Reservado

Capítulo 21

  • Venga que al final llegamos tarde – corriendo por toda la recepción voy de la mano de Violet hacia el coche, con Henry persiguiéndonos con cara de enfado.
  • No será por mi culpa – contesta con reproche.
  • No iba a salir así, no hay más que hablar – aclaro montando a Violet en su sillita en el asiento trasero.
  • Te has cambiado de ropa que ¿unas cinco veces? – dice montándose en el asiento del copiloto con un portazo mientras yo corro para ocupar el mío –. Es exagerado vamos.
  • Cuando una persona no se siente cómoda con su ropa, se la cambia, punto y como ya he dicho, no hay nada más que hablar – espeto arrancando el coche en dirección al colegio de la pequeña, que nos mira como en un partido de tenis con mucho interés.
  • La ropa no importa, coges lo primero que haya y ya está – exclama como si fuese lo más obvio –. Pero vamos que, si te llevas media hora cambiándote de ropa, luego no te quejes de si llegamos tarde.
  • Escúchame – demando en un semáforo encarándolo –. Me alegro mucho de que nunca te sientas inseguro con tu ropa, pero yo no soy capaz de llevar todo el día puesto algo que me hace sentirme mal conmigo misma porque después no puedo pensar en otra cosa.
  • ¿Quién te ha dicho que nunca me siento inseguro con la ropa? – pregunta confundido mientras sigo conduciendo con el cambio de semáforo –. No te puedes imaginar la que lie para elegir la ropa para el musical. Claro que también me siento inseguro, pero no tardo tanto.
  • Pues lo siento por no ser tan rápida ¿contento? – contesto con bastante reproche y subiendo considerablemente mi enfado.
  • Pues lo estaré cuando tardes menos porque …
  • No os peleéis – interrumpe Violet con tono dulce –. Mamá dice que no debemos pelearnos con las personas que queremos.

Henry y yo cruzamos nuestras miradas abriendo los ojos considerablemente, la frase queda colgada mientras ambos vamos cambiando a un color rojo intenso. Pongo la radio para amenizar el ambiente y el silencio se instaura en el coche. En breve llegamos al colegio de Violet y después de dejarla, continuamos nuestro camino hacia la universidad.

Ya ha pasado casi una semana desde que estuvimos en nuestra primera cita oficial. La mayor parte del tiempo ha sido como estar en una nube. De hecho, jamás pensé que estar con alguien fuese a ser tan placentero y agradable como lo es estando con Henry. Con él me siento segura, todo el tiempo que pasamos juntos es impresionante y cada vez que nos separamos, una sensación de querer volver con él inunda mi cuerpo. Pero claro, no todo podía ser de película y es que también discutimos por cualquier tontería. ¿Podría evitarlo? Claro que sí, pero tengo que admitir que no soporto que salga ganando cuando no tiene razón.

Aparco rápidamente y salgo escopeteada, tengo diez minutos para llegar y tengo que cruzar medio campus. Pero Henry tiene otros planes, me agarra el brazo para frenarme haciendo que choque con su cuerpo y acabando con cualquier tipo de distancia.

  • Lo siento, he exagerado mucho – dice con tono dulce acercando su rostro al mío –. No tendría que haberme puesto así por eso.
  • Ha sido una tontería, da igual – contesto rodeando su cuello con mis brazos.
  • ¿Nos vemos a la salida? – pregunta enfocando su mirada en mis labios.
  • Claro – contesto con una sonrisa. Él acorta toda distancia besándome con insistencia, como si estuviese reclamando lo que es suyo. El aire empieza a escasear por lo que nos separamos lo justo para respirar.
  • Tengo que irme a clase – aclaro sin muchas ganas de hacerlo.
  • Yo también – contesta seguido de otro beso demandante –. No pienses demasiado en mí.
  • Lo mismo te digo.

Poniéndome de puntillas le doy un último beso antes de salir corriendo a clase. A tan solo un minuto de que dé comienzo, entro en el aula donde Sarah y Amy, acompañadas de Jacob, me guardan un sitio.

  • Buenos días – una voz totalmente desconocida entra en clase detrás de mí ocupando el lugar del profesor –. Vuestro profesor habitual ha tenido un pequeño accidente y estará de baja por una temporada. Yo seré su sustituto y no debéis preocuparos por nada porque seguiremos con el mismo plan y metodología de siempre. Mi nombre es Adam Rogerson, pero podéis llamarme solo Adam.

El nuevo profesor rondará los veintisiete años, es alto, moreno con ojos color miel. Lleva una barba bastante recortada y va vestido como un ejecutivo. Miro a mi izquierda y veo a Amy y Jacob bastante concentrados en cualquier otro tema que nada tiene que ver con clases, embobados el uno con el otro. A mi derecha Sarah parece estar en shock.

  • Tía, ¿estás bien? – pregunto con el ceño fruncido.
  • ¿Eh? – parece totalmente ida hasta que mi pregunta la devuelve a la realidad.
  • Que si estás bien – repito instándola a contestar.
  • Si, si – dice despreocupada, volviendo a enfocar su vista en el nuevo profesor.
  • Nooooo – exclamo riendo por lo bajo –. Te ha gustado el profesor.
  • ¿Qué? No, claro que no – contesta rápidamente, pero sus mejillas volviéndose de color rojo la delatan.
  • Sarah, venga ya que nos conocemos – ella se muerde el labio inferior mientras vuelve a mirarlo sacar las cosas del maletín para comenzar a dar clases.
  • Bueno vale, si – admite volviendo su mirada a mí –. Pero es que míralo, si parece que ha salido de una fantasía.
  • La verdad es que si – ambas miramos fijamente cada movimiento del recién llegado, yo analizándolo y Sarah más bien devorándolo con la mirada.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.