Camine por los pasillos dejándome llevar por ellos, empecé a preocuparme cuando pasaba el tiempo y no llegamos además que cada vez hacían preguntas más peligrosas.
–Muñequita, prometiste tratarnos bien– dijo el de mi derecha, bajando su mano más allá de mi cintura, no lo permitiría, subí su mano.
–Tened cuidado con lo que hacen, no soy un objeto de uso personal –dije.
–Preciosura, dejamos nuestras órdenes por usted ¿No cree que merecemos una recompensa? –dijo el de izquierda, agarrándome hacia él y alzando mi menton con fuerza.
–Señores, considero que han malinterpretado la situación– dije escabulléndome de sus brazos.
–Eres muy ágil, pero no escaparás de nosotros, hace un momento morias por ser cogida perra– dijo enojado el otro, tenía que salir ahora de ahí, pero ¿Dónde estaba? No conocía esta parte, fui traída hasta aquí sin darme cuenta.
–Por favor señores, calmémonos, solo quiero llegar con mis compañeras– dije, retrocediendo un poco.
–¿Dónde piensas que vas? –dijo uno de ellos poniéndose a mis espaldas, intente rodearlo y salir corriendo, sin embargo, por algo estaban resguardando aquella habitación, son rápidos, fuertes y saben bien como capturar a alguien fácilmente. Me encontré arrinconada hacia la pared, agarradas de los brazos fuertemente por uno de ellos.
–De aquí no te vas, perra.
–Por favor señores, el amo se enojará si se entera de esto– intente asustarlos, mi tono de voz salió más agitado, estaba empezando a alterarme.
–¿Tú crees que una zorra como tú le importara al amo? – dijo uno a mi oído, su aliento se sentía horroroso a mi piel, paso su lengua por mi cuello, quise vomitar, pero mi primera intención fue golpearlo, mi pierna fue parada en seco por el otro guardia.
–Será mejor que cooperes, entiende que de aquí no saldrás.
–Por favor, solo quiero hacer mi trabajo, déjenme ir–mis lágrimas estaban a punto de salir, mientras el hombre frente a mí, jalaba mi pequeña blusa.
–¿Qué están a punto de hacer? –dijo una voz firme al final del pasillo, mire rápidamente hacia donde se escuchó, ¡Era el siervo! Los guardias rápidamente se pusieron tensos y tomaron su posición de guardia.
–Lo sentimos sir, únicamente estábamos acompañando a la muchacha, nos pedió ayuda para llegar con las demás– dijo uno nervioso.
–Creo que le pediste ayuda a las personas equivocadas, estos nada más son perros en busca de donde meter lo poco que tienen– dijo humillándolos, los guardias en vez de enojarse se pusieron muy nerviosos, como si le temieran.
–Vuelvan a sus puestos, señores si no quieren que los reporte con el amo– dijo claramente, los guardias por casi y salen corriendo– señorita será mejor que se arregle su vestimenta si no quiere que las demás se preocupen.
Hice caso su consejo, pero me preocupaba Helene, ¿Habría logrado salir? Había pasado bastante tiempo desde cuando nos separamos, espero que fuera bien, termine caminando por los pasillos con el siervo.
–¿Qué hacia afuera señorita? El lugar es peligroso, no confíe en nadie, solo en los suyos– me quede perpleja a lo que dijo, pero imagine que solo era una coincidencia.
–Buscaba un baño, las chicas estaban ocupando el de la habitación, sin embargo, este sitio es enorme y cuando me fije no sabía como regresar –mentí.
–Tenga cuidado señorita, justamente iba en camino en búsqueda de usted y su grupo, su turno ha llegado– dijo.
–Entiendo.
Llegamos con las demás y para mi alivio, estaba ahí Helene, tuvo el impulso de salir corriendo hacia mí, pero cuando vio al siervo se controló.
–Es hora señoritas, prepárense, tienen cinco minutos para salir– dijo este cerrando la puerta tras de él, ahora si Helene se tiró hacia mí.
–¿Dónde estabas? Me preocupe– dijo.
–Recuérdame no volver a ser la distracción, casi me cuesta caro, el siervo me salvo de esos depredadores.
–¡Ahg! Malditos, déjame que puedo darles su merecido en un momento– camino hacia la puerta.
–¿Qué haces? No hagas locuras Helene, no es momento de una venganza, más importante ¿La tienes? – pregunte.
–Así es hermanita– la salco del interior de su falda– el lugar estaba lleno de oro, era un gran tesoro, me costó encontrarla, ¿Tienes el bolsillo oculto no? –pregunto.
–Si, lo prepare para que no sé callera por si hay movimiento– la garre, el peso era muy diferente a la otra, el mango era aún más detallado y fino, la guarde dentro del bolsillo que se sostenía de mi pierna siendo ocultado con la falda.
–Creo que no podremos evitar bailar– dijo con expresión de fastidio.
–Ya hicimos lo más difícil, solo hay que terminar con esto.
Minutos después el siervo abrió la puerta dándonos paso, salimos de la habitación en orden y preparadas para lo que veníamos a hacer, esta danza se trataba de expresar deseo y lujuria con el cuerpo.
Cuando entramos al salón del baile, muchas miradas se postraban en nosotras, la mayoría de personas ahí eran hombres con finos trajes que combinaban con sus delicadas máscaras, no podía reconocer a nadie del lugar, mire a Helene por si había reconocido a los hermanos, pero al parecer estaba igual de perdida que yo, en el centro del salón se encontraban varios hombres parados en fila esperándonos, atrás de ellos una silla por hombre había, ellos serian con quien bailaríamos, todos tenían el mismo traje en común, lo que los diferenciaba era el color de su máscara, nos acercamos lentamente a ellos, nos encontrábamos frente a frente, el caballero con el que me toco era alto y robusto su cabello largo perfectamente peinado hacia atrás, este tenía una máscara roja escarlata con toques naranjas.
El baile estaba a punto de comenzar, me coloqué en la posición inicial, contaba de una pose fina, alzando delicadamente los brazos, estaba esperando el inicio de la música, estaba muy nerviosa era primera vez que bailaría algo así y peor con un desconocido, desde el inicio estaba evitando su mirada, pero era intensa sobre todo cuando veía mi cuerpo hizo que lo viera, quedándome atrapado en ellos, empezó la música.