Narrador Omnisciente.
Una tormenta amenaza con destruir todo lo que hay a su paso, la intermitencia del agua que cae se funde con una capa de neblina en una oscura noche.
Rojo avanza por el camino circular mirando a su alrededor, una sombra es su guía, desesperadamente intenta llegar hasta ella, pero cuanto más se acerca, más se aleja.
El repiqueteo de la lluvia hace lento sus pasos por el barro acumulado en sus pies. Cansada toma asiento en la escalera, el lugar por donde lo mire les es desconocido, aunque al mismo tiempo tiene destellos de una vida pasada.
Recuerdos borrosos agolpan su mente. Una niña llorando en el centro de un patio donde nacen rosas negras, pretende subir los escalones, sin embargo, las raíces la detienen como una estatua viviente.
Sus lágrimas se confunden con el agua que se desliza por todo su cuerpo. Hace frío, la tormenta no parece detenerse y la oscuridad de una vida que jamás volverá a ver la luz del día, se vuelven irreversible.
Lo único que le queda es aguantar mientras espera que cese la lluvia. Agachada con la quijada en sus rodillas, rodea sus piernas y sus ojos parecen ya no tener claridad. El sueño la vence, pero la extraña sensación de que algo ocurrirá la hacen mantener alerta.
La esfera brilla en lo alto de la torre, ilumina el sendero del lobo blanco que viene tapado con una manta dorada. Los ojos azules se los puede divisar a una distancia prudente.
De repente, se endereza. Aunque su cuerpo no le responde, es como si alguien la estuviera inmovilizando. Solo puede observar los movimientos del animal que la mira fijamente.
-Tranquila no te haré daño – se sienta frente a ella – lo que te diré no será nada fácil de encontrar ni muchos menos de descifrar.
- ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué es este lugar? ¿Cómo llegue aquí? – ella no aparenta tener miedo, es muy valiente.
-Son muchas preguntas para el poco tiempo que tenemos – los relámpagos son cada vez más fuertes, aumentando su carga eléctrica -. Te ayudare a descubrir lo que tanto anhela. No quiero objeción ni preguntas, lo único que te pediré es paciencia.
-Me pides algo imposible – su pelo empieza a tornarse rojizo fuego.
-No lo es, si quieres escucharme – gira para a su derecha y un par de sombras se acercan, por lo que se precipita poniéndose en sus cuatros patas – Ya no hay tiempo, ellos ya vienen por mí.
- ¿Ellos quiénes son? – hace el amague de pararse, pero no puede.
-Los Black Spirits reclaman mi alma para llevarla a su amo – una burbuja blanca los envuelve para ganar tiempo – Pon mucha atención a lo que te voy a decir, no lo repetiré porque son máximo diez minutos que tenemos dentro de esta burbuja.
- ¿Cuál es el secreto? – no deja de ver a los Black Spirits. Parecen demonios encapuchados.
-Busca a Rex, es un informante que trabaja en la Junta Lunar y en el castillo de Primavera – hace una pausa – Dile que Miurse, el lobo blanco te envía. Si te pide una prueba llévale estas flores doradas como símbolo de honestidad.
- ¿Y qué me dará él? ¿En dónde lo encuentro?
-Te entregara un manojo de llaves que abre el portal de las catorce esferas, pero debes encontrarlas antes de que Critonita lo haga. Ella ya posee una.
- ¿Cómo voy a encontrarlas sino sé nada sobre esas cosas? – sus dedos tiemblan, ya que empieza a desesperarse.
-Busca en la biblioteca o pregúntale a Sakí donde puedes encontrar el libro. Él no tiene por qué negarse si le dices mi nombre. Deberás viajar al planeta más alejado del universo para hallar a Rex, es un sitio que nadie se atreve conocer. También es conocido por el Reino de las Almas Condenadas.
-Tenlo por seguro que hallare la forma de impedir que ella cumpla su objetivo.
- ¡Ten cuidado, no subestimes a la chica de la oscuridad! – la burbuja que los cubría se deshace, gira rápidamente para irse, pero se detiene en seco para darle un consejo – La torre más alta se derrumba al atardecer del primer y el último día del calendario perteneciente a la luna cuarto menguante.
Para Rojo moverse ya no es un obstáculo, después de la pequeña luz blanquecina consumida por los Black Spirits. Respira agitadamente tragando saliva, ya no cae agua, ya no hay rayos ni truenos, las estrellas brillan en lo más alto del cielo. Ella no comprende lo que acaba de pasar, no entiende porque le ocultaron cosas que ahora le causan mucho dolor.
Siente impotencia, tristeza, amargura y otros tantos sentimientos que se mezclan con las pocas palabras que le dijo Venus y el Rey Aregon.
El sol aparece y sus rayos perturban su vista. Su ropa llena de lodo, su cuerpo sumamente cansado y el enorme castillo dorado a sus espaldas resplandece por la luminosidad.
El escudo y la fuente en la entrada llama su atención. Mueve sus piernas con cierta dificultad, agoniza de sueño, sin embargo, logra controlarse para averiguar que es, lo que hay en el interior del castillo.
El manantial de agua parece brotar de la tierra a través de caños, un caballo parado en dos patas se levanta dentro de ella. Los corros de agua cruzan por su cabeza, Rojo ladea la cabeza porque tiene la impresión que ese animal la está observando de reojo.
Le acaricia el lomo cuando, de pronto sus clinas se mueven de un lado a otro. Retrocede pisando unas pequeñas plantas que adornan el pie de la fuente, son flores doradas. Justo como las que dijo Miurse, de cuclillas se acerca para tomarlas, pero antes de que pueda hacerlo desaparecen.
- ¿Por qué este lugar es tan extraño? – habla en voz alta al notar que la planta se fue al cantero que bordea la columna del castillo.
-No son fáciles de atrapar – dice una voz que sale al abrirse las puertas del edificio hecho con madera dorada.
- ¿Quién es usted? – pregunta sorprendida por su aparición.
-Soy Tino, uno de los consejeros de la casa real – su manto blanco cubre prácticamente todo su cuerpo, en su cintura tiene un lazo dorado – Tú ¿Quién eres y de dónde vienes?