«Fin de semana»
Tomé una fotografía de los tiquetes de descuento y se la envié a Franco, añadí signos de interrogación. Inmediatamente lo vio y empezó a escribir.
«¿Qué? ¿No te quedó clara la nota?»
¡Agh! «¿En serio? Ni siquiera necesitas descuento»
«¿Mañana a las 2 pm?».
No puedo creer que Franco Villareal me esté invitando a comer un helado. «¿Desde cuando salimos a comer helado juntos?»
«Desde que el director nos obliga a convivir».
Mmm, buen punto. «Los fines de semana son para pasar con mi mamá, ¿el lunes?».
«Tengo práctica de fut ¿el martes?»
¡Cierto! Los lunes son de fútbol. «Martes trabajo en la veterinaria de mi tío»
Me dejó en visto. Sigo sin creer lo que estoy haciendo, planeando una salida con Franco. Ahora está escribiendo.
«El miércoles también tienes planes»
«Claro que no»
«Sí, tienes que comer un helado con tu mayor rival, Montenegro»
Ingenioso.
Oficialmente saldré a comer un helado con Franco. No es que sea una cita o algo así, pero es bastante increíble, no me imagino la reacción de mis amigos cuando les cuente.
La fiesta me dejó bastante cansada y ya era casi media noche, así que guarde mis regalos y me metí a la cama. Mañana será un largo día.

***
Con «largo día», me refiero a pasar con mi madre. Ella vive viendo películas de romance cuando no está trabajando en la heladería. La cual le patrocina helados con los que ve la película, como toda una señora deprimida.
Este fin de semana, mamá decidió prepararnos un pastel de cumpleaños a Toby y a mí, va a invitar a sus amigas de la clase de pilates a la que asiste todos los sábados en la tarde. Justo el día que se supone que deberíamos pasar con ella, decide irse a clases de pilates.
El domingo le gusta llevarnos a la iglesia, porque cree que es lo mejor para nosotros. A mí me parece bien, pero de parte de ella me parece muy hipócrita.
No soy una persona que guarde muchos resentimientos, pero con mamá es la excepción; no solo por engañar a papá con otro hombre e irse de la casa, sino por como me ha tratado toda la vida, me ha rechazado y no comprendo por qué.
Diría que me rechaza por no ser su hija biológica, pero entonces ¿por qué me adoptó? ¿Por qué dijo que quería tener gemelos?
Ordené mis regalos en su debido lugar. Ropa en el clóset, libros en mi librero, perfumes en el baño junto a las colonias de Toby y de papá, tiquetes de descuento para la heladería dentro de mi libro de francés para no olvidarlos en miércoles.
Le puse atención a los tiquetes, que sinceramente no les había dado mucha importancia, solamente tomé la foto para enviarla a Franco y los guardé de nuevo en la bolsa. El barrio en el que vivimos, se caracteriza por la gran cantidad de heladerías que hay, pero los tiquetes son de una heladería en específico: «Heladería El Iglú», donde trabaja mamá.
Si mamá me viera con Franco, creería que es una cita, porque ella no ha formado parte de mi vida lo suficiente para darse cuenta de quién es Franco, el hombre con el que nunca tendría una cita.
Obviamente, no quiero que crea que él es una cita porque empezaría a interrogar a Franco y le diría a papá, quien me va a interrogar a mí y le va a decir a toda la familia que «Julia tiene novio». Por suerte, mamá no trabaja los martes, miércoles ni jueves.
Ni siquiera tengo que preparar un bolso con ropa y las cosas que voy a necesitar el fin de semana, ya que tengo unos cuantos cambios de ropa en la casa de mamá y todo lo demás lo puedo venir a recoger a casa en caso de que me haga falta. Después de todo, vivimos al frente.
Salí de casa con Toby y tocamos la puerta de mamá. Ella salió con una pijama y con el maquillaje corrido.
—Que vergüenza que me vean así, mis amores —comentó—. Estaba viendo El Titanic y apenas llevo la mitad.
—Genial mamá, ¿podemos pasar? —preguntó Toby.
Si nosotros tuvieramos un corazón más frío y sin sentimientos, ni siquiera apareceríamos aquí cada quince días. A ninguno de los dos nos gusta venir, pero mamá se emociona al tenernos con ella.
La mayoría de veces es como si mamá no estuviera y fuera un fin de semana de hermanos. Aquí tenemos que compartir habitación, así que a Toby y a mí nos gusta quedarnos despiertos hasta tarde jugando algún juego de mesa o viendo películas, mientras mamá está en su clase de pilates o saliendo con los hombres que descubre en TinderOld, la versión de Tinder para gente de más de 40 años.
Venir aquí se ha vuelto una rutina y es muy aburrido, mamá lo ha notado, pues varias veces nos ha preguntado si nos aburrimos con ella. Toby y yo hemos considerado no volver, pero no podemos hacerle eso a mamá porque la destruiría, aunque ella demuestra lo contrario saliendo cada fin de semana que se supone que tenemos que pasar con ella.
Mamá tomó un baño y luego llamó a sus amigas. Sacó el pastel de la caja, sinceramente, es precioso. Es color esmeralda y en la parte de arriba dice «J&T 17 años».
Las amigas de mamá llegaron, aproximadamente, quince minutos después de recibir la llamada. Según sus apariencias, todas están en sus cuarentas o cincuentas.
Una de ellas llevaba labial rojo y nos saludó con un beso en la mejilla, nos dejó marca. A ambos.
—Aprovéchalo —le dije a Toby—, probablemente sea la única vez que una chica te deje una marca como esa.
Con su mirada dijo «Te odio». —No sabes si es la primera vez que me sucede.
—Claro que sí es la primera vez... ¿O no?
Tobías trató de contener una sonrisa y se ruborizó. Eso me dijo todo.
—Oh my God! ¿Quién fue? —pregunté.
—Ni te lo imaginas.
Mi hermano me dejó en suspenso y no quiso hablar más.
Apagamos las candelas del pastel a las 4:37 pm. Luego de eso, mamá se fue con sus amigas a la clase de pilates y nos dejó el pastel entero.