Jeong Wong.
Sorprendido, asustado, pero más que nada, preocupado. No sabía a dónde acudir, ni con quien. Quería denunciar, pero tenía miedo de que al hacerlo, lo hiciera a la persona incorrecta. No tanto por no saber a qué dependencia dirigirme, porque lo sabía, más bien era caer en manos equivocadas. Es decir, en manos de la gente de Maxwell. Sin embargo, no podía echarme para atrás. Ya estaba aquí, pero aquellas palabras me desalentaron más de lo que pude imaginarme. ¿Cómo les diré a los demás que no había esperanza? Y menos, sabiendo que confiaron en mí. Baruj y Hakim han sido mis mejores amigos desde que entré a trabajar como docente. Los quería como a unos hermanos. No podía permitirme siquiera dejarlos solos. Inclusive, no podía imaginarme la difícil situación por la que están pasando después de todo lo que arriesgaron para llegar aquí, crecer y tener el lugar que hoy en día tanto en el trabajo como en el país.
—No me refiero a que no hay nada más por hacer, pero si alguno de los profesores que ya han sido deportados del país, empezará un proceso de denuncia no contra Maxwell, sino contra el College directamente, ahí si es cuando entramos nosotros.
—¿Me está diciendo que tenemos que esperar a que nos deporten para actuar? —pregunté molesto y él suspiró.
—Supongamos que usted ha sido deportado porque le filtraron un delito que usted no cometió. Usted sabe que lo hizo Maxwell, pero para nosotros como autoridad, lo hizo Niagara College. Cuando comenzamos nuestra investigación, nuestro proceso comienza en indagar primeramente con Recursos Humanos y así sucesivamente hasta dar con el responsable yéndonos a juicio. Si durante su proceso, otros profesores presentan sus respectivas denuncias nos dan más evidencia y, por lo tanto, la pauta y una mayor probabilidad de que el juez le dicte una sentencia. Además, si le sumamos que haya manera de comprobar que el personal de migración aprobó sus cartas poder, ellos también van a la cárcel porque cuando validan esos documentos, forzosamente tienen que venir con la firma del abogado de migración. Y en automático, los convierte en cómplices. Solamente te pedimos que guardes muy bien ese video porque más tarde lo vamos a necesitar. Especialmente para el caso del Director.
Leslie Belmont.
De no ser por lo que estaba sucediendo en el College, las cosas seguirían igual de incómodas con Jeong Wong, porque siendo honesta, no sabía cómo lidiar con ello. No acostumbraba a acostarme con nadie que no fuera mi pareja, mucho menos con alguien en una noche de borrachera. Me sentía mal, especialmente porque no lograba recordar nada. No obstante, debía fingir como había acordado. Parecía lo más fácil, pero no lo estaba siendo.
Ir a casa de Jeong Wong fuera del horario de trabajo me remontaba a lo sucedido una y otra vez. Siendo honesta, agradecía que íbamos todos porque de lo contrario, el ambiente se tornaría más incómodo de lo normal. Tal vez no lo demostraba, pero al haberlo experimentado por primera vez, era algo complicado para mí. En especial porque no había estado con nadie más después de Noah.
Mientras caminaba por el enorme estacionamiento del College dispuesta a entrar a otra jornada laboral, me di cuenta que yacía un enorme ruido en el interior del edificio principal. Muchos estudiantes corrían al interior del college. Algo andaba mal.
Apresuré mi pasó, pero una llamada me distrajo. Era Emm Wright.
—¡Emm, hola! ¿Cómo estás?
—¡Leslie! Hasta que me contestas. ¿Dónde estás? ¿Por qué no has llegado? —contestó desesperada.
—Justo estoy afuera del campus. ¿Qué pasó?
—Ya actuó.
—¿Cómo que ya actuó?
—¡Si, ya actuó! Acaban de despedir a Baruj y a Hakim. —empezó a llorar desesperada—Y está arrasando hasta con los asiáticos.
—¡¿Qué?! ¡¿Cómo?!
—¡Si! ¡Cómo lo oyes! Maxwell trajo a la policía. Por favor dime que no estas con Jeong y si estás dile que no entré, que no venga. ¡Por favor!
—¡Tranquila, Emm! Él no está conmigo. ¿Dónde estás? ¿Dónde están ellos?
—Estamos en el lobby principal, por favor no tardes. Esto es peor de lo que imaginamos.
Colgué. Preocupada y sin preocuparme de los tacones, corrí lo más rápido que pude para entrar al edificio. La aglomeración de gente inundaba el lobby principal. Estudiantes, docentes, administrativos y policías yacían dentro. Los estudiantes hicieron cadenas con sus manos en la entrada principal para que nadie saliera. Ningún policía ejercía presión y quien lo intentaba, los estudiantes arremetían contra él. Maxwell tenía acorralado a varias personas con cajas en sus brazos. Eran alrededor de veinte docentes. Los había despedido. Asiáticos, musulmanes y personas del medio oriente estaban preocupados y con un papel en mano que al parecer era una orden de deportación.