Estamos de vuelta, se que la espera ha sido larguísima, pero aquí les traigo de nuevo los capítulos, los estaré subiendo de corrido, sin separaciones ni nada por el estilo, después tendré tiempo de corregir, que los disfruten.
Capítulo 76Cuidado con Megan
—Hola tía Debbie, ¿pero cómo? ¿Desde cuándo se casaron tú y el tíoCarlos? —preguntó Megan con una mirada inocente en su rostro. La joven soltóa Carlos, se acercó a Debbie y sostuvo su brazo como si fueran viejas amigas,aunque esta era la primera vez que se veían, Debbie sonrió con torpeza. —Noscasamos hace tres años, pero él siempre estaba ocupado, por lo que no estuvimosjuntos hasta hace poco.
—Oh, ya veo —respondió Megan, luego se dio la vuelta hacia Carlos y sequejó: —Tío todo esto es tu culpa, ustedes han estado casados por tres años,entonces, ¿cómo es que no la habiamos visto hasta ahora? —Carlos tomó lamano de su esposa con una tierna sonrisa. —Tienes razón, es mi culpa, pero locompensaré —prometió él mientras miraba a Debbie a los ojos.Ella se sonrojó, notó que su marido estaba coqueteándole de nuevo y cadavez que hacía eso, su corazón comenzaba a latir con fuerza.Cuando el grupo entró, una multitud de jóvenes ya llenaba el lugar donde secelebraba la fiesta, todos se estaban divirtiendo.Cuando la gente los vio, las mujeres se volvieron locas. —¡Es él! ¡Es CarlosHuo! ¡Y sus amigos también! ¡Dios mío! ¡No puedo creer que esté viendo aCarlos Huo! —exclamó una de ellas.—¡Guau! ¡Son tan atractivos! Me gustan los cuatro, ¿qué debo hacer? —dijootra mujer.
—Megan tenía razón, ella realmente es muy cercana al Sr. Huo, ¿pero quiénes la chica a su lado? —se preguntó alguien más.—¡No sé! Nunca la había visto antes, pero es hermosa —dijo su amiga.Su discusión continuó así, haciendo este o aquel comentario, generalmentesobre su apariencia.Más tarde, el grupo se separó, Damon fue alejado de sus amigos por doshermosas mujeres, Curtis y Karina fueron a algún lugar solos y Wesley se fuecon Megan dejando atrás a sus amigos, mientras ella sostenía su brazo. SóloDebbie y Carlos se quedaron en su lugar.Un mesero se les acercó ofreciéndoles todo tipo de bebidas. Carlos tomó unvaso de vino de la bandeja, cuando su esposa pensó que era para ella, él le dijo alcamarero: —Un vaso de limonada, por favor.—Sí Sr. Huo —respondió el mozo.
Después de que el mesero se marchó, Carlos tomó un sorbo de vino y lepreguntó a su mujer: —Hay comida allí, ¿tienes hambre?Debbie no respondió, en cambio lo miró y preguntó: —¿Por qué limonada?—Para ti —respondió él.La chica se quedó sin palabra, miró a su alrededor y todos los demástomaron una copa de alguna bebida alcohólica: vino, licor, champán, inclusocócteles, pero nadie estaba bebiendo limonada. —¿Limonada? ¿Es en serio? —exclamó Debbie.—Sí —dijo Carlos, simple y directo a su objetivo, a él no le gustaba que suesposa bebiera alcohol.Ella estaba molesta, pero sabía que no podía convencer a su marido para quela dejara, él era demasiado obstinado.
Pronto la limonada fue servida, Debbie tomó la bebida con resignación ysiguió a Carlos a las mesas de refrigerios. Como el pastel era su favorito, ellatomó un panque estilo Hokkaido y después de darle un mordisco, preguntó: —¿Algún espectáculo esta noche?—Sí, Wesley invitó a la actriz favorita de Megan —respondió Carlosmientras se apoyaba en la mesa detrás de él.Al ver lo mucho que los cuatro jóvenes más ricos y poderosos mimaron aMegan, Debbie no pudo evitar preguntar. —¿Quién es ella?—Megan Lan —respondió su marido.—Eso ya lo sé, lo que quiero decir es que... —de pronto, la muchacha fueinterrumpida.—Oye Carlos, Megan te estaba buscando —cortó Damon, sosteniendo a unamujer alta y delgada en cada brazo.
—Está bien, voy a ir a verla, diviértete —le dijo Carlos a su esposa y se fue.Un minuto después, Debbie vio a Megan tomar el brazo de su marido yentrar a una habitación con él mientras hablaban y reían, ella miró hacia lapuerta, pero después de 15 minutos más o menos ninguno de los dos había salidodel lugar.La chica dudó sobre si llamar a la puerta o no, pero para su sorpresa, Karinaya estaba de pie a su lado, sosteniendo una copa de champán. —Vamos a bailar—sugirió ella.Estaba completamente oscuro afuera, la música ensordecedora resonabaalrededor de la isla y el ruido se podía escuchar en todas partes, toneladas dejóvenes ondulaban en la pista de baile, hipnotizados por los latidos pulsantes y elplacer.
Debbie echó un último vistazo a la habitación donde estaba su esposo antesde asentir con la cabeza a Karina.Una vez en la pista de baile, Karina pasó de ser una joven apacible ytranquila a una reina de baile seductora y sexy, se movía al ritmo de la música,ya no era la joven tímida de siempre, era una diosa en la pista de baile y nadiepodía detenerla.Lentamente, incluso Debbie sucumbió a los ritmos fascinantes y comenzó amover el cuerpo, aunque en realidad, ella no tenía ganas de bailar, su menteestaba a millones de millas de distancia. Debbie no dejaba de pensar en Carlos yMegan, '¿Qué están haciendo en esa habitación? ¿Me estoy volviendoparanoica?'.Como si estuviera leyendo su mente, de repente Karina dejó de bailar, abrazóa Debbie y le susurró: —Pensé lo mismo, pensé que estaba paranoica, peroresultó... sólo... sólo ten cuidado con Megan.
Antes de que Debbie pudiera responder, Karina sonrió mientras caminabahacia Curtis, quien la saludaba con la mano.De pie en la pista de baile, Debbie observó a la joven irse, totalmenteconfundida, '¿Qué quiso decir?', se preguntó a sí misma.Curtis vio a la chica parada sola en la pista de baile, cuando su novia se leacercó, él comentó: —Supongo que no te comportaste mientras yo estaba fuera,¿te divertiste?Karina lo tomó de la mano y dijo: —Debbie y yo acabábamos de empezar abailar antes de que me llamaras aquí y la dejáramos sola, seguramente ella semolestará.—¿Quieres volver? Si quieres puedes bailar más —dijo Curtis con unasonrisa. Él conocía a su novia mejor que nadie, por fuera, ella era tranquila ytierna, pero por dentro, era tan salvaje como una pantera.