Alejandro
Eran apenas las 6:00 am pero no tenia la menor duda de que iba a encontrar a Julián instalado en su oficina, al igual que yo también era un hombre de rutinas.
—Buenos días, Julián.
—Buenos días, Alejandro. ¿Quieres una taza de café?
–Sí.
—Esta claro que el motivo de tu visita es Victoria y aún mas obvio que sientes algo por ella y muy fuerte, no eres un hombre impulsivo que se deje arrastrar por sus emociones.
—Lo era, hasta que conocí a esa terca y rebelde, mujer.
—Soy todo oídos —pronuncia Julian.
—Cuando tome la decisión de irme a San Francisco, estaba dispuesto a dar un nuevo rumbo a mi vida, verte a ti y a Sandra juntos me hizo ambicionar lo que ustedes tenían, establecí un plan de acción que incluía unir mi vida a una mujer que complementara mi estilo de vida y se ajustará a mis gustos y un día cualquiera entro por casualidad a un Bar y me topo con una mujer de lengua audaz, llena de tatuajes y ojos insolentes que adora provocarme ¿y sabes qué es lo peor? —pregunto a Julián.
—No, dímelo tú.
—Me siento atraído por ella aún a pesar de mí mismo y tiene el poder de echar abajo todos los conceptos y lineamientos que han regido mi vida, un poder que ni siquiera Fiorella ostentó.
—¿Tienes miedo?
—Sí —respondo con firmeza, negarlo sería una tontería.
—Alejandro, el aspecto es lo de menos, un tatuaje o un piercing, no definen quién eres. A riesgo de errar, no creo que Victoria sea el tipo de mujer promiscua y fiestera. Además conozco numerosos ejemplos de parejas supuestamente afines que hoy forman parte de las estadísticas de divorcio o ¿te preocupa algo mas?
—Hace varios años Victoria se vio envuelta en una tragedia que terminó cobrandose la vida de dos jóvenes, a raíz de ello sufrió una depresión severa y aunque hace poco me afirmó que era un tema superado para serte honesto no le creí y mis sospechas eran ciertas. Este viaje es un intento de mi parte por ayudarla, sus padres quieren que se interne en una centro especializado para tratar su problema de depresión.
—Podría ser muy positivo. Pero tengo una duda ¿por qué decidiste traerla? ¿no sería mejor dejar que sus padres se encargarán del asunto?
—La vi tan desesperada e indefensa, hecha un manojo de nervios que sólo desee protegerla y cuidar de ella. Recordé la ayuda que tú y el centro comunitario prestó a Fiorella y a todas esas mujeres que han sido dañadas de alguna manera.
—¿Victoria ha sufrido abuso?
—No, ella se culpa por la muerte de esos dos jóvenes.
—Puedo saber ¿por qué?
—Preferiría que ella misma te lo contara.
—Lo entiendo. Alejandro, puede ser una tontería preguntarte después de lo que vi ayer ¿pero tienes alguna idea de lo qué siente exactamente Victoria por ti?
—Siente la misma conexión e incluso intuye la atracción y el rechazo que me genera al mismo tiempo por su aspecto y su forma de ser tan distinta a la mía —respondo con franqueza.
—Sí no estas seguro de poder darle un lugar en tu vida lo más sano es que te alejes de ella. Debemos aprender de nuestros errores, Alejandro. Pensaría que lo sucedido con Fiorella debió ser una lección para ti.
—Y lo fue. Por ello tomé la decisión de alejarme de Victoria inmediatamente conocí su pasado. Pero al verla tan herida no pude mantener la distancia, todo en mí me pedía socorrerla.
—Alejandro, a pesar de estar enamorado por Sandra durante años, tomé la decisión de guardar silencio al ver que mis sentimientos no eran correspondidos y a pesar de lo doloroso que fue verla comprometerse con Bernardo me sentí dichoso por ella. Solo rompí mi silencio al ver como sufría por el rechazo de Bernardo y por la absurda creencia de que la esterilidad le restaba valor como mujer.
»Y aunque aplaudo la sinceridad de Bernardo al admitir que no estaba dispuesto a renunciar a tener hijos propios, si crítico la debilidad de sus sentimientos. Amar a alguien implica estar a su lado en los buenos y malos momentos, especialmente frente a la adversidad.
»Si no estas dispuesto a amar a Victoria en medio de la tormenta y el dolor, entonces sobras en su vida y en la vida de cualquier otra mujer, porque aunque te llegues a casar con alguien que se ajuste a todos tus requisitos, no tienes ninguna garantía de que esa mujer no va a sufrir una enfermedad, un accidente, una depresión o algo tan simple como tener un día malo.
»Abandonaste a Fiorella, ¿vas abandonar también a Victoria?
—No abandone a Fiorella, admito que fui egoísta y la dejé sola por mucho tiempo, incluso que la orille a que rompiera nuestro compromiso, pero jamás le fui infiel ni tomé la decisión terminar lo nuestro. La tomó ella.
—Hay muchas formas de abandono y no todas incluyen un “se terminó” pensé que por fin lo habías entendido. Veré a Victoria a las 4:00 pm, pero es necesario el acompañamiento de un profesional. La depresión no es un juego.
—Lo sé. Nos vemos a las 4:00 —respondo antes de marcharme de la oficina de Julián.
Decido deambular un poco antes de regresar al hotel, cuando de la nada un pequeño bolido de cabellos oscuros y carita sonrosada impacta contra mí. Es una pequeñuela de 6 o 7 años y al ser un pequeño clon de Fiorella, es obvio que sólo puede ser Lily, su hija.
—Cuidado pequeña, te puedes hacer daño —le digo amablemente.
—Perdón —dice la niña apenada.
—Lily, no corras de esa manera —dice una ajitada Fiorella —Señor, disculpe.... —¿Alejandro?
—Hola, Fiorella.
—¿Qué haces aquí?, pensé que seguías en San Francisco.
—Solo vine por unos días y aproveché para dar una vuelta.
— ¿Quieres tomar un café? La pastelería que abrí con mi madre está a tres locales de aquí.
—Me encantaría.
—¿Tienes algún problema? ¿los negocios marchan bien?, te ves preocupado.
—Es una larga historia.
—Soy toda oídos.