Rompiendo Esquemas (fanfic Eric Nam) [contenido sensible]

XIII - ¿Cuál es mi tipo?

La pregunta le tomó a Irene fuera de juego y sintió la acuciante mirada de todos ellos centrados en ella, incluso de Eric. Sonrió cohibida mientras revisaba mentalmente a todos sus novios desde el primero a sus quince años. Tenían poco en común: le hacían reír y eran más altos que ella, aunque eso era sencillo dado que ella medía tan sólo un metro sesenta.

Sin embargo, cada uno de ellos era completamente diferente entre ellos. Su primer novio lo tuvo con quince años, Fran era un maravilloso madrileño moreno de ojos verdes loco por los motores. Fueron dos años de aprendizaje, formación personal y profundización hormonal adolescente.

Luego a los dieciocho salió con un chico dos años mayor que ella y de origen andaluz con un humor brillante. Miguel era castaño y de ojos caoba y estudiante de derecho, duraron un año y medio. A los veintiuno conoció a Iker, un estudiante de criminología con un gran e inteligente humor negro. El hombre era pelirrojo con ojos grises, Irene lo recordaba con especial cariño porque le había enseñado a chapurrear en vasco.

Por último, estaba Samuel que también la hacía reír aunque no tenía un humor muy rebuscado sino más natural e igual de brillante que el de los demás. De repente, la imagen de Eric bromeando con ella momentos antes acudió a su cabeza y sin querer su sonrisa salió a relucir. "¿Por qué pienso en eso ahora? Él no es mi novio, ni una opción de ningún modo. ¿Tengo un tipo acaso? No, no lo creo."

- No tengo un tipo específico.

- Pero algo tendrán en común, ¿no? - Adujo Krestina con cara de desconfianza.

- Cierto, Irene - asintió Lily pensativa. - El patrón en hombres y mujeres aunque no es exacto, suele tener alguna relación por muy pequeña que sea.

- Sé de lo que habláis - se defendió Irene con la mirada perdida en la barra y mordiéndose el labio inferior. - Bueno, todos eran más altos que yo, cosa sencilla porque soy enana.

- ¿Y? - Preguntó Krestina impaciente, sabedora de que se estaba guardando más detalles.

- Odio a los "chicos malos", ya os podéis hacer una idea de a qué me refiero.

- Vale, pues con eso basta. Es un patrón ya, por pequeño que parezca.

- La verdad es que no entiendo esa estupidez de fantasear con un chico que no hace sino ningunearte y maltratarte psíquicamente o, incluso, juega contigo y tus sentimientos como un verdadero cabrón. Lo he leído miles de veces en novelas románticas y sigo sin entenderlo. - Se explicó ella.

- Personalmente, pienso que es algo de morbo "juvenil", Irene.

Se rió Marguerite mientras marcaba las dichosas comillas como Irene había hecho alguna vez frente a ella. El gesto le hizo reírse con ella y sin percatarse, se volvió a morder el labio inferior. Negó con la cabeza y les señaló:

- Dejad de tratar de arreglar mi vida amorosa, no necesito más psicoterapeutas ni más consejos. Estoy ocupada con mis tres trabajos y mi poco tiempo libre está ocupado...

- Oh, ¡es cierto! - Krestina dio una palmada mientras ella se alejaba. - Samuel, su ex, ha vuelto a su vida.

- Espera, espera... - Dijo Lily con los ojos bien abiertos y sorpresa en la voz. - ¿Samuel, Samuel Worthington? ¿El heredero de la Fundación Worthington y del bufete Worthington & Douglas?

- Ese mismo, el ex de Irene, le pidió una nueva oportunidad... Ya conocéis cómo es ella, están saliendo de nuevo.

- ¡Eso es una buena noticia, Irene! - Ella se volvió hacia Lily y sonrió sin mucha confianza, con el remordimiento de habérselo contado a Krestina.

- Bueno... Es sólo una noticia de momento.

- Ey, no suenas muy alegre. - Remarcó Marguerite.

- Siendo sincera, me tiene algo sorprendida. No esperaba que me pidiese tal cosa tras tanto tiempo separados pero también soy consciente de que fui yo quien le dejó y de que durante meses me sentía extraña hacia él. Aún trato de descifrar qué cambió en mi sentir para dejarle así que he aceptado su oferta. - Hizo una pausa y regresó junto a ellas, al otro lado de la barra, para contarles lejos de oídos indiscretos. - Mi amiga, que no tiene muy buena opinión de él, me dijo que la aceptara con una condición por la que yo puedo salir con cualquier otro hombre que me interese de mientras. Por lo que no puede hacer ningún avance sobre mí, ni yo tampoco.

- Uh, ¿entonces son sólo citas?

- Y trabajo, Irene trabaja con él en la empresa que ha montado por su cuenta.

- Eso lo hace aún más extraño todo, entiendo por qué quieres tomarlo con calma.

- La cuestión es que ese asiático puso el otro día su ojo sobre Irene y no se molestó en disimularlo. Creo que él va a acabar pidiéndole salir algún día pero Irene, que es cabezota como ella sola, se va a resistir como hoy a hecho a responderle en español.

- ¿Es él el pretendiente del que hablamos el otro día?

Krestina asintió y Lily le miró con disimulo, antes de tomar el vestido e irse a esa mesa ante el asombro de Irene y las otras dos. Irene le dio un golpe en el brazo a Krestina y le dedicó una mala mirada. Su encargada sólo se rió sin disimulo y fijó su vista de vuelta en Lily.




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