Lance
–Señorita Helene, agradecemos contar con su ayuda como uno de los elementos, pero ¿No ve demasiado descabellado buscar a su hermana luego de varios años de su muerte solo porque escucho una voz en su cabeza? –pregunto una de las mujeres que pertenecían al comité.
–No fue simplemente un sueño, era mi antepasado, la persona de quien reencarne –hablo Helene a mi lado.
–¿Por qué viene a intervenir cuando ha tenido tanto tiempo para hacerlo? –pregunto otro hombre.
–Es verdad, ¿Qué nos confirma que esta no es otra manipulación de Conde?
–Señores y señoras del comité –interrumpí–, anteriormente el conde pudo entrar a su mente debido a que no conocía la magia, ni siquiera había recuperado sus recuerdos, ahora ella está en todas sus capacidades. Además, debido a la barrera del pueblo Wicca, el poder del conde dentro de él es casi nulo, si la estuviera manipulando, ya lo sabríamos.
–Muchos de los soldados han perdido la esperanza en nuestra historia debido a la muerte de mi hermana, imaginen que pasaría si en realidad está viva, la llama de lucha se encendería –hablo Helene tratando de convencerlos.
–Tiene un buen punto la señorita Helene, tendríamos más probabilidad de ganar esta guerra –dijo un hombre apoyándola.
–Pero si se equivoca y mandamos a buscar a su hermana, no solo perderíamos más hombres de nuestras filas, sino que también podríamos perder a los únicos dos elementos que tenemos.
–Le pido que no nos trate como si fuéramos juguetes a su disposición
–hablo enojada.
–Nosotros estamos aquí porque queremos ayudar, pero si lo queremos podríamos irnos en cualquier momento –continúe–, pero preferimos evitar esta situación y por eso estamos aquí pidiendo su apoyo.
–¿Eso fue una amenaza? –pregunto el hombre.
–No, fue una advertencia, con o sin su apoyo seguiremos adelante, pero preferimos que esta relación entre nosotros no llegue a afectarse, únicamente deseamos seguir nuestro camino y este es salvarlos a ustedes, a todos los seres mágicos.
Todos en el salón se quedaron perplejos ante nuestras últimas palabras, algunas expresiones demostraban enojo y otras eran neutras.
–El consejo dará una respuesta a su solicitud, por ahora les pediremos que se retiren –hablo una mujer del frente.
–Espero tomen una decisión que nos ayude a todos, que tengan un buen día –dijo dándose media vuelta y saliendo de la sala junto a mí.
Caminábamos por los pasillos tratando de llegar a la salida, agarré su mano y entrelacé sus dedos en los míos, su mano estaba fría.
–Tenemos que prepararnos, esperaremos la respuesta del consejo, aunque no nos den su apoyo, estaremos listos para partir –comente.
–Antes de buscarla deberíamos hacer otra cosa –me dijo plantando el paso y mirándome a los ojos, se refiere a él.
–No sabemos dónde está.
–Él merece saberlo –dijo poniendo una mano en mi mejilla.
–Lo sé, no lo he visto en tanto tiempo... No sé cómo encontrar a mi hermano.
–Puede que yo tenga una respuesta a ello –dijo sonriéndome.
–¿A qué te refieres? –pregunté.
–María y yo encontramos un pequeño libro entre uno de los cuerpos de un hombre que no pudimos salvar en las últimas misiones, el libro contiene instrucciones de varios hechizos, entre ellos uno de búsqueda y caza muy poderoso.
–¿Crees que podríamos encontrarlo con eso? La última vez María lo intento con otro hechizo y no lo logro.
–No perdemos nada intentándolo.
–Está bien, ¿Qué necesitas?
–Algo de Aidan, el resto puedo obtenerlo yo.
–Listo iré a buscar algo de él en nuestra habitación.
–Yo iré a la biblioteca a listar el resto de cosas, búscame ahí cuando termines –me dio un beso y camino para el otro lado, directo a la biblioteca.
Suspire, lo veré de nuevo, ya ha pasado un buen tiempo desde la última vez que nos vimos y no fue nada bueno. Caminaba por los extensos pasillos, estos eran decorados con plantas y rosas, el viento hacía que muchos de los pétalos volaran por los aires, había grandes ventanas que alumbraban todo el lugar, llegue hasta mi habitación.
Al entrar las cosas estaban como en la mañana, nada fuera de lo común, teníamos una cama con telas blancas en su respaldar, un pequeño estante donde poníamos libros de nuestro, entre otras cosas. Me acerqué al escritorio que teníamos, abrí uno de los últimos cajones, ahí guardaba algunas de las cosas que dejo Aidan: un par de camisas, pantalones y su collar.
Cuando lo encontré después su partida entendí que había renunciado a sus poderes, a ser uno de los elementos, lo más probable es que haya dejado de usar su poder. Agarré el collar y salí de la habitación, me dirigí hacia la biblioteca. Cuando llegue alado de la puerta pude ver a María que esperaba recostada en la pared, me acerque a ella. Me miro detenidamente y luego me golpeo en la cabeza.
–Se supone que tenían que pedir apoyo, no amenazar al consejo con marcharse –me reprendió.
–Tal vez nos alteramos un poco, pero, el consejo nos ve como sus títeres solo queríamos remarcar que no lo somos –me defendí.
–Lo sé, el consejo puede ser un poco difícil, pero deben tomar en cuenta que ellos tienen en sus manos la vida de muchas personas, se preocupan por su seguridad –recalco María.
–Lo sabemos y por eso mismo queremos llevar las cosas en paz, si no estarán dispuestos a ayudarnos, simplemente nos marcharemos, siempre que nos necesiten estaremos ahí.
–El consejo aún está debatiendo sobre su caso, trataré de hacer lo posible para que los apoyen, pero no prometo nada –dijo dándome una palmada en el hombro, mientras pasaba a mi lado–, dile a Helene que necesitara sangre, no tinta.
–¿Qué? –pregunté dándome la vuelta, pero cuando lo hice ella ya no estaba ahí, siempre hacia lo mismo.
Entre a la biblioteca, encima de una de las mesas habían varias cosas, lo ignoré por el momento, la estaba buscando a ella hasta que pude verla acostada en uno de los sillones durmiendo tranquilamente. Debido a todo lo de Yareli, ella ha estado muy ansiosa y no ha podido conciliar el sueño del todo en las noches, acaricie su mejilla y deposite un beso en sus labios.