Rojo

Capítulo n°23: "Ander: morir antes de haber vivido".

Ander no comprendía el porqué de tanto misterio. Se veía a si mismo envuelto en entre la espada y la pared, queriendo averiguar, pero sin lastimarla en el intento.

- ¿Por qué no te llamo por tu nombre? – la curiosidad era más fuerte que sus ganas de no entrometerse.

-Invente un nombre porque ellos creen que yo soy su enemiga y de su planeta, no quería que me tuviera miedo.

-Ahora si comprendo – regresaban al pueblo conversando y de pronto Ander tomo su mano.

Critonita se quedó perpleja y dubitativa ante el roce de piel. Su color le parecía lo más hermoso que haya visto jamás en sus días de vida. Ella sonrió sin importarle nada.

Se dice que los enamorados son el mejor espectáculo que pueden contemplar ojos ajenos en la lejanía. Ander no se imaginaba que desde la oscuridad alguien los vigilaba por órdenes del rey.

El no dejaría que nadie distraiga a su hija de su objetivo.

El nuevo día no tardó en aparecer. Critonita se había levantado de muy buen humor, caminaba entre los pasillos sonriente y silbando, cosas que eran extrañas para los demás ya que la consideraban fría, distante y llena de tristeza.

Su corazón revivió, aunque no tardaría en regresar a su estado anterior. Se escapó del castillo rumbo a la casa de enamorado. Ellos no tenían permitido experimentar en las artes de cupido si el rey no lo autorizaba, claramente Critonita no lo tenía.

Ella sabía de los riesgos que corría y ¿De que valía la vida sino se animaba a vivir? Nada una simple vida sin emociones llena de rencores naufragando en el fondo de su corazón.

Se dio cuenta rápidamente que alguien la seguía, entonces desvió su camino escondiéndose detrás de un enorme árbol que movía sus ramas porque estaba enojado.

-No te muevas – siseo, molesta porque no le permitía ver al guardia.

-No lo hare sino te disculpas por gritarme – espeto el árbol tirando unos frutos parecidos a la frutilla, pero morados – El rey te sigue los pasos – se burló de ella.

-Roe – ese era su nombre y descendiente de Murpus – cállate.

El misterioso guardia siguió el camino de largo. Lo habría logrado engañar justo a tiempo.

Silbando y tarareando una canción continua hacia su destino. Al llegar a la casa de musgo verde su felicidad se acabó, la fachada estaba totalmente destruida y su corazón se detuvo por un momento.

Ingreso de prisa buscando a Ander, pero él no se encontraba allí. Unas lágrimas no tardaron salir de sus ojos. Por la única persona que lloro alguna vez fue por su madre y Ander, sería la segunda.

Sobre una mesa improvisada con madera dejaron una nota que vio al derrumbarse en ella. Presentía que su padre tenía algo que ver, y no se equivocó.

"¿Quieres a tu enamorado? Preséntate en el campo de combate detrás del castillo"

Tu amado rey Criptón.

Con mucha ira arrugo el pedazo de papel amarillo y lo tiro pisoteándolo. No había tiempo que perder así que se puso en marcha antes de que sea tarde.

Sin respiración llego al lugar indicado. Encerrada entre dos paredes avanzo hacia el centro del combate, las gradas estaban vacías y el silencio da miedo, sin embargo, Critonita sabe perfectamente que puede vencer a su padre o matarlo, aunque no arriesgaría la vida de Ander.

Dos guardias la escaneaban al ir acercándose. En el centro del recinto sus pies se toparon con la arena, el sitio era utilizado para luchar en festividades por órdenes del rey, que muchas veces implico la muerte de algunos sin temblarle un dedo.

-Vaya, vaya, vaya la eterna enamorada – se burló uno mostrando una sonrisa de suficiencia, habían logrado su cometido – El rey estará furioso contigo para hacerte venir y tener a tu enamorado prisionero.

-No le tengo miedo al rey – respondió y ellos no se sorprendieron porque la conocían – Si Ander muere todos morirán, de eso si pueden estar seguros.

Ellos se quedaron mudos ante la inminente amenaza. Una de las puertas con barrotes salieron el rey, el príncipe Raco demasiado contento y Ander con cadenas en pies y manos acompañado por otros dos guardias.

El rey estaba furioso lo demostraba su expresión de repulsión. Raco evitaba mirarla a los ojos ya que ella guarda un secreto que puede destruir su vida y la del reino, solo se limita a observar. Critonita quieta y tranquila esperaba que su padre dijera algo.

- ¡Que decepción, Crotonita! – exclamo el rey – Tu, la futura heredera de este trono se atrevió a conquistar un hibrido que.... – pensaba en silencio – enamorarse es una distracción, por lo tanto, no permitiré que arruines mi misión.

-Eso no lo decides tu – el rey se quedó petrificado porque sabía lo que significaba que su hija se revelara – Si quieres que sea parte de esa maldita misión dejaras a Ander en paz – siseo entre dientes acabando con su paciencia.

- ¿Y si no quiero? – el rey la desafío – No estás en condiciones de exigir nada, princesa.

-Pues tu solo buscaras esas esferas porque sin mis poderes no eras nada ni nadie.

La furia del rey iba en aumento. Ella es lo único que no puede controlar y sus poderes dan miedo, pero él parecía meditarlo. La tensión se podía respirar, Ander casi desfigurado quería decir algo, aunque no podía por el corte que sus labios tenían. En Raco las ganas de querer huir era inevitable, pensó en escapar con esa mujer que lo tiene atrapado, sin embargo, nadie los dejaría vivir en otro lugar porque son oscuros, y ellos no tienen cabida en otro lugar más que en su planeta.

El tiempo se congelo en esa eterna mirada, los dos enamorados se miraron tanto que la tristeza ahogaba sus gargantas suplicando por oxígeno. Ander la miro con los ojos hinchados por los golpes y ella se sintió tan culpable que ya nada era posible entre ellos. Debería dejarlo ir para que sobreviva ante la crueldad de un rey.

-Ya saben que hacer – ordeno el rey saliendo del circulo dejando todo en manos de sus guardias.




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