Rojo & Negro

34 - Detalles

SAVANAH

 

Los días restantes de la semana habían pasado como un borrón frente a mí. Después de haber tenido aquella charla con Demian, se había asentado una extraña paz que desde hace un largo tiempo no sentía. Había hablado con mi madre y mi hermanita para darles la buena noticia, teníamos el dinero para pagar la deuda en la clínica y era todo lo que importaba. Habían estado muy preocupadas con el origen de aquella cantidad exagerada de dinero, pero me abstuve y preferí no mencionarles nada sobre el tema. Era un trato que prefería mantener en privado.

No era porque me sintiera avergonzada, todos en algún momento de la vida hemos tenido que pedir ayuda económica para poder solventar diferentes circunstancias que se presentan, era más por el hecho de que no quería que se involucraran o buscaran forma de ayudar a pagar ese préstamo. Por ahora, me interesaba que centraran su atención en atender a papá.

Axel y Megan habían sido mis ángeles de la guarda. Habían estado muy al pendiente de la situación y habían decidido encargarse de los gastos básicos como comida y servicios de manera que yo pudiese reunir dinero, de lo que pronto serían dos trabajos, y pagarle a Demian.

Demian Holst, simplemente había sido como la luz al final del túnel en el que se había convertido mi vida. No había forma exacta de expresar el agradecimiento que sentía en cada una de las ocasiones que lo había visto en las áreas del hotel. Muy dentro de mí quería correr y abrazarlo nuevamente por el acto desinteresado. Aun después de todos los encuentros desagradables que mi mente optaba por olvidar, no podía dejar de verlo de una forma completamente diferente, más humano y menos inalcanzable. Como si la brecha que había estado abierta constantemente entre nosotros, simplemente se hubiese estrechado y hubiese dado paso a una interacción sin hostilidad que me dejaba en un estado de alerta constante esperando algo más.

***

Para el día jueves en la tarde, había quedado en reunirme en la academia de Pole Dance con Lyss. Megan había decidido quedarse en casa debido al cansancio por el contrario de Axel que quería inscribirse para entrenar algunos días mientras seguía con la búsqueda de trabajo en la zona.

- Entonces… esta es la academia.

- Sí – respondí encogiéndome de hombros – es muy diferente a la que tenemos en Michigan, pero es agradable.
 

- Luce muy diferente a la nuestra – comentó Axell mirando la fachada con atención – aun así, le veo el encanto.

Axel pasó por todo el proceso de inscripción con la recepcionista, mientras yo me acercaba a la sala que había reservado Lyss para nosotros. Ella desconocía que había traído a Axel conmigo, pero no creo que hubiese problema. A fin de cuentas él era un bailarín igual que yo. Le hice señas a mi amigo para que me acompañara hasta entrar y encontrarnos con que mi nueva jefa ya estaba esperando.

- Buenas tardes, Savanah – saludó con una sonrisa radiante mientras veía con curiosidad a mi amigo con clara señal de reconocimiento.

- ¿Cómo estás, Lyss? ¿Recuerdas a mi amigo, Axel?

- Muy feliz de que me hubieses contactado – confesó con claro alivio – Sí, lo recuerdo bien. ¿Vienes a bailar?

- Sí, vengo a ejercitarme un poco. – soltó Axel con simpleza.

- Interesante… - Lyss posó su atención en mí nuevamente y mientras comenzaba a estirarse hablaba – Estoy encantada con el hecho de que hayas aceptado mi propuesta. Sinceramente, no dudé en que lo harías. Te vi muy emocionada aquella noche viendo a mis bailarinas…

- Debo confesar que sentí envidia. Por un momento quise ser yo quien estuviese bailando allí, con ellas – confesé estirándome mientras Axel hacía un calentamiento por su cuenta en un lugar apartado del salón.

- Te entiendo totalmente. Todas las noches fluye a través de mí ese mismo sentimiento – aceptó con una sonrisita que la hacía ver mucho más juvenil y risueña, muy diferente al porte elegante y recatado que dejaba entrever.

Con esa misma elegancia se posó al lado de uno de los tubos y un con ademán, trepó dejándome congelada en mi lugar. Era muy ágil y flexible. Realizaba los cambios y movimientos con una soltura envidiable, casi como si no le costara trabajo alguno. Hasta el más profesional y experimentando habría sudado a mares haciendo lo que ella hacía. Reconocí muchas de las poses que realizaba mientras la miraba con detenimiento. Axel se había situado a mi lado con el mismo gesto sorprendido que fue roto cuando Lyss dio un último giro y bajó del tubo en una perfecta parada de manos. Dioses, yo quiero ser como ella cuando sea grande.

Axel comenzó a aplaudirle causando que ella se sonrojara como una niña tímida. Era muy extraño el cambio entre la persona en el tubo y la que tenía en frente.

- Entonces Savanah, vinimos a hablar de trabajo.

- Eh…sí… sí, trabajo – respondí confundida con el cambio.

- Por lo general, abrimos el bar todos los días. Pero el show con los bailarines son desde los días miércoles hasta los domingos.

- Entiendo. – mencioné mientras veía como en el fondo de la sala, Axel comenzaba sus maniobras que requerían un esfuerzo mayor a las que normalmente yo realizaba.

- En tu caso como sé que tienes un trabajo durante el día. Podrás presentarte desde el viernes – señaló. – Cuando se planifican presentaciones en conjunto se mandan a confeccionar los vestuarios con anterioridad o se trabaja con lo que tenemos en los camerinos. Debes comprar conjuntos con los que te vas a presentar en los privados, pueden ser babydolls, shorts, vestidos, corsés o enterizos en materiales como seda, encaje o cualquier otro con el que te sientas cómoda, siempre y cuando sean elegantes y te veas femenina. Sé que estas familiarizada con tu cuerpo y sabrás hacer buenas elecciones de vestuario.

- ¿Puedo usar una peluca? – pregunté con curiosidad. – No quiero que me reconozcan con facilidad y más tomando en cuenta que vivimos cerca de la zona del bar.




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