BRUNO
Antes de finalmente irme admiro todo con el detenimiento que se merece. Marco se ha ido a su habitación antes de que lo notará así que cierro la puerta y en mi cuarto guardo la llave en un pequeño cofre de madera en el que suelo guardar cosas importantes para mí como esto. Voy al cuarto de Marco y veo que está preparando una mochila en la cama donde noto que ha hechado: su nuevo nintendo, una muda de ropa limpia junto a su pillama, su cepillo de dientes y una cantidad incontable de chocobarritas, creo que ocupan el 60% de la mochila, en fin. Se coloca la mochila y se hecha el móvil en el bolsillo delantero de los vaqueros. Confirmo nuevamente que su habitación está mucho más ordenada que la mía, la cama bien tendida, su escritorio tiene un ordenador, una lapicera y varios paquetes de postits bajo un bulto de libro; todo bien ordenado y a la vista no se ve ninguna ropa sucia o envoltorio fuera de lugar, nadie creería que es la habitación de un adolescente de 13 años.
— ¿A dónde crees que vas?— le digo finjiendo seriedad.
— Me voy a la casa de Rodrigo, tendremos una noche de juegos no quiero estar aquí para cuando comience la fiesta ¿o si?— tiene razón, el ambiente de las fiestas no es para él.
— Tienes toda la razón, pero recuerda estar temprano en la escuela o te cortaré en pedazos si me entero de que no fue así. Te tengo vigilado.
— Si “mamá”— bromea mientras baja las escaleras.
— ¡Y no te atiborres de chocobarritas, te dolerá el estómago!— le grito y abajo le escucho gritar.
— ¡Ahora sí pareces mamá!— luego se va, seguro en su bicicleta, la casa de Rodrigo, su mejor amigo, no queda tan lejos de aquí.
Luego de volver a aprovechar para comerme otro trozo de mi deliciosa tarta de cumpleaños, tomo un poco del ejemplo de mi hermano menor y recojo un poco todas las porquerías que tengo en mi cuarto; la ropa sucia la hecho en el sesto y recojo todos los estuches de chocobarritas del piso.
Ya en la planta baja guardo algunos adornos que podrían quebrarse en la fiesta y en los baños guardo nuestros cepillos personales en lugares seguros, no quiero que los borrachos curiosos los usen para cosas que aún no imagino hacer. Luego voy a mi habitación y me doy una ducha de agua caliente, me relajo sobremanera y me quedo un poco más tiempo de lo normal, que más da es mi cumpleaños joder. Al salir me pongo unos boxer, unos vaqueros negros y una sudadera roja con tenis Adidas negros. El cabello me lo dejo todo mojado y despeinado, y me hecho una loción que huele genial, mi madre me la había comprado en uno de sus viajes a Francia. Estoy listo, esta noche no me voy sin por lo menos haberme llevado par de chicas a la cama.
Llamo a mis amigos, especialmente a Joel, se que todos están con él, no suena tres veces cuando lo coge.
— ¡Feliz cumpleaños Besti!— escucho gritar a todos mis amigos con evidente diversión. Recuerdo que ese apodo es parte de una pequeña broma de un día que habíamos salido a un parque de diversiones extremas, ese día nos divertimos como nunca antes lo habíamos hecho todos juntos.
— Gracias Bellis— les respondo siguiendo el juego, miro el reloj son las 6:33 de la tarde— ¿Qué hacen que aún no han llegado? Son las 6:33.
— Tranquilo, ya estamos llegando, estábamos comprando las bebidas, son el alma de la fiesta, recuérdalo nene— me dice Lucas.
— Hey, creí que yo era el alma de esta fiesta— finjo estar indignado aunque estoy a punto de que se me escape la risa.
— No, es la bebida— responden los tres al mismo tiempo y reímos a carcajadas. Luego cuelgo y espero a que lleguen esos idiotas que concidero amigos. A los veinte minutos de haber llamado siento que un auto frena frente a la casa y sé que son ellos. Abro la puerta y me encuentro con una camioneta que en su parte trasera está llena de todo tipo de bebidas metidas en grandes cuencos con hielo, enseguida todos nos ponemos a entrar todo eso y lo ponemos en la mesa de la cocina, Teodore y Lucas colocan unos grandes equipos de música y empieza oficialmente mi "fiesta de cumpleaños". Los chicos habían traído unas chicas con ellos, empezamos todos a tomarnos unas cervezas y a bailar, simplemente disfrutar la emoción del momento.
— ¡Qué empieze la diversión!— exclama Lucas, que parecía que ya había empezado la diversión mucho antes y llevaba dos cervezas de más acuestas.
En la noche ya no llevo la cantidad de cuántas cervezas ni vasos de ponche con vodka me he tomado, he perdido la cuenta, pero no estoy borracho, veo todo borroso y me he caído par de veces pero...bueno en realidad si me siento borracho. No se donde está ninguno de mis amigos, seguro follandose alguna chica por los alrededores. ¿De qué me quejo? yo ya me he follado a la chica del centro comercial, esa que conocí ayer y nisiquiera sé como se llamaba; estubo bueno, puede que se halla hecho una que otra operación en los pechos, pero ese polvo me dió más energía.
Sigo caminando entre todas estas personas que ni conozco ni mucho menos me llaman la atención; veo a Teodore bailando con una chica pelirroja que tiene un vestido que a duras penas le cubre, voy hacia ellos con pasos un poco torpes. La chica pelirroja, la reconozco ahora, es Zaly Tomas, es de nuestro instituto, es irritante y tonta, pero eso es problema de Teodore. Llego donde están ellos y la chica me sonríe y me mira de arriba a abajo descaradamente, lo ignoro.
— ¿Has visto a Joel y Lucas por aquí?— le pregunto a Teodore.
— Los dos se fueron hace poco con unas chicas, ¿Adónde? no sé— arrastraba un poco las palabras signo de que las bebidas estaban pasando factura y no sé porqué tenía la singular sensación de que yo sonaba igual o peor.
— Va bene— me iba a marchar a otro lado pero la voz de Zaly me detiene.
— Espera Bruno, te voy a presentar a una amiga— la miro serio y a su lado veo a una chica muy guapa que ya conozco también, es de nuestro insti, se llama Grechen Smith, o mejor conocida como Grech. La chica me miraba pícaramente ya sé que significa esa mirada, llevaba su cabello rubio suelto y un vestido dorado del mismo largo que el de su amiga. Le sonreí mientras la tomaba de la cintura e íbamos a mi habitación. Mirar a esta chica me provocaba una gran exitación como lo haría cualquier chica guapa pero no se comparaba a ese sentimiento que me embargó ayer cuando vi a mi latosa vecina bajo la luz de la luna, era algo diferente y nuevo que no sabría como explicar, algo que iba mucho más allá de la belleza física de esa chica y que no sé si me gustaría conocer realmente. En todo caso no sé porqué carajos me daba por pensar estas cosas, seguro efecto del alcohol.