Eduard se encontraba en la cafetería de la universidad junto a su compañero y amigo de clases, mientras este le hablaba el se encontraba perdido en el interior del infierno de su casa.
—Hey amigo, ¿me escuchas?. —Pregunto Mauricio, estudiante de la misma carrera y año de Eduard.
—Lo siento.
—Estas perdido ¿no?.
—Para nada. —Aclaro.
—Te parece si vamos a mi casa, puede ser que mi hermana te esté esperando.
—No, no tengo mente para nada en este momento.
—Pufs… que carajos dices, dijiste que iban a cenar el día de hoy, ¿no?.
—Si así es, pero debo cancelarlo.
—Estas loco. Te confieso, mi hermana te quiere de verdad y no permitiré que sufra por nadie, menos por ti… si es así me olvidaré que soy tu amigo. —Comento Mauricio en broma.
Eduard no dijo nada y suspiro.
—¿Acaso, todavía no son nada?.
—No.
—¿qué dices?... hace más de seis meses vas con el mismo propósito a mi casa con el fin de verla y… ¿no le has dicho que la quieres?.
—Sucedió, nos dimos un beso… nada más. —Comento Eduard y continuó.
—Ella es especial, pasan las horas y no me canso de escucharla hablar y de contemplarla, me alegro cuando sonríe y me pierdo en sus ojos, siento su amor, su cariño… me gusta su manera de pensar, de hacer y ver la cosas… realmente tu hermana es maravillosa.
—Pero… hay algo.
—¿Qué dices?. —Pregunto Mauricio, con notable duda.
—Hay algo que no está bien en ella, a veces me olvida y piensa en algo ajeno a mi… no me lo dice, pero lo sé, recuerda algo o alguien con melancolía y no lo entiendo.
—No digas más, a veces es algo pensativa. —Opino.
—Es distinto, nunca me a hablado de sus amores y es difícil preguntarlo, pero cuando quiero preguntárselo la encuentro así… algo triste y confundida y no lo entiendo.
—No pienses en eso amigo, tiene muchas cosas que hacer.
—¿Tu le conociste a alguien antes que yo?. —Pregunto Eduard con dificultad.
—Bueno, tal vez recuerda a nuestro perro… falleció hace varios meses. —Comento Mauricio nuevamente en son de broma.
—Sabes a que me refiero imbécil. —Recalco Eduard.
—Lo sé, que difícil la pones amigo… realmente mi hermana no habla mucho de su vida privada, tal vez pasó en la escuela, algún amor pasajero y ya nada más, nada profundo. No pienses en esa estupideces, siempre tenemos un amor en el colegio que luego se olvida, si el caso es ese al paso del tiempo cambiara.
—Claro, tampoco pienso presionarla tanto. Soy cuidadoso con ella.
—¿Entonces vamos?. —Propuso Mauricio.
—Vamos. —Acepto Eduard.
…
Maribel volvió nuevamente a casa, cuando ingresó se preocupó al ver a su hija Mariana recostada en el hombro de su abuela con el rostro desencajado y triste.
—¿Qué sucedió hija, dime algo por favor?. —Pregunto.
La Sra. Marlene le indicó a Maribel la razón, ella girando la mirada vio el vestido blanco del matrimonio, camino hacia el y con la mirada baja, dijo.
—Lo siento hija, no pude hacer nada por ti.
Mariana al escuchar su realidad salió corriendo hacia su habitación, dejando en el ambiente una tristeza muy grande.
…
Mauricio llevó en su auto a Eduard hacia su casa, cuando estos ingresaron… el invitado saludó cordialmente a los padres de su amigo.
—Buenas tardes Sres. ¿Cómo están hoy?.
—Bienvenido muchacho, muy bien gracias y usted. —Respondió el Sr. Rodríguez padre de Wilson.
—Me alegro, yo estoy bien señor.
—¿Desea tomar algo querido?. —Ofreció la Sra. De Rodríguez.
—Obvio si, ma. —Intervino Mauricio con las bromas que lo caracterizaban.
Eduard se río reservadamente y contesto.
—Si señora, gracias.
En ese momento, ella salió de su habitación y camino hacia donde se encontraban sus padres y hermano.
—Estefanía. —Menciono Eduard su nombre con alegría.
—Eduard, hola… no sabia que vendría tan temprano.
—Tranquila hermanita, vino a estudiar conmigo. —Dijo Mauricio sarcásticamente.
—Esta bien, es un gusto verte. —Dijo ella.
—Espera.
—¿Podemos hablar un momento?. —Pidió Eduard a Estefanía.
—Si. —Acepto ella.
De esa manera se apartaron a un espacio reservado para hablar, mientras tanto los padres y hermano estaban a la expectativa y felices del amor que se estaba floreciendo y yendo por buen camino entre ellos dos, el cual era imposible ocultar por sus protagonistas.
—Estoy feliz de verte hoy. —Admitió el.
—También lo estoy. —Respondió ella con una sonrisa.
—La invitación a la cena aún está, pero si no quieres puede ser otro día.
—No, será hoy. No te preocupes, ahí estaré.
—Esta bien.
Ambos se abrazaron y el le dio un beso en la frente, luego de separarse se vieron a los ojos con amor por unos segundos. Estefanía volvió a su habitación y Eduard a la sala con su amigo.
…
Luego de terminar las clases del día, Esteban fue a casa de Camilo… su único y sincero amigo. Compartieron un rato agradable mientras jugaban en compañía de los padres de Camilo un juego x de mesa, bebieron café y rieron… así olvidaba por un momento sus sentimientos.
En la azotea de la casa, observaron el cielo en el momento en el que se torno de gris con rayos rojizos… con nostalgia Esteban le contó a su amigo.
—Todo termino, hoy una vez más me lo dijo… no se cuantas veces más deberá decírmelo para creer que ya termino.
—Yo la adore, deberás la ame… todavía la adoro y aún la amo. —Dijo con la voz ahogada.
—Estefanía lo es todo para mi. Pero hoy con su silencio confirme que todos los comentarios son ciertos. Existe alguien su vida, no se quien es… pero es culpable de este dolor que siento en el pecho, es el culpable de que ella se olvide de mi, es el culpable. Enserio que es el culpable.
Camilo abrazo a su amigo mientras el lloraba en silencio. Los horizontes se volvieron oscuros y luego las pequeñas y lejanas estrellas dieron paso a la noche.
—Mira amigo mío, esa estrella. —Dijo Camilo señalándola con el dedo.
—Es la mas hermosa de todas, hermosa como tu hermana Anna María. —Comento el muchacho y prosiguió.
—Brilla frente a mis ojos y me sega solo para ella… me pierdo en su hermosura. Brilla y brilla y no para de brillar, solo me conformo con verla, ya que esta inalcanzable para mi.
Esteban lo miro con asombro y se rio de el.
—Contamos la misma historia, ¿no?, decepcionados del amor. —Aclaro Camilo entre risas.
—Las clases de filosofía te han vuelto un viejo aburrido hermano. —Respondió Esteban, los dos amigos rieron de su realidad y siguieron contemplando el cielo.
…
El reloj marcaba casi las 8:00 de la noche, Eduard horas antes fue a su casa y busco el mejor traje que utilizaría aquella noche tal especial, su madre estaba orgullosa de el, no quiso darle la primicia de lo que sucedía en su corazón. Prefirió ir con más calma posible. Luego espero en el restaurante que había reservado para la cena, al paso de los minutos la vio llegar… ella vestía un vestido color miel que la hacía ver realmente hermosa que lo hizo quedar sin palabras por unos minutos.
—Bienvenida, estás bellísima. —Admitió.
El sonrió y bajo la mirada.
—Gracias, tu también estás muy guapo —Dijo ella.
Aquella noche ambos cenaron, brindaron y compartieron la mesa… luego se hicieron frente a un bello paisaje del anochecer. El se acercó a ella y le acarició el rostro diciéndole.
—Estoy completamente enamorado de ti y quiero que me des la oportunidad de entrar por completo en tu corazón.
Estefanía vio en los ojos de Eduard sus sinceras intensiones y decidió darle el si con una sonrisa. Aquella noche se besaron frente al paisaje, desconocidos de su realidad y un pasado que destruiría una hermandad por sentimientos inocentes.
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Editado: 06.11.2023