Rompiendo Esquemas (fanfic Eric Nam) [contenido sensible]

XLIV - Cuando la soledad se nota [D]

Una mano se posó con suavidad sobre su hombro llamando su atención, giró el rostro hacia allí y se topó con la mirada amigable y sincera de Britt. Llevaban todo el evento cruzándose desde que ella y Eddie habían estado bromeando con Eric, iba cargada con una pequeña caja de color madera llena al parecer. Se sentó junto a ella con su mejor sonrisa y le tendió a ella la caja, invitándola a ver su contenido.

– ¿Era Britney? –La rubia negó con diversión.

– Brittany en realidad pero da igual, Irene. Mira el contenido, es una parte importante del sorteo como el disco de Eric. –Asintió y tomó entre sus manos la caja con manos temblorosas–. No te preocupes, no te va a comer.

– Vale, –bajó la mirada y comenzó a revisar el contenido de la caja con cuidado:

– Vaya, nunca había visto este tipo de cromos, ¿son de beisbol, verdad? –Buscó confirmar.

– Sí, imaginé que siendo de España no habrías visto nunca cromos de los que coleccionan los niños aquí. –Se le abrieron los ojos a tope con curiosidad y clavó su mirada en la de ella–. ¿Te gusta el beisbol?

– Ah, no, de hecho sólo conozco la NFL porque mi ex es fan. –Revisó los cromos sin fijarse en los nombres–. Y tienes razón, no había visto nada parecido. En España se coleccionan pegatinas de la liga de fútbol en cuadernillos específicos para ello, no tarjetas como estas. ¿Quién la ha cedido? Debió de costarle mucho completarla porque está completa, ¿no? –La sonrisa de Brittany se ensanchó aún más.

– Sí, está completa y para saciar tu curiosidad te diré –continuó con tono intrigante– que ha sido mi hermano el culpable de hacerla. La ha cedido por una buena causa, ¿no te parece?

– Me lo parece, ¿dónde has dejado a Eddie? Siempre que os veo juntos siento que es como tu mellizo, inseparable de ti.

– Ouch, eso duele, –fingió que le dolía– le he dejado ayudando a Momma Nam con la excusa de ir por esto a su coche. –Le guiñó el ojo y señaló hacia Eric y Brian que colaboraban con su padre–. Te prometo que nunca le había visto tan feliz como cuando estás alrededor, quiero decir que siempre es feliz pero contigo a su lado hay un brillo especial en su mirada.

– No hablas en serio, Britt, ¿cómo puede ser posible si apenas nos conocemos?

– Bueno, yo llevo ya más de cinco años con el mismo hombre así que algo sabré de brillos especiales, ¿o no? –Ella asintió bajando la vista hasta la caja que seguía sobre sus rodillas.

– Supongo.

– No he visto a Eric con ninguna chica en el pasado pero sí le he visto tontear, ya conoces cómo se pasa todo el rato tonteando con todos y alguna vez ha flirteado frente a mí con alguna. –Se paró y susurró–: Me estoy yendo del carril, lo siento, yo me refiero a que contigo parece muy serio con el flirteo, como si no quisiera que pudieras considerar que es un picaflor o que no va en serio, ya me entiendes.

– No estoy tan segura si te digo la verdad, Britt, a mí me resulta igual cuando tontea con otras que cuando lo hace conmigo…

– Oh, bueno, entonces ¿puedo preguntarte algo? –Ella asintió y la rubia miró de nuevo hacia los tres para después volverse y saludar a Eddie con parsimonia–. ¿Qué es lo que más extrañas de él cuando no estáis en contacto? No hace falta que me contestes, en mi caso extraño esa tonta manía que tiene Eddie de ser demasiado creído y a la vez ser el hombre más adorable que existe a mi alrededor. –Ella observó la espalda de Eric y sin siquiera saber lo que hacía de su boca salió su respuesta.

– Su humor y su sonrisa infantil, Eric siempre tiene esa forma de tornar un momento triste o en que estoy agotada a un clima mucho más luminoso y divertido con ese tonteo. A veces creo que me lee la mente porque detecta mi estado de ánimo con sólo una palabra y se esfuerza en que me ría sin importar quedarse él en ridículo.

– Te diré algo por mucho tonteo que te muestre, los hermanos Nam y especialmente Eric son de lo más serios con las mujeres por lo que he visto y Momma Nam me ha contado así que deja que ocurra lo que tenga que ocurrir. Ese es mi consejo, Irene, –la miró a los ojos con sinceridad– y si alguna vez decides que él es el hombre que quieres para tu vida, agárralo y no lo dejes escapar sin importarte su carrera porque si es una cuarta parte de lo que Eddie es conmigo, y yo no lo dudo; él no te fallará.

Brittany le sonrió tomando la caja de nuevo entre sus manos y sin esperar mucho más se marchó directa hacia Momma Nam y su novio, quien la rodeó por la cintura y le quitó la caja de entre las manos para dejarla en la mesa. Ella, en cambio, se quedó allí sentada pensando en lo que le había dicho por Brittany con la mirada extraviada. No supo cuánto tiempo pasó así sólo que se sintió observada y cuando miró hacia allí, Eric la miraba con su sonrisa de oreja a oreja.

Se quedaron clavados unos minutos hasta que el padre de él le dijo algo y en respuesta tras asentir, él cruzó la distancia que les separaba y tiró de su mano alzándola y conduciéndola hasta donde estaba antes. Le guiñó el ojo complice para después ponerla a su lado a preparar el servicio de la barbacoa en aquella fila de unos ocho colaboradores incluidos ellos. Él servía el puré de patatas, ella los guisantes con zanahorias, Beom Jin la carne que otros dos hacían en la barbacoa y Brian lo cubría todo con salsa de carne.

La fila empezaba con  una mujer muy amigable que repartía los platos y otra que entregaba los cubiertos y las servilletas. Les sustituyeron cuando los otros colaboradores ya habían comido su primera ración para que ellos también pudieran catar aquella barbacoa. La reunión alrededor de la comida le recordó a las comidas en los campamentos de verano y las excursiones escolares.




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