Alguna vez han escuchado o leído la frase "la tristeza del alma puede matar mucho más rápido que una bacteria". Yo recuerdo haberla escuchado una vez, un día en el que estaba ofreciendo caramelos en la esquina de un semáforo, ese día me sentía más vacía y triste de lo normal, la noche anterior había sido una completa tortura por culpa del hombre que se suponía debía velar nuestra seguridad y bienestar en el orfanato.
Se encontraba una señora sentada sobre el banco en donde solía sentarme a descansar luego de haber tenido un trabajo arduo, le ofrecí caramelos y con una sonrisa me compró todos los que quedaban en la canasta, a pesar de saber que con eso aseguraba el poder dormir dentro del orfanato, no me sentía feliz, y al percatarse de mi estado de ánimo me sostuvo de la mano y dijo:
-Sabes, he escuchado que dicen que la tristeza del alma puede matarte mucho más rápido que una bacteria, y querida,no dejes que lo que sea que carcome tu mente, te deje abandonar esa hermosa sonrisa que tienes, la misma que veo todos los días al pasar por aquí, si te concentras en la oscuridad tu vida estará llena de ella, deja espacio a la luz y no dejes de luchar, pronto encontrarás tu camino y las razones por cuales sonreír, no dejes de intentarlo- luego se levantó me regaló una última sonrisa y se fue.
No sé si fue, por la sonrisa sincera o la calidez que aquella mujer generó en mí, pero días después decidí huir de aquel lugar, y fue lo mejor que había hecho en mi vida.
Y ahora en este mismo instante, leyendo por milésima vez la nota que John había dejado, después de estar varias semanas encerrada en mi habitación esa frase vino a mí, y quise aferrarme a ella, ya no quería llorar,no quería sentir esta sensación de sentir el corazón hecho pedazos, quería salir de aquella oscuridad, aferrarme a la luz.
No sabía cómo, ni cuando lograría superar lo que se sentía como la peor de las perdidas. Y sé qué dirán "no puedes dejar que tu vida pare a causa de un hombre " pero es fácil decirlo y estar del otro lado.
John no sólo era el hombre con el que un día sólo decidí casarme,no, él era esa persona en la que deposite todas mis esperanzas, mi felicidad, mi mundo giraba entorno a él, sabía que no era sano pero cuando me di cuenta ya era demasiado tarde.
Para una persona que jamás había experimentado ningún tipo de amor y solo tenía los recuerdos de una vida llena de tristeza y malos momentos, él era el salvavidas para todo el caos que yo representaba. Y que él se hubiera ido, dejándome sin nada, quebró una parte de mi maltratado corazón y no sabía en donde hayar esa luz por la cual aferrarme.
-¿Seguiras aquí encerrada? No quieres salir a respirar aire fresco a la alcoba del salón, a comer algo fuera no sé..solo salir de este encierro- escucho que dice Susan mientras se sienta a mi lado en la cama
-Me gusta estar encerrada.
-Pues yo no, y por lo tanto tu tampoco, no dejare que te hundas en la miseria por culpa de alguien que no supo valorar todo el amor que tenías para dar.
- Quizás en el último momento decidió que no podía lidiar con el desastre de persona que soy, por eso se alejó de aquella forma.
- Ey- limpia una lágrima que caía en mi mejilla- eso es absurdo, no eres ningún desastre y nunca lo has sido, solamente fuiste una víctima de las circunstancias y si él no supo ver todo lo que representas y vales, él se lo pierde.
- Entonces porqu..- no pude continuar hablando, los sollozos y las lágrimas hicieron acto de presencia, y esa noche una vez más en brazos de mi mejor amiga me dejé derrumbar, lloré, grité, saqué todo el dolor y la rabia contenida..pero estando segura de algo; al día siguiente me levantaría y saldría adelante.
Esa noche daría rienda suelta al dolor, porque mañana, mañana me aferraria a esa pequeña brecha de luz.