BRUNO
Cuando entré a la casa aún no había nadie. Nisiquiera me interesé en saber donde estaban mis padres, estaba acostumbrado a estas cosas además estaba demasiado enojado como para importarme una mierda eso. Cerré la puerta de un portazo tan fuerte que resonó en mis oídos, tenía un horrible dolor de cabeza y me sentía de los mil demonios, maldita resaca. No entiendo porqué esa latosa continúa queriendo más de mí, siempre quiere más y yo no creo que pueda dárselo ¿Porqué simplemente no se conformó con una vez?
Subo las escaleras y voy directo a mi habitación, necesito una ducha, necesito refrescar. Sería un mentiroso si dijera que no estoy ardiendo por dentro, que aquel beso no significó nada para mí, pero prefiero no aceptarlo en vos alta, tengo el tonto pensamiento de que si no lo menciono en voz alta talvez y no sea tan real como parece y la realidad no caiga tan pesada ante mí.
En cuanto el agua toca mi piel desnuda la sensación de tranquilidad me embarga, no hay nada mejor que un buen baño. El agua pega mi cabello a la frente mientras yo la recuesto a la pared. Los recuerdos del momento en que me encontraba en la misma posición con Angelina no hace ni cinco minutos llega a mí, cuando nuestras respiraciones agitadas eran una, sentí la leve necesidad de disculparme por ser un patán estúpido, aunque casi...
aunque casi...
Niego con la cabeza intentando olvidar ese pensamiento. Salgo de la ducha ya un poco más tranquilo, me seco y me voy a mi habitación. Luego de ponerme un boxer, me pongo unos vaqueros azules y una sudadera negra, los dos limpios para variar, encuentro mis tenis negros bajo la cama y me los pongo sin pensar en nada más. En el momento en que termino de vestirme y me decidía a peinarme un poco, mi teléfono suena indicándome que alguien me llamaba, lo tomé y enseguida me dí cuenta que quien llamaba era mi padre. Frunzo el ceño un poco confundido, mi padre no solía llamarme muy a menudo que digamos.
—Hola papá, ¿qué pasa?— eso es lo que digo en cuanto tomo la llamada. Tenía que haber una razón importante por la que me llamara.
—Bruno, hijo, necesito que vengas con urgencia para la sede de la empresa. Tu madre y yo te esperamos aquí— me respondió sin más preámbulos. Su voz se escuchaba un poco nerviosa y preocupada. Eso no me gustó nada, pocas razones preocupaban a mi padre, y sí, una de ellas era la empresa, de seguro el problema tendría que ver con ella.
—Pero papá, ¿Ocurrió algo en la empresa?— le pregunto intentando que me explique lo que pasaba.
—No puedo hablar de esto por teléfono ¿ok hijo? te espero en la sede principal, no tardes— y sin más rodeos me colgó. Miré el teléfono con una mueca de disgusto, odiaba que me colgaran el teléfono. Nisiquiera me peiné el cabello. Me eché un poco de loción corporal y bajé las escaleras apresurado, fuí a la cocina y decidiendome a abrir el refri lo único comestible y pre cocinado que pude encontrar fué un poco de ensalada milanesa, cerré el refrigerador y tomé las llaves del auto junto con mi móvil, salí de casa y enseguida me monté en mi auto y conduje hacia la sede principal. La barriga me dolía un poco, y como no, si no había comido nada desde ayer antes del partido. Después de eso lo único existente en mi barriga era agua y alcohol, de seguro por eso me emborraché tan rápido en aquel bar de la ciudad.
Pisé el acelerador y conduje con rapidez por la avenida principal. ¿Qué será lo que habría pasado en la empresa? no hacía más que preguntarme eso hasta que pude llegar al parqueo y subir las escaleras directamente hasta la sede. Cuando entré todo allí parecía un caos, como si todos estuvieran demasiado apresurados como para prestarte la más mínima atención. Caminé directamente hasta la oficina de mi padre mientras miraba a todos lados tratando de averiguar que pasaba. Toco la puerta de la oficina, nadie me responde aunque se escucha perfectamente como algunas personas hablaban sin parar. Volví a tocar y esta vez la puerta se abre automáticamente. Paso adentro y no puedo evitar echarle una mirada al cuadro detrás de mi padre, siempre llamaba mi atención.
Cuando mi padre me ve por fin, hace una seña de que me siente frente a él. Mi madre sentada en el sofá de la esquina no hace más que sonreírme levemente y continuar leyendo los documentos que tenía en su regazo. Llevaba un vestido negro y el cabello un poco despeinado, como si no hubiera tenido tiempo de arreglarse en la mañana. Los dos tenían aspecto de no haber dormido la noche anterior.
—Hijo tenemos un problema. La sede de la empresa en Alemania ha perdido un cargamento muy importante y ahora tu madre y yo tenemos que ir a solucionar eso— me comenta papá mirándome fijamente.
—¿Y eso que tiene que ver conmigo? Saben perfectamente que yo y Marco estamos adaptados a eso— comento mirando a otro lado, no me gusta hablar y mirar a la persona fijamente, me hace poner nervioso.
—El problema no es ese cariño, el problema es que solucionar esto talvez nos tome un mes, quizás dos meses, y no sabemos si estarás cómodo en ese tiempo sin nosotros— inquirió mi madre con preocupación. Creo que piensa que si tengo que cuidarme a mí y a mi hermano demasiado tiempo talvez y eso me moleste. O talvez crea que no tendré tiempo para divertirme y me enfadaré con mi hermano. Pero claramente eso no pasaría, yo estoy adaptado a cuidar a Marco y a pesar de que él ahora es un adolescente bastante responsable, nunca me cansaría de estar ahí para él, nunca me cansaría de ayudarlo. Por eso sonreí, sonreí decididamente.
—Mamá, papá, no se preocupen, yo cuidaré muy bien de Marco y también de mi mismo, tómense el tiempo necesario para resolver ese problema, solo...— pasé una mano por mis cabellos y bajé la vista por un momento antes de continuar hablando— solo no se olviden de llamar todos los días, no es por mí porque ya soy mayor y comprendo todo, más bien por Marco. Saben que él siempre los extraña muchísimo a ambos. Eso es todo— termino de decir parándome de mi lugar. En ese momento mis padres van a donde estoy y me envuelven en un cálido abrazo, no puedo evitar sonreír para mí, los quiero muchísimo a ambos, aunque pocas veces lo admita en voz alta.