Rojo & Negro

35 - De compras

     Cuando llegó la hora de salida del día viernes, había jugueteado más de un par de decenas de veces con mi cabello y había estado cerca de comer parte de mis uñas a raíz del nerviosismo que sentía. Estaba segura que tomar el trabajo en el bar de Lyss había sido una buena idea, pero aun así sentía incertidumbre sobre cómo sería la experiencia a lo largo de la noche. Axel se había congelado en el momento que le mencioné que tenía trabajo en el mismo bar, aunque no estábamos seguros de qué función cumpliría, si haría de barman, camarero o bailarín. Era todo un misterio. Habíamos decidido encontrarnos para ir de compras rápidamente, tenía que comprar lo que usaría esta noche. Algo que me hiciera lucir sensual pero a la vez elegante, sin rozar lo vulgar.

    Pedí un taxi a las afueras del hotel que me llevó hasta la entrada de Canal Place, un centro comercial ubicado en una zona muy bonita a unas pocas calles del río Misisipi. Cuando recorrimos la corta distancia, pagué y me bajé del auto, recorrí el área con la mirada hasta que localicé a mi amigo. Estaba parado en una de las entradas de la hermosa construcción. El centro comercial tenía una fachada enteramente de cristal por el que se podía ver el interior, desde las afueras podía notar la gran cantidad de tiendas que habían en los diferentes pisos.

- Por fin llegas – comentó Axel con una mueca exagerada dándome un abrazo – pensé que tendría que esperar una eternidad bajo este sol infernal.

- No seas dramático, esperaste unos pocos minutos…

- Fueron los 5 minutos más largos de mi vida – espetó manteniendo el gesto dramático, bien podría trabajar en esos dramas que pasaban por las noches en la televisión - ¿Pensaste qué quieres comprar? Estuve investigando y hay un par de tiendas de lencería que podemos visitar.

- No. Realmente no se me ocurrió nada, algo llamará mi atención cuando estemos dentro de alguna de ellas… vamos.

     Me tomó de la mano haciéndome seguirlo a través de las pocas personas que caminaban por los pasillos iluminados, de un momento a otro estuvimos rodeados de tiendas. No estaba del todo segura por cual comenzar, así que entramos en la primera que señaló Axel. Era uno de estos establecimientos donde la decoración y las paredes eran de diferentes tonos de blanco y rosa. En cada lugar donde posaba la mirada habían conjuntos, brasieres, braguitas, corsets, ligueros y un sin fin de otras prendas que, difícilmente, reconocería.

- Dioses… No sé dónde comenzar – comenté.

- Empecemos por un color – indicó Axel encantado, secretamente era fanático de las compras en Michigan él era quien me acompañaba y ayudaba con mi indecisión con lo que sea que quisiera comprar en ese momento – creo que debemos alejarnos del color rosa y blanco. No queremos dar entender que eres una chica inocente o pura.

- Imbécil – dije siguiéndolo por uno de los pasillos donde se veían prendas de colores  oscuros - ¡Axel, mira este! Está hermoso.

     Levanté un conjunto de encaje color vinotinto. Tenía un par de tiras cruzadas como decoración del brasiere y unas braguitas muy pequeñas con liguero. Ambas piezas eran muy transparentes y no dejaban nada para la imaginación.

- No estoy seguro de si quieres darles un show o matar a los clientes con una erección inmediata.

- ¡Axel!

- ¿Qué? – preguntó con una sonrisa socarrona – Es la verdad... Llévalo, me gusta.

     Se detuvo en el área donde los conjuntos constaban de un corset y bragas tipo bikini, inmediatamente escogió uno y lo puso en mis manos sin pedir opinión. Tomó un vestido vaporoso y transparente muy corto negro, un par de medias panties y esperó a que yo escogiera varias braguitas que se asemejaban a un short con sus brasieres a juego. Cuando estuvimos complacidos con lo que llevábamos pagué en caja, gracias tarjeta de crédito y salimos a buscar una zapatería.

     Había un sinfín de tiendas de este tipo, pero muy pocas vendían los zapatos que quería y necesitaba. Las plataformas que usábamos para bailar por lo general no eran muy comunes ya que no son de uso diario, no estoy segura de sí una mujer en su día a día esté preparada para caminar con un tacón de más de diez centímetros y con una plataforma que a más de una causaría vértigo. Y yo no era la excepción. En ocasiones optaba por bailar descalza ya que era, por mucho, más cómodo pero corría el riesgo de lesionarme cosa que tampoco era divertida.

    Seguimos caminando y aprovechamos de hacer una parada rápida en una tienda de productos de belleza, opté por comprar unas extensiones y Axel me sugirió que comprar una especie de pintura en aerosol temporal. Cuando salimos de allí logramos visualizar una tienda que de lejos, se veía muy ostentosa y llena de zapatos de varias alturas y muy coloridos.
 

- ¿Te puedo hacer una pregunta? – cuestionó Axel con la mirada aun fija en las personas que pasaban a nuestro lado.

- Ya la estás haciendo… - dije curiosa – pero dime ¿Qué pasa?

- ¿Qué se trae mi hermana con ese jefe suyo? Aquel que conoció en el bar.

- Bueno… No sabría qué decirte al respecto – comenté haciendo memoria de cómo los había visto los últimos meses – pero creo que es como un secreto que comparten ambos y que de cierta forma, no pueden evitar reflejarlo cada vez que están juntos en el mismo lugar. A veces pareciera que quisieran arrancarse la ropa el uno al otro y en otras ocasiones, Megan se ve como si quisiese huir hasta otro continente. No se… son un par bastante entretenido.




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