Gael Miller.
─ No. ─soltó Thomas por décima vez.
Llevaba una hora tratando de converserlo para que aceptara la ayuda de Isa, sin embargo, había algo que no le terminaba de cerrar, solo a él le preocupaba, Ian había aceptado desde el primer momento en el que la mencione.
─ ¿Por qué?, capaz no den mucha comida ─intervino Ian.
Estaba acostado en el sofá jugando con su móvil.
─ Es un gran punto, pero no me interesa.
Suspiré y me senté en una silla.
─ Ni siquiera has dicho tus razones para no aceptar.
─ Se lo que va a pasar, si aceptamos todos creerán que nos estamos colgando de su fama.
─ Nosotros trataríamos de que no sea así, tampoco es que nos importe mucho lo que los demás digan.
Thomas soltó un gran suspiro y tiró la cabeza hacia atrás.
─ Bien, podemos aceptar su ayuda, pero en donde nos traten mal a los tres nos vamos de ahí.─terminó aceptando.
─ De acuerdo, me parece bien.─le conteste.
─ Yo también estoy de acuerdo. ─acotó Ian.
Saqué mi móvil y entré a las redes, desde ayer lo único que hacia era entrar al perfil de Isa y ver sus publicaciones, iba a volver a guardarlo hasta que me llego una notificación de un mensaje, sonreí levemente al ver el nombre de Isa.
─ Creo que necesito tu ayuda.
Frunci levemente mi entrecejo y le contesté.
─ ¿Con qué?, ¿Estas bien?
Su respuesta tardó cinco minutos en llegar.
─ Creo que voy a aceptar tu idea de escaparme por unos días.
Estaba confundido, si le había dando esa idea, pero tampoco crei que lo iba a hacer.
─ Mi propuesta de que te quedes en mi casa sigue en pie.
Sonreí levemente cuando vi su escribiendo...
─ Sólo tres días.
─ De acuerdo, ¿quieres que vaya por ti?
─ ¿puedes?
─ Claro, en unos minutos estoy ahí.
Guarde mi móvil en mi pantalón y me levanté para guardar la guitarra en la funda.
─ ¿Te vas? ─me pregunto Ian.
─ Si, tengo unas cosas que hacer, hablaré en el grupo si surge algo.
─ De acuerdo, suerte.
Thomas me saludó con la mano, salí del garaje y acomodé la guitarra atrás, me coloqué el cinturón y comencé a manejar al hotel donde estaba Isa, tenía solamente veinte minutos de viaje.
Estacione en la puerta, tome mi móvil y le mande un mensaje avisandole que estaba afuera, había varios reporteros distribuidos por el lugar, junto con varios fans.
La observé subir al auto, en el asiento de al lado mío y se colocó el cinturón, se veía ridícula, tenía una campera totalmente negra, unos pantalones anchos azules y una peluca rubia.
─ Necesito decirlo, te vez ridícula ─le solte cuando empecé a manejar.
─ Lo sé, pero era la única manera lógica que encontré para salir sin que nadie se diera cuenta.
Sonreí levemente y observé como se quitaba la peluca y se acomodaba su cabello.
─ Lo siento, hola por cierto.
─ Hola. ─me detuve en el semáforo rojo y la observé fijamente. ─. Habiamos dicho algo de estar disculpandote a cada rato.
─ No puedes prohibirme no estar disculpándome.
─ Lo sé.
Vi como sonreía, estiré mi mano y acomodé uno de sus mechones.
─ No te queda muy bien el rubio.
─ No sabia que eras estilista.
Sonreí y volví a conducir.
─ Yo tampoco. ─le conteste.
Ella se acomodó en el asiento y observó el camino, mi casa estaba un poco alejada del centro, supongo que eso dentro de todo le iba a gustar, sé que habia pasado algo para que tome esta decisión que pocos lo harían.
─ Voy a pagarte por dejar que me quede en tu casa ─soltó de golpe.
─ No, no hace falta.
─ Si, me sentiré mal si no aceptas.
─ Luego lo discutimos.
─ ¿Quiénes viven contigo? ─Isa se acomodó en el asiento quedando de costado para observarme.
─ Mi madre, mi hermano y mi padre, pero el último siempre está de viaje por varias noches.
─ De acuerdo.
Cuando estacione el auto en el garaje, bajé junto con ella, me colgué mi guitarra en el hombro y la ayude con la mochila que traía.
─ ¡Mamá tu hijo adoptado llegó! ─escuche el grito de Paul y mire a Isa.
─ Se va a morir cuando te vea.
─ Seguro ─sonrió
Abri la puerta principal y deje que ella pase primero, cerré la puerta detrás mío y observe como Paul la miraba fijamente.
─ Dale unos segundos ─me puse a su lado.
Paul tardó en caer a tierra veinte segundos contados.
─ ¡Mamá Isabella Jones está aquí!, ¡Estoy respirando el mismo aire que ella!, ¡Mamá! ─empezó a gritar emocionado provocando que Isa sonría.
Obviamente por los gritos de Paul, mi madre salió de la cocina y nos observó hasta que su mirada cayó en Isa.
─ Hola. ─murmuró Isa.
Paul se acercó rápidamente y le tendió la mano, a lo que ella aceptó.
─ Soy tu mayor fan, no se lo digas a mi novia, pero todo mi dinero lo gastó en cosas tuyas.
─ Eso sonó más de un obsesionado que un fan.
Isa soltó una suave risa antes de contestarle.
─ Un placer conocerte.
Tras ver que Paul no planeaba soltarla, me acerqué y les solté las manos, mi madre se terminó de acercar.
─ Hola, soy Ana, madre de estos dos niños.
─ Un placer, soy Isabella ─le tendió su mano, a lo que mi madre ignoro y la abrazo, ella se lo correspondió unos segundos después.
─ Se va a quedar unos días aquí, tienen prohibido decírselo a alguien ─les dije cuando mi madre dejó de abrazarla.
─ Créeme que por mi no hay ningún problema ─contestó Paul.
─ Por mi tampoco, siempre serás bienvenida, ahora vayan a dejar eso y bajen a comer.
Ella se dio vuelta y se volvió a meter a la cocina, puse mi mano en la espalda de Isa y la empujé suavemente hacia las escaleras.
La guie a mi habitación y deje mis cosas en la cama.
─ Haremos lo siguiente, solo hay cuatro habitaciones en la casa, tres están ocupadas y otra tiene cosas que no queremos tocar ─le comente mientras se sentaba en mi silla del escritorio ─. Lo que podemos hacer dejarte mi cama y yo traeré otro colchón aquí.
─ Tu casa, tus reglas, así que acepto ─sonrió.
─ De acuerdo, pero primero vamos a comer.
Me adelante a la puerta pero tuve que detenerme cuando su mano en mi muñeca me detuvo, la observé.
─ ¿Qué ha cocinado tu madre? ─preguntó.
─ Es semana de pasta, así que habrá hecho alguna, ¿no te gustan?
─ Me gusta, pero eso rompe mi dieta.
Me acerqué un poco hacia ella y acomodé su cabello detrás de sus hombros para mirarla.
─ Créeme que eso no te hará daño, al contrario te hara bien y te dará energía.
─ He traído las pastillas.
─ No las necesitas Isa, lo que necesitas es alimentarte bien sin estar preocupándote.
Vi que se seguía cuestionando las cosas, suspiré y tomé su rostro para que me mirara.
─ Come esta vez, sino te gusta podemos empezar a prepararte comida saludable para ti.
─ De acuerdo.
─ Bien, vamos.
Tome una de sus manos y baje con ella a la cocina, me senté en mi lugar e hice que se sentara a mi lado, obviamente Paul no le quitaba la mirada de encima y le di una patada por debajo de la mesa para que reaccionara de una vez, mientras mi madre llenaba los platos de comida.
─ ¿Vas a cancelar los shows que quedan aquí? ─le preguntó Paul, a lo que yo le di una mirada rápida para que se callara.
─ No, lo más probable es que los van a cambiar de fecha, nunca cancelan los shows. ─le respondió.
─ ¿Nunca?, ¿Y si te enfermas?.
─ Debo darlos igual. ─sonrió levemente y observó a mi madre ─. Esta riquísimo.
─ Me alegro que te guste cielo.
Suspiré y comencé a comer mientras Paul hablaba de lo mucho que la admiraba, no sabía si estaba incómoda porque sonreía a cada rato, por ahí si estaba incómoda pero escondía bien sus emociones.
Observé como mi madre de levantaba a atender una llamada y salía del comedor, terminé de comer y coloque mi brazo en el respaldar donde estaba Isa.
─ Que mucho hablas hoy, ¿Tu novia no te habla? ─le solté a Paul cuando no paraba de hablar.
─ Por lo menos yo si tengo alguien que me hable.
Rode los ojos y vi como Isa ocultaba una sonrisa, ella también había terminado de comer, no iba a obligarla a comer lo que ella no quería, pero trataría de evitar que siga consumiendo esas pastillas, se los efectos que eso traía en un futuro, y todavía no teníamos un confianza como para sacar ese tipo de conversación.
─ Ya es un poco tarde, ¿Quieres ir a acostarte? ─le pregunté.
─ De acuerdo.
Ella hizo el amago de levantar las cosas, hasta que tire suavemente de su mano.
─ De eso se encarga el personal, no te preocupes, vamos.
─ Oye Gygy, ten ─me di vuelta y lo observé confundido, pero deje de mirarlo así cuando me lanzo un paquete de condón ─. La protección primero.
─ Pudrete Paul. ─le respondí mientras guiaba a Isa a la habitación.
─ No me parece justo que tú duermas con un colchón en el suelo. ─me dijo cuando cerré la puerta a mi espalda.
─ No es tan incómodo, créeme.
Saqué de debajo de la cama, el colchón que teniamos de repuesto y lo dejé al lado, mientras buscaba las sábanas.
─ En esa puerta está en baño, puedes cambiarte ahí si quieres.
─ De acuerdo, gracias.
Observé como buscaba ropa en su maleta y se iba al baño y cerrar la puerta detrás de ella, terminé de preparar donde iba a dormir y me quité el buzo, para buscar alguna prenda cómoda y esperé a que saliera del baño.
Cuando salió vi que se había cambiado a un pantalón de ositos, tenía una remera negra y se había recogido el cabello en una coleta, me levanté de la silla y fui directo al baño para terminar de cambiarme, me lavabe los dientes y salí.
Isa estaba observando algo en su móvil sentada en mi cama, se veía tan inocente que realmente dolía que le hicieran daño constantemente.
Me acerqué a la cama que había improvisado en el suelo y me acosté.
─ Gracias por dejar que me quede aquí ─me habló después de unos minutos de silencio.
─ De nada, que descanses Isa.
─ Tú igual.
Apagué las luces y me acomodé para cerrar los ojos tratando de conciliar el sueño, pero nunca terminaba a dormir completamente.
No sé si pasaron unos minutos o si habían pasado algunas horas, hasta que sentí como Isa se acomodaba en la cama, no quería abrir los ojos pero podía sentir su mirada en mi.
─ ¿Ga? ─susurró ─. ¿Estas despierto?
─ Un poco, ¿Estas bien? ─le contesté en el mismo tono, me acomodé en la cama y la observé un poco ya que la oscuridad no me permitía verla bien.
─ No, ¿puedes dormir conmigo?
─ ¿Estas segura?
Isa emitió un sonido con su boca en señal de que si lo estaba, me aparte las sábanas y me acomodé a su lado con cuidado.
─ ¿Mejor? ─murmuré.
Ella no contestó sino que terminó de acortar el espacio que había entre nosotros y colocó su cabeza en mi pecho, sonreí levemente y acaricié su cabello.
─ Ahora si, que descanses Ga.
─ Tu igual Isa.
Tome un poco de sabana y le tape la espalda para seguir acariciando su cabello, poco a poco sentí como su respiración se volvía más lenta, se sentía bien tenerla a mi lado, no quería acostumbrarme, porque temía que si lo hacía ambos íbamos a terminar mal.
Pero había algo en ella que desprendía paz, que hacia las cosas más llevaderas y de alguna forma me tranquilizaba. Si era muy bonita, si tenia mucho talento, pero creo que lo más importante en ella eran sus sentimientos y en la forma que veía el mundo, y por eso sentía la necesidad de protegerla, no quería que nadie le arrebate ese brillo especial que tenía.
Cerré en los ojos y pude conciliar luego de unos minutos, y podría decir que fue una de las mejores noches que pude dormir como un niño en paz.