A la mañana siguiente, un Austin contento correteaba con solo su ropa interior puesta, escapando de su tío Ryuu.
“¡Pequeño Mocoso! ¡Deja de correr tienes que vestirte bien para poder ir a la prueba!”
Después de mucho tiempo, lleno de sudor, un exhausto Ryuu dijo: “Es por gusto los he malcriado... disculpa hermano tu hijo salió igual de rebelde que su buen tío …
Un momento…
¿Igual que yo?”, De pronto se le ocurrió una idea y sonriendo grito:
“¡Austin! ¡Si no vienes …! ¡No desayunaras!”
Inmediatamente la pequeña cabeza de Austin se asomó detrás de un sillón, se podía ver la duda en su infantil rostro, pero al ver los ojos severos de su tío, acepto su destino y cabizbajo se acercó lentamente.
Complaciente de su éxito, Ryuu tomo al niño en brazos y le ayudo a ponerse su traje junto al obediente Wyatt, después entro a su habitación y al fondo de su armario escondido en un rincón saco un paquete con mucho cuidado, lo abrió y en él había un elegante traje negro.
Cuando termino de vestirse, Wyatt y Austin se asombraron, no podían creer que el oso tosco, vulgar y fornido se transformó en un hombre decente. Si el padre de los niños pudiera verlo estaría igual de asombrado.
Ryuu si tan solo no tuviera esa mirada aburrida; sería el perfecto caballero, elegante y limpio con su gran porte y fuerza, nadie podría decir que es el mismo dueño tosco y desaliñado que atiende en el Dragon Dormido.
Después de un gran desayuno, Ryuu con los niños se pusieron en marcha.
El centro de Registro del Imperio estaba ubicado en el lugar más privilegiado de todo el poblado, en la parte más alta de la entrada del valle, gracias al centro, Valle Alto se convirtió en el pueblo más concurrido de toda la región.
A su llegada el trio encontró una larga fila con aproximadamente 50 niños y padres en una gran plaza. Se formaron y esperaron a que abriera el centro. Poco a poco al pasar las horas grupo tras grupo iba llenando toda la plaza.
Cuando el sol estaba en lo más alto, la atención de todos se dirigió a las puertas de más de 3 metros del centro mientras estas se abrían; De en medio de las puertas salió un joven con una túnica blanca impecable y un rostro común, en su cuello colgaba una pequeña placa con el símbolo del imperio y en su mano había un megáfono.
Se acerco tranquilamente a la fila y con el megáfono explico:
“¡Señores, solo se atenderán 100 niños el día de hoy, los demás regresen mañana!”
Aunque la gente tuviera quejas nadie se atrevió a sobresalir, el joven representaba a la regla y ofenderlo traería más lamentos que beneficios. Sin más que decir, niños y padres que no estaban entre los 100 primeros se dieron vuelta alejándose.
Un padre al retirarse menciono: “Que extraño normalmente atienden a todos los que llegan en el día, el año pasado, aunque éramos más que hoy, todos fuimos atendidos”
Ryuu al escucharlo, se enfadó y pensó: “F@#ck... Vino un Inspector, porque tenía que ser hoy, seguro están cambiando las lámparas... bueno mientras Austin no se concentre en la llama, todo debería salir bien”.
Fueron pasando los niños, algunos padres cuando entraban tenían rostros sonrientes y confiados, pero cuando salían, pocos mantenían sus caras orgullosas, la mayoría salía preocupada e incluso hubo algunas parejas que lloraban desconsoladas con sus niños en brazos. Los niños en la fila comenzaron a tener dudas e incluso miedo. Pero debían ser pacientes, no se permitía el desorden en las instalaciones del imperio.
Cuando fue el turno de Austin, el trio nerviosamente entro.
Un largo corredor parecido al de un hospital lleno de puertas los recibió. Después de que Ryuu presento sus documentos en la recepción, un asistente se les acerco y de una manera que sonó practicada dijo:
“Buenas tardes, hoy es su día de suerte, la prueba suele ser automática y grupal, pero hoy tenemos una inspectora, gracias a ella, la prueba será individual, esto ayudara a entender mejor el talento del niño. Al final con el resultado se pueden acercar al área de consultas por el pasillo de la izquierda. El Imperio les desea una prueba exitosa”, dicho ello sin esperar la respuesta del trio los guio rápidamente a una habitación e indico que solo Austin podía entrar y los demás debían esperar afuera.
Después que el asistente se alejó, Ryuu insto al nervioso Austin a entrar susurrándole. “Austin no importa lo que llegues a sentir al tocar la lámpara retira la mano rápidamente para que termine la prueba”. Austin asintió mecánicamente y entro a la Habitación.
Una vez dentro, Austin encontró un ambiente amplio, aunque un poco oscuro, a su lado derecho en la pared había un gran espejo y una puerta, enfrente suyo se encontraba una pequeña mesa color café.
Encima de la mesa se vislumbraba un objeto rojo al lado de una semiesfera que resaltaba; el vidrio, aunque traslucido estaba soportado en una caja oscura, en el interior del vidrio había un pequeño plato blanco.
La puerta de la derecha se abrió lentamente y de ella salió una mujer mayor. La cual observo apáticamente a Austin y dijo: “¿Niño ves esa lámpara en la mesa?, a su costado hay un botón, cuando te indique lo presionaras y aparecerá una llama en la lámpara, trata de quedarte el mayor tiempo que puedas presionando el botón, sentirás un poco de dolor trata de resistir”. Luego la mujer se acercó a la lámpara, levanto el cristal y saco de su bolsillo una curiosa moneda amarilla, desinteresadamente la puso en el plato, se dio la vuelta y volvió a entrar en la puerta.
Editado: 21.03.2021