Rojo.
Un día más esta escuela y juro que me volveré loca. Casie y Necron desaparecieron, nadie sabe nada o no quieren que sepamos cual es el motivo de tanto misterio.
El profesor Sakí evita darnos clases, en su lugar lo hace Luna Criller. Su asignatura es "Remedios Medicinales, nos enseña como curar una herida también a realizar remedios para gripe, tos, entre otros. Sin embargo, para mi es sumamente aburrido pasar media mañana metida entre plantas del invernadero cerca del bosque de bayas silvestres.
Seco con el dorso de mi brazo el sudor de mi frente, hoy está bastante caluroso. Todos nos quejamos porque debemos trabajar sin descanso solo por capricho de la profesora.
-Primero deben lavar las hojas – le repite a Pluto cuando no observa que las metes llenas de tierras en el tarro - ¿Qué no leyó las instrucciones señor Pluto?
-Sí, pero no entendí nada – todos intentan contener las carcajadas, aunque no es posible.
- ¡SILENCIO! – grita aventando sobre el mesón un libro – Se callan o seguirán una hora más, como castigo.
-OOOHHHH – nos quejamos en coro.
La profesora Luna Criller se pasea de un lado hacia otro viendo como trabajamos. Creo que las horas que llevamos aquí encerrados es una forma de distracción, ya que no quieren decir lo que ocurre.
- ¡Quien haya realizado mejor el líquido del remedio, se llevará un premio! – exclama y mis compañeros empiezan a esmerarse en la preparación.
No tengo otra opción que hacer lo mismo. Por ello, desojo el tallo de la planta Aloysia polystachya metiéndolas directamente en un recipiente con agua. El manual dice que hay que dejarlo cinco minutos en reposo. Así que procedo en aplastar las moras, picándolas en pequeños trozos y la mitad del tomate, todo junto.
Retiro las hojas del agua yendo a la enorme chimenea. Ubicada en una cabaña que es utilizada para guardar herramientas. Ahí debemos hacerla hervir hasta obtener un líquido ambarino.
Se me queman las ideas dentro de esa chimenea. Me desespero esperando que este para colarlo. Veo que Pluto mezclando con una cuchara de palo, acercándome a darle una mirada su líquido es terroso, nada que ver con lo que muestra la imagen en el libro.
- ¿Quieres matar a alguien con ese...? – la verdad no sé cómo llamarle a lo que hizo.
-Es mi mejor intento así que no te burles – me da un empujón para que no lo moleste.
- ¡Uyyy que carácter el de hoy! – exclamo porque aparenta súper fastidioso.
- ¡Piérdete cabello de fuego! – no salgo de mi asombro por su particular expresión.
Por pelear con Pluto casi dejo que se consuma en la cacerola mi producto. Sin pensar en que podría estar caliente las manijas, la tomo y al menor roce la dejo donde estaba.
- ¡Auch! – tengo las yemas de los dedos colorados y queman - ¡Maldita sea!
Agarro dos trapos que hay colgados en la pared, esta vez no cometo el mismo error. La coloco sobre una silla, voy por el colador y el frasco, todavía duelen mis dedos, pero obligadamente me aguanto.
- ¿Qué te paso? Pareces molesta y haces gestos de estar dolorida – nunca vi que Luz de Mar se acercaba.
-Tuve la mala idea de sacar esa maldita olla sin protección en mis manos – hecho un poco de agua para calmar las molestia - ¿ya terminaste tu trabajo?
-No, es muy complicado de hacer – dice – deberías pedirle a la profesora algo para las quemaduras de tus manos.
-No, de seguro ya no dolerán – con mucho cuidado tomo las cosas para terminar el fastidioso trabajo - ¿Qué le ocurre a Pluto?
-Está molesto, pero no quiere decir cuál es el motivo – pone su olla en el fogón - ¿Por qué lo preguntas? ¿también te trato mal como a mí?
-Sí, aunque lo más raro es la forma en que me trato – cuelo muy pendiente de no voltear nada en el suelo – no entiendo porque se comporta de esa manera.
-Yo menos – se para virando por la ventana – Vi a la profesora Luna hablar con Sakí, pero él...no sé cómo explicártelo – cruzada de brazos me mira – nunca nos evita cuando necesitamos ayuda. Y ahora se ve diferente.
Pienso en lo que dice, realmente ya no sabemos qué hacer para verlo sin oposiciones de su parte.
De repente, los árboles empiezan a moverse lentamente acompañado de un olor que es insoportable para nuestras fosas nasales. El sol se cubre por una neblina negra, la oscuridad se adueña del día.
- ¡YA SE ACERCAN! – Cotí grita provocando pánico en los demás. Nosotras salimos porque él se larga a correr por todo lados - ¡LA CHICA DE LA OSCURIDAD YA VIENE! – intentan controlarlo, pero no pueden.
- ¿Quién es la chica de la oscuridad? – interroga Luz apostada en el umbral de la puerta.
-La verdad, no lo sé, pero no es algo bueno – ella asiente corriendo a ver su fluido.
- ¡O no, rayos casi se evapora todo!
Mientras yo observo como tratan de contener a Cotí, que es conocido por sus predicciones del futuro. No soy una creyente en esas cosas que atemorizan a todos, sin embargo, algo anda mal.
Y ahí está de nuevo esa picazón que no me deja vivir. Pasa de ser un leve ardor, a un dolor punzante. Intento por todos los medios llegar al centro de la espalda, pero no logro alcanzar el lugar donde me pica.
- ¿Te duele algo, Rojo? – si supiera no preguntaría, aunque no puedo enojarme con ella cuando solamente trata de ayudarme.
-Mi espalda pica demasiado – digo conteniéndome para no lastimarme.
-Vamos por un remedio que te alivie esa incomodidad ¿quieres? – no hay otra opción más que ir.
Caminamos llevando los fluidos que preparamos. Con alboroto de Cotí todos olvidaron lo que teníamos que hacer.
El trayecto hasta la escuela es bastante largo así que nos entretenemos conversando.
- ¿Crees en lo que dice Cotí? Pues la verdad, yo no – sostiene con una mano el frasco y la otra la cola de su vestido – Mi papá cuenta que existe esa chica, sin embargo, nadie ha podido ver su rostro descubierto. Deberíamos ir a la biblioteca para saber más del tema ¿verdad?