Riley, Rumbo a la locura.

6 - LOS SENTIMIENTOS POR ETHAN REED

 

 

 

 

 

 

 

 

Las hermanas Mathers pasaron una tarde de lo más agradable, hablando, riendo, tomándose fotografías, para Riley estaba siendo un día de lo más maravilloso pues el volver a conectar con su melliza le llenaba de inmensa dicha. Estando ambas en casa listas para irse a dormir, Rachel entro a la habitación de Riley y se recostó a un lado de ella.

—Riley ¿puedo preguntarte algo?

—Sí, lo que quieras.

— ¿Qué sientes por Ethan? —pregunto con demasiada curiosidad.

Riley se sentó en la cama y se recargo en la cabecera, encendiendo después la lámpara que estaba a su lado en una pequeña mesita de buro. — ¿Qué siento por Ethan? Bueno yo…—Riley se quedó un momento en silencio, ausentándose completamente del mundo exterior y sumergiéndose a lo más profundo de sus pensamientos y es que jamás se había detenido un momento a pensar en que sentía por la persona que se había vuelto en uno de sus mejores amigos o más bien el único. Luego recordó las palabras que Ethan le dijo anteriormente luego de que Riley defendiera a Rachel “tienes unas pecas encantadoras” Riley sonrío en ese momento y luego vinieron a su memoria aquellos preciosos ojos azules a los que no había querido prestar total atención.

— ¿Riley? ¡Hola!

En ese momento la pelirroja reacciono. —perdón me distraje, ¿Qué estaba diciéndote?

—Te pregunte acerca de lo que sientes por Ethan.

— ¡Ah! Bueno pues…nada. —dijo Riley levantando ambas cejas. —es un buen amigo al que creo que le estoy tomando cariño, pero limpio…de amistad nada mas ¿Por qué?

— ¿Estas completamente segura de que no sientes nada por él? Me refiero a que te guste o algo así.

 — ¡No, no, no! Para nada, mis sentimientos por Ethan no van por ese rumbo, solo hay una bonita y sincera amistad. —dijo Riley no sintiéndose muy segura en su interior, pues no había prestado atención del todo a sus sentimientos.  — ¿Por qué me preguntas eso?

Rachel torció la boca y bajo la mirada un poco apenada. —Es que…el día de hoy yo tuve una discusión con Ethan porque lo escuche diciendo que tú eras muy terca y muy testaruda y no sé qué tantas cosas más, el caso es que llegamos al punto en que me dijo que yo era una niña y que era muy infantil entonces le dije que cuando quisiera podría demostrarle que no soy una niña y me dijo “ni lo sueñes Rachel no me gustan las rubias, me gustan más las pelirrojas” —Rachel dijo esto último imitando a Ethan. Lo cual provoco la risa en Riley.

— ¿Bueno y?

— ¡No te hagas la tonta! ¿Quién de las dos es pelirroja? —dijo Rachel acercándose a su hermana y tocando sus cabellos.

Riley sonrió nerviosa y sus mejillas comenzaron a ruborizarse. —No, no, no, no yo no creo gustarle a Ethan, a lo mejor pues si le gustan las pelirrojas pero otras pelirrojas no yo.

Rachel al escuchar a su hermana no pudo evitar comenzar a reír. — ¡Hay Riley! En verdad que no te das cuenta de lo bonita que eres y a pesar de tanta mierda que dicen de ti en la universidad, todos te observan, con tu radiante cabellera roja y con ese andar brabucón que tienes, estoy segura que a más de uno le robas algún suspiro y entre esas personas incluyo a Ethan. Ahora me voy a dormir, estoy muy cansada, hasta mañana. —Rachel dio un beso a su hermana y se retiró hacía su habitación, estando ya sola Riley solo pudo sonreír un tanto confundida. ¿En verdad le gustaré a Ethan? Se preguntó sin podérselo creer. ¿A mí me gusta Ethan? Se cuestionó después y entre tantas preguntas rondando por su cabeza fue como se quedó profundamente dormida.

 

A la mañana siguiente Riley despertó de golpe y lo primero que hizo fue tomar el celular de su mesita de noche para poder ver la hora. ¡Carajo! Exclamo dando un salto de la cama y tomando algo de ropa para rápidamente ducharse, al terminar, con los cabellos totalmente mojados corrió hacía la habitación de Rachel pero ella ya no estaba ahí, un poco molesta y pensando en que su hermana la había dejado sola y no había tenido la amabilidad de despertarla para irse a la universidad, Riley bajo casi volando hacía el comedor y ahí vio a Rachel preparando el almuerzo para ambas, pudo notar de inmediato que también se le habían pegado las sabanas pues tenía el cabello un poco enredado.

— ¡Tenemos que irnos ya! Se nos hizo tardísimo. Toma. —dijo Rachel entregándole su almuerzo a Riley. La pelirroja intento ver que era pero su hermana no le permitió hacerlo pues rápidamente sujeto su brazo y la jalo para ambas salir corriendo de su casa.

— ¡ay espérate Rachel! Aunque corramos vamos a llegar tarde. —dijo Riley de mala gana y sonando con bastante flojera.  

—No lo hago por mí, sino por ti. Tienes clase con Freenman ¿recuerdas? Ese tipo te odia. —Rachel detuvo su andar de golpe y Riley choco con ella. —bueno en realidad todos tus maestros te odian porque eres una muy mala alumna.

Riley no pudo evitar reír. —Gracias. —dijo mientras entrecerraba los ojos haciendo un gesto muy gracioso que provoco también la risa en Rachel.

 

 

Luego de un recorrido sumamente ajetreado las mellizas Mathers llegaron a la universidad, cada una se fue apresurada a su aula, Riley trato de recuperar el aliento antes de entrar al salón, se asomó por un momento y vio al profesor Freenman escribiendo en el pintarrón, notando que estaba distraído se introdujo rápidamente al aula y justo cuando estaba por llegar a su lugar se tropezó con el banco de adelante provocando así gran ruido, Freenman de inmediato volteo a mirarla furioso.

—Señorita Mathers, buenas noches. Que placer poder tenerla en mi clase. —el profesor soltó el plumón con el que estaba escribiendo y con libro en mano se acercó hacía Riley. —Señorita Mathers, dígame por favor una cosa… ¿Le importa mi clase? Dígamelo con toda la sinceridad del mundo, tenga la confianza de ser completamente honesta conmigo.




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