Rivales, no enamorados

Capítulo 47

«Nebulosa»
 

Mientras la gente de mi edad se encontraba durmiendo o de fiesta yo me había pasado casi la noche entera del viernes tratando de escribir lo que diría en el homenaje a Lucas. Mi cama estaba llena de papeles arrugados porque me negué a escribirlo en mi laptop como una persona normal en estos tiempos. Además, estaba frustrada porque mi pluma favorita se había quedado en casa de Franco.

Era sábado por la mañana y aún no sabía qué decir, me quedaban tres horas para planear todo un discurso. Me quise convencer de que mi bloqueo se debía a mi pluma. Aunque el asunto de ayer con mi padre tampoco ayudaba mucho porque no me dejaba de pasar por la mente.

No quería salir de la habitación y verle la cara a mi padre nunca más después de gritarle que estoy enamorada de Franco. Además, aún seguía sorprendida conmigo misma porque nunca había dicho eso en voz alta.

Nunca había dicho en voz alta estar enamorada de nadie, porque nunca lo había estado. Hasta ahora.

Salí de la habitación sigilosa buscando desayuno sin que nadie se diera cuenta para evitar encuentros vergonzosos, pero para mi mala suerte me topé a mi padre justo en la cocina. Paré en seco cuando lo vi.

—Buenos días, hija —dijo con una sonrisa en su rostro. ¡¿Por qué estaba sonriendo?! ¿Acaso no recuerda que discutimos ayer?

Caminé rápidamente y tomé un trozo de pan mientras dije—: Buenos días. —Me serví una taza de café para subir a comer a mí habitación.

Mi padre me tomó del brazo cuando pasé junto a él. —Creo que tenemos algo de que hablar. Franco Villarreal ¿eh?

El rojo del tomate era como un chiste comparado con mi cara en este momento. —No, papá, por favor.

—Julia, recuerda que dije que sería un honor que el hijo de mi mejor amigo fuera tu novio.

—No somos novios.

—Me he perdido de esto por culpa de mi error, es muy importante, mi niña está enamorada. Ten la confianza de hablar de esto, por favor.

—Es que... No puedo, papá —dije. No solo era la confianza que había perdido, sino el hecho de hablar de mis sentimientos, pero la falta de confianza era una buena excusa—. Ni siquiera sé todavía cuál es la fecha de mi cumpleaños, preferiría que habláramos de eso un poco. Paso a paso.

—Mira tu cadena.

—¿Qué? —pregunté confundida.

—Mira el reverso de tu cadena, los números.

Entonces reaccioné. «25501». Literalmente toda mi vida había estado frente a mis ojos.

—¿25 de mayo? —Mi padre asintió—. Esta cadena... La hizo doña Susana, ¿cierto? —Asintió de nuevo.

Recordé cuando estaba investigando el origen de mi cadena, cuando le pregunté a doña Susana ella actuó de forma extraña, evitó a toda costa mi pregunta. Obviamente no quería que supiera que ella era mi madre.

Ahora entendía el rechazo de parte de Rebeca, mi madre adoptiva. Yo era producto de una infidelidad, que, aunque ella no lo sabía, probablemente lo podía sentir. Y doña Susana... Me había amado tanto toda la vida que ahora me sentía estúpida al no sospechar nada nunca.

Emiliano... Ese era otro asunto que me pasaba frecuentemente por la mente, él aún no sabía que yo era su hermana, ni que su madre le ha mentido con su edad. Emiliano había sido mi mejor amigo toda mi vida, «es como un hermano de otros padres», pero no, realmente era mi medio hermano. Me daba escalofríos pensar que Emiliano y Toby tienen un lazo de sangre conmigo y yo creía que no teníamos nada que ver.

—Papá —dije. Él levantó sus cejas—, Emiliano no sabe nada de esto, ¿cierto?

—No, Susana no se lo ha dicho y no creo que lo haga pronto.

—Quiero que lo sepa, es lo menos que pueden hacer por mí ¿no?

Sí, lo reconozco. Eso sonó bastante manipulador, pero Emiliano estaba siendo engañado igual que Toby y yo, y el hecho de que yo sepa que está siendo engañado me hacía sentir culpable por no decírselo.

—Después del homenaje hablaremos con Susana, ¿de acuerdo? Esto es... Un poco complicado, hija.

Me lo decía como si yo no lo supiera. —Lo sé, por supuesto que lo sé.

Apenas terminé de desayunar subí a mi habitación para escoger mi ropa y tomar una ducha. Mientras lavaba mi corto cabello reflexioné lo que debía decir en el homenaje y seguía sin saberlo. Me preocupaba que yo, una de las personas más obsesivas que existen, iba a improvisar.

Al terminar de vestirme me miré al espejo, la blusa que estaba usando no era mi favorita, pero la usé la última vez que todos fuimos juntos al cine, ese día nos reímos hasta que nos dolió el estómago y se nos acalambraron las mejillas, por supuesto Lucas fue el responsable de eso.

La vibración de mi teléfono me sacó de los recuerdos, revisé el mensaje.

De: Franco 
Para: Julia M.

Estoy afuera de tu casa.

¡¿Qué?! ¿Cómo iba a estar afuera de mi casa? Ni siquiera puede conducir aún.

Un auto comenzó a pitar desesperadamente, me sobresalté y miré por la ventana. No era el auto de Franco, pero él estaba en el asiento de atrás asomando su cabeza por la ventana, al verme me enseñó mi pluma, la que le presté ayer y dejé en su casa. Solamente me quedé viendo al auto, Franco tomó su teléfono y el mío vibró de nuevo.

De: Franco 
Para: Julia M.

¿Vas a venir o qué?

Bajé apresuradamente las escaleras, abrí la puerta y caminé hasta el auto. Al parecer era un Uber,  alcancé a ver la aplicación en su teléfono.

—¿En serio viniste hasta aquí para darme una pluma? Pudiste dármela en el homenaje —dije.

—Creí que me habías recomendado no ir.

—¿Y pretendías hacerme caso?

—Por supuesto que no, Montenegro. Nuestras vidas se basan en llevarnos la contraria ¿no?

—¿Ya te disculpaste con el Uber por hacerlo sonar la bocina como desquiciado?

El desconocido rió por lo bajo.

—Le dije que te traía serenata —mencionó Franco sonriendo.



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En el texto hay: confusion, amor-odio, rivalidad

Editado: 25.04.2021

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