Junior miró detenidamente el trago humeante que Mika le había entregado.
Estaba dudando, no sabía porque, después de todo era alcohol. El alcohol humano no podía hacerle daño.
No es como si lo hubiera probado alguna vez . Tan solo era un chico y nunca se había visto interesado en ese tipo de cosas.
Las modas, encajar, ser cool, no iba con él. Alguien le había enseñado amar todas sus rarezas.
Sintió la mirada de Mika haciendo presión sobre él, incitando a qué bebiera. Decide no pensarlo más y conteniendo la respiración le da un gran trago a la copa.
Algo en Mika sacaba otro lado de él. Un lado descontrolado que no se detiene a pensar en las enseñanzas de esa voz en su cabeza que no logra reconocer.
—Ese es el espíritu, bebe todo lo que quieras — Mika se acerca de nuevo al barman y susurra algo, que por el ruido y el agobio ahora no puede entender. El barman a siente y se aparta.
— Tengo que ir a arreglar unos asuntos con unos chicos que al parecer están peleando, pero regresó enseguida. Disfruta la fiesta y no dudes en pedir más de beber o tomar comida.
Con eso, Mika se perdió entre el mar de personas.
No entendía como otros lobos se acostumbraban a esa vida. Las fiestas y las multitudes. Un mar de olores y sonidos que podrían aturdir a cualquiera.
Recordaba una vida tranquila. En uno de sus recuerdos había alguien enseñándole cómo ponerse tapones para los oídos la noche del cuatro de julio.
Nunca pensó que un pueblo sería más ruidoso que una ciudad. Y a todo eso, el recuerdo de esa persona sin rostro le hizo sentir mareado.
Bajo la mirada a la bebida y era como si se perdiera en el oscuro morado.
Decidió dejarla y buscar como despejarse. Busco un camino por dónde pasar hacia la salida lejos de todo.
Entre la multitud de cuerpos bailando y meneándose, había alguien ahí que le resultaba familiar y al mismo tiempo un extraño, un chico bailando raro. Su cuerpo aparece y se pierde una y otra vez entre la multitud, como un fantasma. La camisas a cuadros y el cabello demasiado corto.
Le estaba sonriendo, no coqueto, solo una sonrisa amable y linda.
Luego su cara se deformó hasta no ser nada más que una superficie plana.
Se estaba acercando. Como si lo mirara, lo que era raro porque no tenía ojos, ni nariz, ni boca.
Junior
Le llamo.
Junior
Esa cosa le estaba llamando.
—Noah ¿Estás bien? Te quedaste un rato mirando la nada ¿Cuánto has bebido?
—Yo...creí que...Estoy bien Mika. Solo me mareé un poco— respondió no muy convencido de que fuera verdad. Aún estaba mirando en la dirección en donde se suponía que estaba aquella figura.
—¿De verdad? ¿Es la primera vez que bebés? Ven, vamos a un lugar a qué te despejes—
Le toma de la mano para llevarlo fuera.
Detrás de la casa había un montón de autos chatarra. Al parecer un vertedero cementerio de partes de autos apilados unos a otros. Hacían contraste con la lujosa casa donde estaba la fiesta.
Mika abre uno de los autos y entran. El interior era limpio, como si fuera un fuerte que el chico acostumbra a usar.
El pequeño porche solo les daba un espacio pequeño, por lo que al entrar a los asientos sus rodillas se rozaron y a cualquier movimiento brusco le provocaba tocarse. Si los asientos de enfrente eran incómodo, no quería pensar los lugares traseros.
— Tengo más aquí ¿Quieres? — de su bolsillo sacó una cantimplora con lo que parecía ser más de ese alcohol. Le da un gran trago y la ofrece.
Junior sabía que debía negarse, ya le había hecho mal, más la influencia de esa mirada felina puesta en él le presionó. Sin detenerse a pensarlo de nuevo tomó la botella y le dio un largo trago.
— Así que... Chico de ciudad. Déjame analizar todo de nuevo. Lo siento. No entiendo como alguien deja la ciudad para venir aquí y bueno, que tú padre sea Derek Hale también es sorpresivo.
Frunce el ceño. Sabía lo conocido que podía ser su padre y los Hale, pero era extraña la saña con la que Mika se forzaba a sacar el tema.
—No hay nada extraordinario. Simplemente vine a vivir con mi papá —Se encoge de hombros. — ¿Y porque el que sea mi padre sería sorpresivo?
Mika se tardó en responder como si buscará que palabras usar —Bueno, es que en todo el tiempo que tengo en este pueblo nunca se ha sabido de un hijo, además se presume soltero— No sabe porque eso le molestó, no con Mika, si no con su padre —¿Y que hay de tu Madre?
—¿Madre? Yo no...no tengo una madre —
Nuevamente ese sentimiento, como si se le escapara algo de su mente, algo a lo que estaba completamente aferrado.
—Así que tú padre es padre soltero.
Afirma y Junior asiente.
—Eres alguien muy interesante Noah Hale.
—La verdad es que no, no hay nada en mi —
Ríe nervioso por la cercanía que se estaba creando. Mika se estaba moviendo a su espacio personal lo suficiente para oler su colonia. No era molesta. Tiene que ser muy discreto para que no lo viera olfateando.
—Dime más de ti — sus dedos larguiruchos se posan en su rodilla y Junior tiene que tragar para contener el estremecimiento.
—Bueno yo… Tengo un segundo nombre… Nadie lo usa, pero me gusta más que el primero — trata de recordar de dónde venía ese primer nombre. Era algo relacionado con la familia, estaba seguro que era parte de su familia, pero no de los Hale.
La sensación de que algo le falta en la cabeza y el embriagante olor de Mika le causan dolor por todo su cuerpo. Tolerable, pero a fin de cuentas dolor.
—Eli, mi segundo nombre es Eli.
Mika chistó la lengua como si hubiera respondido algo molesto o no era lo que esperaba escuchar. Se provocó un silencio que el humano rompió ofreciendo un poco más de la cantimplora y Junior cree que de beber más podría desfallecer con todo lo que estaba sintiendo. Niega educadamente apartando la mano de Mika de su pecho.
— Aburrido — declaró. Junior escuchó su suspiro y vio como le dio un gran trago a la bebida.
No lo escucha tragar y antes de que pregunte si algo malo sucedía, Mika planta los labios sobre los suyos.
Los labios eran insistentes, obligándolo a abrir los suyos y tragar el contenido que guardaba su boca. Entre un beso desordenado podría sentir como el líquido bajaba por su garganta y le quemaba.
A saber si lo que estaba sintiendo era por la bebida o simplemente el encanto de Mika, quien le había robado su primer beso.
La sensación de que algo le faltaba se esfumó, todo se complementa y al mismo tiempo se descontroló. Abrió los ojos y pudo ver cómo su mano sobre el hombro de Mika comenzaba a cambiar y por instinto cerró los ojos imaginando que estos también habían cambiado.
No era propenso a perder el control. Se sentía vulnerable y cansado, a merced de quién sostenía sus labios en el cálido beso. Dolor, placer, más dolor.
La puerta tras su espalda se abre y es jalado hacia atrás alejándose de su compañero con brusquedad.
Al abrir los ojos ahí estaba. Derek Hale sosteniéndolo del cuello de la chaqueta.
Su padre.
Rápidamente ocultó sus manos tras la espalda y desvío la mirada para que Mika no pudiera verle.
—Noah tiene que irse — le informa al menor que los veía como si no entendiera que había pasado. En un momento estaban besándose y al otro era jalado por su padre, casi con los pies fuera del suelo.
— Nos vemos en la escuela Noah.
Fue lo último que escuchó decir antes de que su padre lo arrojará dentro al auto donde en el asiento de copiloto estaba su tío Peter.