Pasado.
Ya han pasado varios días desde que el príncipe Mejías Primero está visitando el cosmos azul. Planean el mejor ataque, muchos de esos enemigos se desesperan por asesinar al rey Neptuno.
--Dime, príncipe ¿Por qué tanto odio con tu hermano si siempre fueron los mejores guerreros? – cuestiono el rey Polen. – Tu nunca peleaste con tu hermano, combatían hombro con hombro, pero esa mujer apareció para romper una unión difícil de ignorar.
A Mejías lo tomo por sorpresa su pregunta. Paseaba por los corredores estrechos hasta detenerse a mirar desde la torre más alta la ciudad en movimiento. El castillo de un tono arena es la única edificación sin sufrir daños que permanece intacta.
--Todo cambia mi querido amigo Polen. Hasta las cosas más insignificante se moldea para ver lo que tú quieres, es como estar ciego frente a las oportunidades. Alejarme de mi hermano me ha ayudado a ver la realidad, donde yo jamás sería un rey.
--¿Qué hay de esa bella dama? No es solamente estar ciego, algo cambio y discúlpame, pero no creo que eso odio haya nacido de la nada.
--¿Quién dijo que lo odio? – el rey polen suelta una risotada rodeándolo para acomodarse en su lado y admirar la vista.
--¿Ahhh no? Tal vez sea rencor por obtener lo que tú nunca podrás tener.
El príncipe, aunque quería mantenerse sereno sus palabras estaban tocando una fibra demasiado sensible para su gusto.
--Marte, es una bellísima dama que enloquecería a cualquier hombre del universo. – dijo frente a la atenta mirada y risa burlona de Polen. – Pero su ambición la llevo a elegir al equivocado.
--Lo dudo mucho, amigo mío. – le palmeo la espalda y ese gesto no le gusto para nada. Tenso su mandíbula dispuesto a responderle, sin embargo, se detuvo justo a tiempo. – Según he oído por ahí, es una mujer fuerte de carácter y enamorada, no puedes competir con eso tampoco si ya tiene dos herederas al trono ¿Qué ganaría ella traicionando a su esposo?
Sus conclusiones no le agradaban y lo hacían enfurecer. Mejías solamente buscaba ensuciar el nombre de su hermano y esposa, pero el rey Polen intentaba desestabilizarlo. Quería comprobar que tan leal podía ser su aliado.
--Matarlo para tomar el trono. Marte busca ser la reina de Loto y ese lugar es mío, por derecho. Neptuno ya me lo arrebato una vez, ella no se quedará con algo que no es suyo.
--Pues convéncete a ti mismo, primero porque son puras calumnias las que argumentas. – su mirada cargada de una rabia y envidia contenida observaban al rey, a lo que respondió. – Igual te seguiré apoyando tengo un asunto pendiente con Antón, estoy dispuesto hasta las últimas consecuencias para vengarme de él.
--Se puede saber ¿Qué te hizo? – interrogo.
--Por el momento confórmate con saber de su muerte segura si me lo entregas personalmente y vivo. Cortare su cabeza y la expondré en la plaza.
Con eso se retiró dispuesto y ansioso por tener una venganza movida por la ambición de un príncipe traidor a su corona.
Mejías se quedó pensativo por varios segundos hasta que se oyeron pasos por el corredor. Podía imaginarse de quien se trataba. Adén ya quería irse no soportaba estar en el cosmos azul sin una pizca de magia.
Se sentía inútil, además de que lo vigilaban todo el tiempo.
--Príncipe – hizo una reverencia – ¿Cuándo regresaremos a nuestro hogar?
Le llamaba hogar a una cueva oscura y fría en una zona desdichada para los traidores. Sus ojos negros se encontraron con unos verdes lleno de misterio y dolor, una pena lo aquejaba y le pesaba en el pecho. Se tragó el llanto para contestarle al brujo.
--Debemos esperar hasta que Polen reúna a los demás y ubiquemos los puntos débiles de Loto. Hay que ser precisos para no cometer errores.
--No me agrada este lugar, a parte no puedo usar mi magia y todo el tiempo estoy siendo asediado por miradas asesinas, deberíamos irnos ya.
--Aun no y no necesitas tu magia, Polen me aseguro que nada malo te pasaría.
Eso no dejo tranquilo al hechicero, pero no había manera de que no desconfiara de los diamantes azules. Todos son asesinos, traidores y condenados al exilio no le sorprendería una revuelta en su contra.
El rey Polen se encontraba en la sala del trono conversando con el rey Sol. Tillon, jefe de los Caranchos, designación para las personas consideradas asesinos o cometieron un delito grave para ser expulsados de su planeta, poseía en sus manos un mapa de Loto. Regalo de Mejías para concordar en el ataque sorpresa a su hermano.
--El príncipe tiene un motivo oculto para atacar Loto. No puedo deducir que es, llama a Sadius. – ordeno a su siervo, Lubi – Pídele que venga a mí.
--¿Crees que sea una mentira eso de querer vengarse para obtener el trono? – pregunto el rey Sol vistiendo una túnica amarilla con un lazo en su ombligo teniendo la manía de ajustárselo cada nada al hablar.
--Justamente eso pienso. Temo ser engañado y ser utilizado para ir contra su hermano, aunque aquí todos tenemos motivos.
--Mis hombres están ansiosos por la batalla. Quieren un día especifico de cuando irán a Loto por la cabeza de Neptuno. – aporto Tillon con su traje negro con dos aves, una en cada hombro.
Parecían ser vigilante al servicio de su dueño. Siempre estaba al tanto de todo sin moverse de su sitio.
--Presionare para que sea en dos días, no más. Yo también estoy ansioso por ver cara a cara a Antón, juro que no tendré piedad con él. – mascullo apretando un trozo de papel en su mano.
La reunión continua sin la presencia de Mejías, pero lograron divisar los puntos sensibles del planeta. El príncipe sentía que no sería suficiente con los Carachos para atacar y ya tenía en su mente a otra posible aliada, pero lo mantendría en secreto hasta su regreso.