se abrieron un poco más y entonces me miró de una forma que me dio escalofríos.

Una sonrisa que no presagiaba nada bueno se pintó en su rostro y luego echó su cabello hacia atrás de su hombro.

—Oh, bueno. Entonces, ¿podría dejarle un mensaje contigo para cuando regrese? Es urgente —añadió apresurada. Asentí despacio preguntándome qué se traería entre manos.

—Eh, sí, supongo que está bien.

—Bueno... no sé cómo comenzar —dijo haciendo una mueca—. Lo que pasa es que hace un par de semanas Derek se acostó con mi amiga Mindy y a la muy zorra se le ha atrasado el periodo. —Hizo una pausa esperando por cualquier reacción mía y luego sonrió de nuevo. No me gustaba hacia dónde se dirigía esa conversación—. El punto es que se hizo una prueba de embarazo —continuó. Contuve el aliento, esperando sus palabras siguientes y algo en mí estalló cuando dijo—: Salió positiva.




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