Rogelio y su padre, estaban en su oficina. De repente entró una chica con un vestido supercorto.
—Hola soy Úrsula la hija de doña Gladis –exclamó la chica-, vengo de parte de Doña Berta, por si necesitan ayuda.
Rogelió se fijó en las piernas de la chica y pensó:
—¡NISIQUIERA TRAE MEDIAS! El lugar de esta chica es un bar, no una oficina de abogados.
—Necesitamos que alguien escanee estos documentos –exclamó Don Hermes.
Don Hermes le entregó unos documentos a Úrsula, esta se dirigió al escaner y empezó a escanearlos.
—Ya es hora de irme para el juicio de mi cliente –exclamó Don Hermes mientras miraba su reloj.
—Espero que no se porten mal en mi ausencia –continuó Don Hermes mientras abandonaba la oficina y le picaba el ojo a Rogelio.