No necesitas repetir mucho de algo para saber que no te gusta, y yo desde este trago, sé que el alcohol no es para mí.
Me mantuve con la misma copa hasta el final, además de que no me agradó la experiencia del primer trago, quiero mantenerme sobrio para cuidar de Nick, quien ya casi se ha terminado la botella.
—Richard.
—¿Hmm?
—Todo me está dando vueltas, siento que voy a vomitar.
«Ay no».
Me paro rápidamente para llevarlo al baño, antes de que haga un desastre en la mesa. Literalmente tengo que cargarlo, porque ni siquiera puede caminar por sí solo.
Llegamos al baño y en el lavamanos comienza a echarse agua en la cara, mientras lo sostengo por el costado para evitar que caiga.
Se voltea a verme, las gotas de agua recorren su cara, sus mejillas están muy rojas, supongo que es parte del efecto del alcohol, y sus ojos, apenas puede mantenerlos abiertos.
—Eres muy lindo Richard —balbucea.
—¿Nos vamos? —intento evadir su comentario que de alguna manera me hizo sentir extraño.
Él no me responde, simplemente se acerca más a mí y con una de sus manos comienza a recorrer cada centímetro de mi cara, acaricia mis labios con su pulgar y deja deslizar su mano hasta llegar a mi nuca, está acercando su rostro cada vez más a mí, siento el olor a alcohol en su respiración que rebota contra mi cara. Por alguna razón, no puedo moverme, solo me resigno sus acciones.
Me sostengo de la pared, como si pudiera salir por ahí, hasta que finalmente siento la suavidad de sus labios encima de los míos; mis ojos se abren con asombro, mi respiración se detiene, mi sangre se hela y siento cómo mis piernas comienzan a flaquear, mi cerebro no logra procesar la situación actual.
No hace ningún movimiento, solo mantiene sus labios pegados a los míos, intento apartarlo y me doy cuenta de que está inconsciente, se desmayó.
«¿Fue accidentalmente que sus labios aterrizaron encima de los míos?»