The Resistance - R.W. Wegner

Semblanza del Autor: R.W. Wegner, chileno, Periodista y Licenciado en Comunicación Social, escritor por vocación.

Sus géneros favoritos son Fantasía y terror, admirados de Tlkien Martins, Poe, Lovecraft y Machen entre otros autores. No me extenderé en explicar quien soy o que pienso sobre cualquier asunto. prefiero que me conozcan por lo que escribo. Allí podrán verme detrás de cada letra.

El resto...se los dejo a ustedes

•|Rebelión|•

Dicen que hubo un tiempo en que las cosas eran distintas, en que eras libre de hacer lo que tu corazón dictaba, de perseguir tus sueños, de amar incluso, esa palabra, la más prohibida, cuya sola mención puede significar que seas reprogramado.
A veces cuando la veía entrando a la fábrica tenía un sentimiento extraño, ella era…no lo sé. Simplemente llamaba mi atención de una manera que no se explicar. Me preguntaba si a otros les pasarían cosas así, ahora lo sé, pero antes de conocer la verdad pensaba que tal vez era una anomalía.  Si era así debía tener cuidado, dicen que después de reprogramarte nunca podrás ser el de antes, y yo me sentía bien con lo que era, estaba cómodo así aunque me carcomían esas interrogantes y me salía un poco al margen de la uniformidad. Pensaba que probablemente era algo fuera de lugar, pero qué más daba, mientras me lo guardara para mí no habría problemas.
Cuando lo pienso parece un sueño lejano, una historia antigua sobre una época ya olvidada, donde el libre albedrio era un derecho intrínseco al ser humano. A veces lo veo tan utópico que creo que no es más que una simple fantasía, aunque algunos aún se atrevían a decir por lo bajo que había algo que llamaban poesía, en donde las personas volcaban sus sentimientos y que incluso estaba al alcance de quienes quisieran leerlos. 
Podían ser sólo cuentos de viejos, pero quien sabe, yo la verdad no podía imaginarlo, eso sería una aberración ¿Se imaginan que las personas eligieran amar a otra y hacer una vida juntos o buscar a quienes fueron los elegidos para procrearlos en un laboratorio?...que tontería, es imposible…o al menos eso pensaba, hasta hace un par de años.
Una tarde de trabajo normal me enviaron a sacar y trasladar los objetos personales a casa de un reprogramado, mi tarea fue la de siempre, recoger todos los utensilios que usualmente tiene cualquier persona, artefactos electrónicos y ropa para embalarlas y subirlas al camión de reciclaje de la fábrica junto con un inventario. 
Además debían resetear las cámaras de acompañamiento que están en todas las viviendas. Pero esta vez encontré algo diferente, una pequeña caja de unos 40 centímetros que me llamó la atención. Estaba cerrada con llave y escondida tras una despensa. Como las cámaras ya estaban en proceso de reinicio aproveché la oportunidad y metí  la caja a mi mochila sin medir las consecuencias, la curiosidad pudo más, la verdad a pesar del entrenamiento es algo que nunca pude reprimir como exigen las leyes.
La guardé por una semana, hasta que salí con ella en mi mochila hasta las ruinas de un viejo edificio en las afueras de la ciudad, que supuestamente albergó al antiguo gobierno antes de la guerra que terminó con la ascensión al poder de los padres, quienes vencieron a los gobernantes que según dicen los libros de historia habían llevado a la humanidad al caos por su inoperancia y descuido en cuanto libertinaje que existía antes del conflicto. De eso hace ya más de 200 años.

Forcé un poco la cerradura, y al abrirlo vi un tomo forrado en cuero café que se veía muy antiguo realmente, y decía “Selección de poemas de Gustavo Adolfo Bécquer”. Sentí una sensación de frio en el pecho y mis manos comenzaron a temblar… ¿Poemas? ¿Pero cómo era posible?
Lo abrí lentamente no sin antes mirar hacia todos lados para asegurarme que estaba solo en aquellas ruinas y al llegar al primer texto leí:
“¿Qué es poesía?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¡Qué es poesía!, ¿Y tú me lo preguntas? Poesía... eres tú”
Me quedé frio. Seguí leyendo y comencé a perderme en aquellas palabras que parecían revolotear ante mis ojos, como si se tratara de una armonía. No pude parar hasta terminarlo, y me di cuenta que era cierto, que vivíamos en una mentira, que hubo una época en la que la humanidad era libre de sentir y no un simple engranaje de una maquinaria bien aceitada que pasaba por el mundo y simplemente cumplía su deber para mantener el orden establecido.
Desde aquel día han pasado muchas cosas, desde el momento en que decidí revelarme y no someterme a vivir ahogado por una sociedad llena de reglas que van contra la naturaleza de “el ser persona”. Pude reclutar a gente que también comenzó a despertar de este largo sueño. Emilia también se nos unió, esa chica que cada día entraba a la fábrica con la mirada perdida a ser también una pieza más de la mentira que que nos han sumergido por dos siglos, adormeciendo nuestros sentidos y convirtiéndonos en esclavos.
Hoy vivimos en las sombras, renegados, pero felices, sin el miedo de ser reprogramados, porque estamos reconstruyendo un nuevo mundo donde lo bueno o lo malo será consecuencia de nuestras decisiones y no de un centro de control que nos observa constantemente. Nos hemos levantado, somos la resistencia, y la gran batalla final se acerca. Podemos prevalecer, o tal vez morir en el intento, pero el espíritu humano es libre, no acepta ataduras y si somos derrotados otros vendrán después de nosotros y probablemente lean algún verso que despierte en ellos las ansias de libertad.
Ahora en nuestro escondite en esta alejada montaña miro a Emilia con nuestro bebé en sus brazos, me sonríe y regresa a acostarlo… ¿Acaso todo esto vale la pena?…claro que sí porque poesía es ella, mi hijo y todos quienes estamos dispuestos a rebelarnos para recuperar el alma que nos quisieron arrebatar.