CAPITULO 1

Lía Boldman

Si de algo estoy segura en esta vida es que nací para brillar eso lo sé. Tengo una ventaja que nadie más tiene, soy la hija de una de las mejores bailarinas de Francia, Yenedith Boldman. Yo no di primeros pasos, yo fui directo a dar saltos y giros. Siempre he sabido que es lo que quiero hacer con mi vida, pienso seguir los pasos de mi madre y llegar tan alto como ella o incluso mas lejos.

Hoy es el aniversario luctuoso de mamá, cuatro años desde que se fue de nuestro lado, por culpa de una enfermedad que no sabíamos que tenía. Una enfermedad que atormenta cada uno de mis días, puesto que no se si la padezco, según los médicos esta es difícil de detectar y si lo hicieran, no tiene cura, solo tratamientos que ayudan a controlar los síntomas. Quien diría que el amor por la danza no sería lo único que me dejaría mi madre, sino también la probabilidad de padecer una enfermedad que se la llevo tan joven. Vivir con esa idea es un temor acechante, que me hace querer vivir cada minuto de mi vida sin desperdiciarlo, aprovechar las oportunidades que se me presenten en el momento que se me presenten.

Desde que tengo memoria mi madre me ha inscrito a diferentes escuelas de danza, para mi bailar es tan fácil como respirar, es una de mis actividades favoritas. Es lo único que me ayudo en mi momento de oscuridad, cuando me estaba ahogando en el dolor de la perdida de mamá bailar fue lo único que me mantuvo a flote.

Veía a mamá deslizarse, dar vuelta y saltos en el aire, me parecía majestuoso así fue como inicie a bailar, apenas y podía mantener el equilibrio, pero eso no detuvo a la pequeña Lía de intentar dar saltos como ella, el primero en darse cuenta fue mi padre que pego un grito de felicidad al verme, mi madre volteo y fue a ver la cámara para capturar ese momento.

—¡Cariño, lo tengo en video! ¡La grabe! — soltó eufórica mamá antes de cargarme y dar vueltas con mi yo de nueve meses.

—Será una gran bailarina como su madre— apoyó mi padre. 

Tengo tantos recuerdos como ese junto a mamá, bailando descalzas en el jardín, ensayando coreografías en su estudio, felicitándome después de una presentación. Cosas que nos hacia tan feliz a ambas, ella no fue el tipo de madre que les dice a sus hijos "no cometas los mismos errores que yo" "se mejor" "haz lo que yo no pude hacer" y sus hijos crecen con la necesidad de probar algo a sus padres. Mi amor por el ballet no fue algo que mamá impuso, por el contrario, ella siempre me incentivó a hacer otras cosas, como pintar, cantar, incluso probamos varios deportes, pero yo siempre ame la danza, hasta que lo entendió y me apoyo, ser su alumna fue lo mejor que me paso en la vida, que me compartiera su experiencia y sabiduría fue increíble, puedo decir que ella me enseño todo lo que se y más, siempre me recordaba que debía superarme y dar lo mejor de mí, fue su mejor consejo, algo que tengo presente siempre. Eso fue lo que me trajo a este momento de mi vida.

—Te lo prometo, cumpliré nuestro sueño mami— digo cerrando la pequeña cámara en la que veía el video de mi primera vez bailando. Me coloco de rodilla sobre el césped beso mi mano y toco la lápida de mi madre.

Hoy es mi último día en España, me mudo a Los Ángeles California, no es Paris, pero por algo se inicia. Solo tengo una oportunidad y no puedo fallar, cuento con una cantidad de dinero que herede de mi madre, lo que considero suficiente para poder vivir bien durante este tiempo, además mi padre en son de apoyo me compró un departamento en el que me puedo quedar.

Mi limite es solo un año, si en un año no logro mi meta tendré que regresar y entrar a la universidad a estudiar una carrera que me brinde un futuro estable. Agradezco el apoyo de mi padre y que respetara mi decisión, entiendo su preocupación sobre mí, pues mi madre y yo éramos muy unidas y su muerte me afecto de una forma inimaginable.

—Cariño, no sabias que estabas aquí—. La suave voz de mi padre me saca de mis pensamientos— Vine a dejarle sus chocolates favoritos. Quería acompañarte al aeropuerto ¿Te parece?

—Por supuesto, papá— le dedico una sonrisa. Amo a mi padre, tal vez no fue la mejor manera, pero con lo de mamá ya solo me queda el. Tengo más familia sí, sin embargo, no los tratamos mucho, según lo que se la abuela al divorciarse se alejó de ellos porque no soportaba la vida que tenía con su anterior esposo. A veces la vida en la alta sociedad puede ser sofocante. Yo personalmente no conozco a muchos, solo al medio hermano de mi padre que resulta ser un hombre muy tranquilo y callado, pero amable, cualidades que comparte con mi padre y la abuela, su esposa es todo lo contrario y se podría decir que no le hace bien, además tiene dos hermosas hijas una que es unos años mayor a mí y otra que es menor, en lo personal la prefiero a ella, tiene una personalidad única que en un inicio es muy difícil de descifrar y de la que no muchos pueden disfrutar, es divertida y rara.

—Nos vamos...o ¿Necesitas un momento?— pregunto observando como se inclina a dejar los chocolates que mamá tanto amaba.  

—No creo que tenga algo más que decirle más que las cosas que ya le digo al ver su foto en la habitación—. Me dedica una sonrisa triste, el realmente amaba a su esposa, al igual que yo no estaba listo para perderla, pero él supo afrontarlo de una manera sana.

***

Empezar una nueva aventura me llena de tanta emoción, sobre todo al tratarse de esta aventura. Es algo que llevaba esperando hace tiempo, pero tenía que terminar de hacer otras cosas como graduarme del colegio y tener un poco de experiencia en el mundo adulto, papá jamás me hubiera dejado salir al mundo sin antes ir preparada.

Después de lo de mamá, saber que podría tener su misma enfermedad, papá dejo sus viajes, para mantenerse cerca de mi y estar al pendiente de mis síntomas. Esa fue la razón principal por la que durante estos últimos cuatro años he sido su niñita mimada a la que solo quiere proteger y cuidar.